Belleza y mestizaje

En Barcelona, de repente, pueden suceder cosas ins¨®litas. Como ver aparecer a una personalidad de la m¨²sica tan importante como Anouar Brahem en una iglesia para ofrecer un concierto gratuito. Y, adem¨¢s, extraordinario. As¨ª sucedi¨® el martes en la iglesia de Sant Felip Neri. La nueva visita de Brahem a la capital catalana llegaba de la mano del Instituto Europeo del Mediterr¨¢neo que este a?o ha decidido montar un ciclo de conciertos gratuitos con diversas muestras de las m¨²sicas que se realizan en las costas del mar que justifica su existencia. Loable idea, ya que en el programa, que se extender¨¢ hasta finales de a?o, se incluyen nombres como Julian Weiss y Les Musiciens du Nil.

La ¨²nica objeci¨®n que puede ponerse a este ciclo es la ubicaci¨®n de sus conciertos. La iglesia de Sant Felip Neri es magn¨ªfica para los que encuentran asiento en las primeras filas, pero atr¨¢s la visibilidad es nula; la incomodidad, importante y, si el concierto no es amplificado (por suerte el de Brahem lo fue), la audici¨®n resulta muy limitada. Tal vez no ser¨ªa necesario que estos conciertos fueran gratuitos pero que se pudieran disfrutar en un local m¨¢s adecuado.

M¨¢s all¨¢ de estas consideraciones, la iglesia se llen¨® justificadamente con Brahem, uno de los puntales de la m¨ªtica discogr¨¢fica ECM, que presentaba una de sus ¨²ltimas producciones para el sello: Le voyage de Sahar. Recuperando las partituras y las esencias de una de sus mejores grabaciones, el laudista tunecino estuvo magistralmente acompa?ado por el pianista Fran?ois Couturier y el acordeonista Jean-Louis Matinier.

La actuaci¨®n de Brahem y sus dos compa?eros de escenario represent¨® una de las mejores exhibiciones que pueden enmarcarse en el A?o Europeo del Di¨¢logo Intercultural en el Mediterr¨¢neo, que conmemora tambi¨¦n este ciclo, porque fue un aut¨¦ntico di¨¢logo intimista y sincero entre la m¨²sica andalus¨ª y la sensibilidad del jazz contempor¨¢neo y de la m¨²sica popular francesa. Un di¨¢logo profundo, cargado de sentimiento y muy bello. Brahem pudo demostrar una vez m¨¢s sus virtudes con el la¨²d, su enorme capacidad para tender puentes entre el clasicismo y la contemporaneidad. Un concierto mod¨¦lico, de los que rompen fronteras est¨¦ticas (y, m¨¢s deseable a¨²n, mentales) y levantan el ¨¢nimo al espectador.