Contra Franco no viv¨ªamos mejor
No ten¨ªa raz¨®n el poeta Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n con aquella feliz frase de nostalgias juveniles. No era verdad que contra Franco vivi¨¦ramos mejor. Navegar y vivir eran necesarios, y no era el mejor tiempo, ni el mejor pa¨ªs en aquellos a?os que nos toc¨® soportar el franquismo. El otro d¨ªa, d¨ªa de los libros tomando las calles, d¨ªa en que Gelman nos record¨® la necesidad de escarbar en nuestra memoria, ese d¨ªa se me apareci¨® la miseria moral y personal de aquel manipulador llamado Franco. La culpa la tuvo el historiador Paul Preston, buen gustador de la buena vida, y los buenos vinos, de la Espa?a de despu¨¦s de Franco. Le pudimos saludar en una Barcelona tomada por la sombra de Ruiz Zaf¨®n. Era de los resistentes, miembro de una brigada que lucha para que sus libros sean visibles, a pesar del imperio zaf¨®nico. Hay otros libros.
Espa?a no tuvo suerte, no vio que el peligro ten¨ªa el rostro de un africanista que no sab¨ªa si ser el Cid o Felipe II
Preston vuelve por donde sol¨ªa, corta otro traje perfecto para que recordemos las mezquindades de aquel tipo peque?o, obsesivo y falso patriota. Un mal espa?ol. Ambicioso de poder y de dinero. Fantoche que se crey¨® emperador. Dej¨® el pa¨ªs en la ruina, y en su ambici¨®n, en sus sue?os de grandeza, se imaginaba gobernando un nuevo imperio. Ya lo dec¨ªa su aliado Sanjurjo -?otra joya hist¨®rica!-, que "Franquito es un cuquito que va a lo suyito".
Leyendo a Preston volvemos a pensar en la suerte, la mala suerte. Espa?a no tuvo suerte, no vio que el peligro ten¨ªa el rostro de un africanista que no sab¨ªa si ser el Cid o Felipe II. Lo malo es que consigui¨® ser Franco.
Su hermano Ram¨®n, h¨¦roe de la aviaci¨®n, republicano y mas¨®n, nada franquista y tan anticlerical que, ante los incendios anarquistas de algunas iglesias, dijo: "Contemplo con gozo aquellas llamas magn¨ªficas como la expresi¨®n de un pueblo que quiere liberarse del oscurantismo liberal". Con los Franco no hab¨ªa t¨¦rmino medio. O te fusilaban por mas¨®n, por no ir a misa o por ser infiel en el matrimonio. O te quemaban si llevabas sotana. No son las ¨²nicas declaraciones del hermano Ram¨®n que debieron alertar al manipulador enmascarado en salvador de patrias. Cuando lleg¨® la Rep¨²blica, un africanista, Guarner, le pregunt¨® a Ram¨®n por lo que pensaba Francisco del nuevo r¨¦gimen: "Mira, Guarner: Paco, por ambici¨®n ser¨ªa capaz de asesinar a nuestra madre, y por presunci¨®n matar¨ªa a nuestro padre".
Con mi antifranquismo renovado, me acerco hasta Boadas, brindo con Quim Monz¨® por habernos salvado de aquella plaga de cretinos que creyeron que Franco era justo y necesario. Lo imagino como un personaje de Monz¨®: ese se?or tan serio que en el geri¨¢trico se pinta las u?as, se pone tacones y da color a sus labios. ?Qu¨¦ hubiera pasado si Franco hubiera sacado su m¨¢scara femenina? Franco ese hombre, ese gay. -
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