La fijaci¨®n de menores con Internet desconcierta a padres y educadores
Los progenitores, que antes limitaban las salidas a la calle de sus hijos, ahora las fomentan - Mar Monsoriu pide que Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa trate del problema
Internet ha cambiado los h¨¢bitos de ni?os y adolescentes, y ha desconcertado a padres y educadores. Chicos que pasan horas videojugando, ni?as que chatean cuando su familia duerme... Ni cort¨¢ndoles los cables del ordenador es posible desconectarlos. Se saben lo del Wi-Fi. La consultora valenciana Mar Monsoriu lleva a?os estudiando estos profundos cambios en el mundo educativo familiar.
En su libro T¨¦cnicas de hacker para padres describe la creciente dependencia de Internet de los menores, sin que la mayor¨ªa de adultos lo sepan o les importe. "Entre los ni?os de 10 a?os el acceso a Internet puede ser casi del cien por cien. Se conectan desde sus casas, las de sus amigos o familiares, o desde el trabajo de los padres. Los ni?os son expertos en buscarse la vida para acceder a Internet", asegura Monsoriu.
Consecuencia de ese af¨¢n son los casos de que trata el Proyecto Hombre de Valencia: "Chavales que se pasan m¨¢s de 12 horas de cara a un videojuego y chicas obsesionadas por el Messenger que se levantan de madrugada para chatear cuando sus padres duermen. Estad¨ªstica en mano, hay un incremento de la adicci¨®n al ordenador, Internet, los videojuegos y el m¨®vil en menores de todo el mundo".
En sus entrevistas con ni?os, Monsoriu ha descubierto cosas tan sorprendentes como que un chico a quien otros hagan la vida imposible en la Red preferir¨¢ callarse. "Creen que los padres se pondr¨¢n hist¨¦ricos, que no van a ser capaces de resolverles el problema y lo ¨²nico que har¨¢n ser¨¢ quitarles Internet o el m¨®vil", afirma.
El ciberacoso escolar es el principal problema, por delante de la pederastia: "Un se?or de Zaragoza me explic¨® que su hijo empez¨® a no querer ir al colegio y estar triste. Por lo visto, un compa?ero de clase le insultaba brutalmente por el Messenger. ?l lo bloqueaba, pero el ciberacosador se pon¨ªa de nuevo en contacto usando los nombres de usuario de otros compa?eros".
La mensajer¨ªa instant¨¢nea es una fuente constante de sustos para los ni?os y tambi¨¦n para las madres; por ejemplo, una descubri¨® que su hijo ten¨ªa dos carpetas de contactos, una llamada Amigos y otra Desconocidos. "Es algo normal¨ªsimo", aclara Monsoriu. "El n¨²mero de contactos se asocia a la popularidad".
"La mayor¨ªa de los padres y profesores no saben qu¨¦ es una red social, ni que sus hijos cuentan su vida minuto a minuto en Twitter", dice la investigadora. La cosa tampoco mejora si los padres saben de Internet. "No se les pasa por la cabeza que su hija se desnude ante una webcam. Todos piensan: 'Mi hija, no".
Puestos a ignorar, los adultos ignoran c¨®mo castigar. Si antes se castigaba a los ni?os sin salir de casa, ahora se les castiga a irse, para que no est¨¦n ante el ordenador. Algo tambi¨¦n equivocado, seg¨²n Monsoriu: "Especialmente en chicos de m¨¢s de 13 a?os. Se ir¨¢n a un cibercaf¨¦ o locutorio o buscar¨¢n una se?al Wi-Fi desprotegida de alg¨²n vecino".
La raz¨®n de fondo de este descontrol es, seg¨²n Monsoriu, "la falta de comunicaci¨®n con sus padres y que ¨¦stos no den a sus hijos el apoyo y las directrices educativas necesarias. Algunos esperan que sus hijos se autoeduquen en el uso de la tecnolog¨ªa. Tambi¨¦n, en algunos casos, a los profesores les falta formaci¨®n. La net-etiqueta deber¨ªa formar parte de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa".
MONSORIU: www.latencia.com
La mejor medida preventiva: el ordenador en el sal¨®n
Los ni?os con mayor peligro de meterse en l¨ªos cibern¨¦ticos son, seg¨²n Monsoriu, los que sufren falta de atenci¨®n por parte de sus padres, ya que la buscar¨¢n en Internet: "De ah¨ª que haya tantos que caen en manos de pederastas. Hay que tener mucho cuidado con los hijos de matrimonios separados porque el chantaje al que someten a los padres para tener acceso libre les lleva a vivir m¨¢s malas experiencias".
Otro grupo de riesgo son los adolescentes. "Conozco casos de ni?os que con cinco a?os ya est¨¢n navegando y enseguida acceden al Messenger, pero comparten lo que hacen con los padres. A partir de los 12, se sienten con mayor derecho a la intimidad, pero siguen siendo menores y con conocimientos de inform¨¢tica muy limitados. Ignoran las repercusiones legales y econ¨®micas de sus actividades, y creen que porque son ni?os pueden hacer lo que quieran, porque no van a ir a la c¨¢rcel".
Una travesura que en ocasiones ha acabado en tragedia es acceder repetidamente a im¨¢genes pornogr¨¢ficas violentas o desagradables que, afirma la investigadora, "pueden afectarles hasta el extremo de que les deformen su desarrollo sexual normal y, para poder estimularse cuando sean adolescentes, necesiten im¨¢genes cada vez m¨¢s atroces. Esto explica por qu¨¦ hay menores en las redes de pederastas que detiene la polic¨ªa".
Antes de llegar a estos extremos, Monsoriu recomienda: "Hablar con los hijos, llegar a acuerdos, compartir con ellos las m¨¢ximas experiencias digitales posibles e ir educ¨¢ndolos en el uso prudente de la tecnolog¨ªa". En el aspecto pr¨¢ctico, lo mejor es poner el ordenador en un lugar com¨²n del hogar, como el sal¨®n; limitar las horas de acceso; supervisar los programas que se instalan, y olvidar la webcam hasta que sean mayores de edad.
Adem¨¢s los padres deber¨ªan "adentrarse en Internet, aprender a usar el Messenger y darse de alta en las redes sociales. Cuando los hijos ven que su mundo es tambi¨¦n el de sus mayores, suelen hacer un uso mucho m¨¢s provechoso de estas herramientas". Y hay que saber siempre a qu¨¦ personas tienen en sus contactos del Messenger.
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