El 'monstruo de Amstetten' estuvo en la c¨¢rcel por violaci¨®n
Josef Fritzl hab¨ªa amenazado a sus hijos con gasearles si intentaban escapar
Christine R., la cu?ada del monstruo de Amstetten que enclaustr¨® a su hija durante 24 a?os, declar¨® ayer en el diario austriaco ?sterreich que Josef Fritzl fue encarcelado a causa de una violaci¨®n cometida en 1969. "Yo ten¨ªa 16 a?os cuando lo metieron en la c¨¢rcel. El delito me pareci¨® repugnante, sobre todo porque ya entonces ten¨ªa cuatro hijos con mi hermana".
Quince a?os despu¨¦s de aquella violaci¨®n, Fritzl encerr¨® a su hija Elisabeth en el s¨®tano. Y 10 a?os m¨¢s tarde, en 1994, Fritzl llam¨® por tel¨¦fono a su esposa Rosemarie, de 68 a?os en la actualidad, y se hizo pasar por Elisabeth para pedirle a la esposa que adoptaran a Monika, la ni?a que hab¨ªa engendrado con ella.
Rosemarie inform¨® de aquella llamada a la polic¨ªa. Y los agentes, con objeto de tramitar la adopci¨®n, rastrearon los antecedentes penales de Fritzl. Pero su expediente estaba limpio. Ahora, sin embargo, la polic¨ªa austriaca trata de arrojar m¨¢s luz sobre los 73 a?os de Fritzl, desenterrando casos que llevaban lustros olvidados y que sucedieron cerca de los lugares que el monstruo de Amstetten frecuent¨®. Una mujer ha declarado que ella fue violada por Fritzl hace varias d¨¦cadas. Asegura haberlo reconocido por sus ojos.
Un caso de 1967
La polic¨ªa tambi¨¦n estudia ahora la violaci¨®n y asesinato en 1967 de Martina Posch, una adolescente de 17 a?os. Alguien abus¨® de ella junto al lago Monsee y despu¨¦s la mat¨®. Los buzos de la polic¨ªa encontraron su cad¨¢ver desfigurado en sus profundidades. Fritzl ten¨ªa una posada a la orilla de aquel lago. "Ahora tenemos que comprobar si algunos objetos que ten¨ªa Martina el d¨ªa en que la asesinaron se encuentran en la casa de Fritzl", declar¨® Alois Lissl, jefe policial de la regi¨®n de Alta Austria.
La investigaci¨®n dentro de la casa no ha hecho m¨¢s que empezar. Fritzl hab¨ªa amenazado a sus hijos del s¨®tano con activar un supuesto mecanismo de gas por el que morir¨ªan todos en caso de que intentasen escapar. Eso explica, seg¨²n la polic¨ªa, que Fritzl nunca llegara a ser atacado por sus rehenes. La polic¨ªa investiga ahora si ese mecanismo exist¨ªa. Tambi¨¦n investiga si la puerta de 300 kilos de peso y 1,60 metros de altura pod¨ªa abrirse desde dentro, tal como Fritzl asegura. De los 35 agentes que desde hace una semana rastrean este bloque gris, seis de ellos est¨¢n centrados en desentra?ar el mecanismo que hac¨ªa funcionar la puerta.
Mientras tanto, fuera de la casa contin¨²a el inter¨¦s period¨ªstico. La mayor¨ªa de los vecinos se niegan ya a hablar con la prensa. Otros cobran por alquilar sus terrazas y azoteas a los canales de televisi¨®n. Y hay curiosos que llegaban ayer, d¨ªa de fiesta, con sus mejores galas de domingo y sus ni?os de la mano, desde m¨¢s de cien kil¨®metros, para visitar la calle del crimen.
El monstruo de Amstetten parec¨ªa un tipo agradable con casi todo el mundo, excepto con su esposa y su cu?ada. "Conmigo", cuenta Christine, "se met¨ªa dici¨¦ndome gorda. Dec¨ªa que no le gustaban las mujeres gordas. Y yo le dije: 'mejor ser gorda que calvo'. Despu¨¦s de eso fue a Viena y se hizo un implante de cabellos".
Fritzl sol¨ªa bajar al s¨®tano todas las ma?anas a las nueve. "Dec¨ªa que estaba trabajando en planos de m¨¢quinas que vend¨ªa a una empresa. A mi hermana Rosi le ten¨ªa prohibido bajar all¨ª. Ni siquiera le estaba permitido llevarle caf¨¦. A veces tambi¨¦n pasaba la noche en el s¨®tano. Ahora sabemos por qu¨¦".
Christine se refiere a su cu?ado Josef Fritzl con el diminutivo de Sepp y a su hermana Rosemarie, de 68 a?os, con el de Rosi: "Mi hermana se cas¨® con Sepp cuando ten¨ªa 17 a?os, no ten¨ªa formaci¨®n ni profesi¨®n. Y ¨¦l se aprovech¨® de eso durante 51 a?os de un modo horrible".
Christine le ten¨ªa miedo, como toda la familia, seg¨²n ella. "Era un d¨¦spota. Cuando entraba en una habitaci¨®n todos los ni?os se callaban y se quedaban quietos, incluso si estaba jugando. Se sent¨ªa el miedo que todos ten¨ªan a los castigos. La ¨²nica forma de escapar de ese ambiente era independizarse o casarse. Y todos se fueron yendo de la casa en cuanto alcanzaban la mayor¨ªa de edad". "La mujer le ten¨ªa miedo", confirma un vecino. "Si ¨¦l le dec¨ªa que se estuviera callada, ella obedec¨ªa inmediatamente".
Cuando un tercer beb¨¦ apareci¨® en la puerta de la casa de Fritzl con una carta en la que Elisabeth ped¨ªa que la adoptaran, la cu?ada le sugiri¨® que buscara a la hija entre las sectas de la regi¨®n y ¨¦l le contest¨®: "No servir¨¢ de nada". "Y con eso se acab¨® la discusi¨®n. Su palabra era ley", se?ala Christine.
Fritzl hab¨ªa impuesto un aire marcial con su esposa Rosemarie y con los siete hijos que hab¨ªa tenido con ella. Pero eso no le imped¨ªa disfrutar de los chistes procaces, que celebraba con carcajadas estruendosas. "Era un poco violento o¨ªrlo re¨ªr, porque todos ¨¦ramos conscientes de que hac¨ªa a?os que no manten¨ªa relaciones sexuales con mi hermana", relata Christine.
Otro hombre en el s¨®tano
Alfred Dubanovsky, uno de los cien inquilinos que han vivido durante los ¨²ltimos 24 a?os en el mismo bloque de viviendas que Josef Fritzl, declar¨® ayer a la cadena brit¨¢nica BBC que hab¨ªa visto varias veces a un segundo hombre, que fue presentado como fontanero, bajar al s¨®tano con Josef Fritzl. Dubanovsky alquil¨® un apartamento en el bloque durante 12 a?os. Tanto a ¨¦l como al resto de los vecinos les estaba prohibido bajar al s¨®tano. Dubanovsky viv¨ªa en la planta baja y asegura que a veces o¨ªa ruidos en el s¨®tano, pero lo achacaba al sistema de calefacci¨®n.Sin embargo, la polic¨ªa asegura que de momento no hay nada que pruebe la existencia de un c¨®mplice. Fritzl consigui¨® llevar en secreto durante 24 a?os el infierno al que estaba sometiendo a su hija Elisabeth y a los hijos que engendr¨® con ella. Pero el secreto no era absoluto. Alguien le delat¨®. Alguien avis¨® a la polic¨ªa cuando Fritzl acudi¨® al hospital del pueblo con su hija Elisabeth. "Fue una llamada an¨®nima la que nos alert¨®. Y gracias a esa llamada pudimos detener al sospechoso. Lo ¨²nico que puedo decir es que la llamada no proven¨ªa de la casa de Fritzl. Pero jam¨¢s revelar¨¦ la identidad de nuestro informante", indic¨® el mi¨¦rcoles un responsable policial.
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