Vietnam sacia el hambre de arroz
Tras reducir las exportaciones, el pa¨ªs del sureste asi¨¢tico responde a la escasez mundial del cereal impulsando una tercera cosecha en el Mekong
Nada m¨¢s pisar suelo de Vietnam se comprende la importancia que el arroz tiene en este pa¨ªs. Da la impresi¨®n de que ni un metro cuadrado de tierra escapa al monocultivo, incluso el escaso espacio que queda libre entre las numerosas vallas publicitarias que jalonan la ruta entre el aeropuerto de Hanoi y el centro de la ciudad. Vietnam, segundo exportador del mundo hasta que la crisis de escasez le forz¨® a reducir dr¨¢sticamente las ventas, no quiere que se le se?ale como culpable de las revueltas del hambre. Para poner m¨¢s arroz en el mercado, el Gobierno est¨¢ impulsando el cultivo de 300.000 hect¨¢reas m¨¢s para obtener una tercera cosecha en el fecundo delta del Mekong.
El 60% de la producci¨®n vietnamita de arroz procede de la desembocadura del segundo r¨ªo de Asia, en una parte de la cual ya se obtienen actualmente tres cosechas.
Hanoi, que est¨¢ multiplicando su presencia en los foros internacionales, anunci¨® el 28 de marzo que en 2008 reducir¨¢ las exportaciones de arroz en casi una cuarta parte. Su decisi¨®n no hizo m¨¢s que empeorar el ya revuelto mercado mundial.
Para calmar la tormenta desatada, el Gobierno est¨¢ dispuesto a ayudar a los cultivadores con distintas medidas, entre ellas, mayores controles sobre los fertilizantes, que frecuentemente est¨¢n en manos de mafias que los adulteran. La rapidez con que se desarrolla Vietnam desde que en 1986 se puso en marcha la doi moi (renovaci¨®n) ha originado, como en China, la aparici¨®n de numerosas mafias.
Pero no son s¨®lo intereses exteriores los que mueven la decisi¨®n de apostar por una tercera cosecha. Vietnam, que desde 2000 emerge como otro de los dragones asi¨¢ticos con un crecimiento econ¨®mico medio anual del 7,5%, se enfrenta a una escalada inflacionista -20% en lo que va de a?o- que puede desatar una revuelta. El Gobierno teme sobre todo el descontento en las ciudades, adonde han emigrado unos cinco millones de campesinos en busca de una vida mejor, aunque la mayor¨ªa soporta condiciones casi infrahumanas mientras se abre camino.
El 70% de los 85 millones de vietnamitas vive en el campo y muchos contemplan satisfechos c¨®mo el arroz aumenta sus ingresos. El Gobierno, sin embargo, trata de convencerles de que acaparar innecesariamente es da?ino para todos y que, a la larga, si la inflaci¨®n se dispara, ellos ser¨¢n los primeros en sufrir las consecuencias.
"El a?o pasado cobr¨¢bamos por un bol de arroz 8.000 dongs (0,33 euros) y ahora, el doble, pero ganamos menos, al haber menos clientes. No pueden pagar la comida. Nosotros no quer¨ªamos subir los precios, pero no hubo m¨¢s remedio", dice Chu Thi Bau, que regenta, junto con su hermana, un diminuto local en una de las bulliciosas callejuelas del centro de Hanoi.
Si los obreros protestan por los precios pueden arrastrar a una parte de la poblaci¨®n descontenta por el abismo entre ricos y pobres fruto de la reforma econ¨®mica. Por eso, el Gobierno quiere zanjar la cuesti¨®n del arroz con una tercera cosecha. Las dos habituales son de noviembre a marzo y de abril a julio, y los meses entre una y otra se dejan para que la tierra descanse.
Hace tres a?os que la producci¨®n, tras un espectacular crecimiento, se estanc¨® debido a un virus desconocido y al mal tiempo. En 2007 se recogieron en total 36 millones de toneladas de arroz, de las que se exportaron 4,5, y este a?o las cifras son parecidas. Por ello, Vo Tri Thanh, director de Pol¨ªtica Comercial, insiste en que en Vietnam "no hay ning¨²n problema con el abastecimiento de arroz y deben de continuarse las exportaciones".
La vida de los vietnamitas gira en torno a este cereal. Su vino m¨¢s preciado es de arroz y no hay celebraci¨®n en la que no est¨¦ presente; desayunan, sobre todo en el norte del pa¨ªs, un buen plato de fideos de arroz y comen y cenan arroz hervido, al que acompa?an con verduras, algo de pescado y a veces carne. "Yo no entiendo una comida sin arroz", comenta risue?a Van Thu Thien, una maestra de 58 a?os que hace tres que est¨¢ jubilada, ya que en Vietnam las mujeres se retiran a los 55 a?os.
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