Una raz¨®n m¨¢s para hacerme navarro
1 Cara. Como tengo m¨¢s prejuicios que Dios talento y cada semana hay dos kilos de estrenos, pens¨¦ que una obra con el bazofioso t¨ªtulo de S¨ª, pero no lo soy ser¨ªa otra cosa como moderna y que si ten¨ªa tiempo ya ir¨ªa a la sala peque?a del Mar¨ªa Guerrero. Al final, gracias a mi mujer, que tiene el olfato de una perra perdiguera, hemos ido. Digo al final porque acaba esta semana (aunque, ojo al dato, empieza megagira por Espa?a, y en oto?o va al Lliure) y de paso tambi¨¦n les digo que no hagan como yo, que vayan r¨¢pido, que no se la pierdan. Raz¨®n fundamental: que tiene mucha gracia, que te r¨ªes mucho, que te sorprende, que te lleva al huerto. Y, sobre todo, que no aparece un autor (y director) de comedia como Alfredo Sanzol todos los d¨ªas. M¨¢s razones: que los actores est¨¢n estupendos y que, aunque les cueste creerlo, s¨®lo dura una hora. Una hora que es como pegarse una ducha de agua fresca, de talento, de originalidad. El escen¨®grafo, Alejandro And¨²jar, ha convertido la claustrof¨®bica sala de la Princesa en una disco de los sesenta, con su globo giratorio y centelleante, sus espejos, sus mesitas y sus sof¨¢s ri?oneros de terciopelo rojo. S¨®lo falta que te sirvan un Pil¨¦ 43. Rosana Torres, que lo sabe todo, me cuenta que ¨¦sta es la segunda obra de su autor, Alfredo Sanzol, y que la primera, del a?o pasado, se llamaba Risas y destrucci¨®n, y que pronto llegar¨¢ la tercera, D¨ªas estupendos, que ¨¦se s¨ª es un t¨ªtulo bueno. Le digo que voy a enmendarme y que no pienso perderme nada de este t¨ªo. S¨ª, pero no lo soy tiene mucho de lo que en los setenta dio en llamarse "caf¨¦-teatro". Muy a la francesa en este caso. ?Alguien se acuerda del Caf¨¦ de la Gare, la factor¨ªa de la que salieron Depardieu, Miou-Miou, Dewaere, Rufus y cincuenta m¨¢s? Yo no s¨¦ si Sanzol ha frecuentado a los maestros franceses del g¨¦nero, pero su humor recuerda muy mucho a Dubillard, a Raymond Devos, a Jolivet. Y a Queneau, que s¨ª. De hecho, la obra acaba con una canci¨®n suculenta, Les jours magnifiques, que ha escrito el propio Sanzol y que es puro Trenet. Por la facci¨®n patria, Sanzol est¨¢ cerca de los descomunales Montero y Maidag¨¢n, manes tutelares de Camera caf¨¦, hasta que dejaron de tutelarlo, y de los cuentos de Mercedes Cebri¨¢n y Monz¨®. Situaciones cotidianas que te llevan a la dimensi¨®n desconocida. El calcet¨ªn al que le dan la vuelta y se cuela en la lavadora y lo ti?e todo de rosa felic¨ªsimo. S¨ª, pero no lo soy es una obra de sketchs. Quince historias como quince soles. Arranca con el discurso de agradecimiento de una actriz a la que le cascan el Premio Revelaci¨®n a los setenta a?os. Y sigue con otro c¨®mico al que le ofrecen el papel de Batman cuando lo que quiere es hacer de Catwoman. Sanzol y su troupe tocan todos los palos. Hay un sainete ultras¨®nico en el que un treinta?ero comunica a su familia su reci¨¦n estrenada condici¨®n gay: fant¨¢sticamente escrito y ritmado. Y episodios estremecedores: los padres escrutados por su beb¨¦, el amigo que se aleja y se borra literalmente del mapa de la memoria, y el invento de los Mu?ecos Delirantes, que producen brotes psic¨®ticos en los cr¨ªos. Y una joya, casi una parodia de Veronese, donde una familia de pol¨ªticos argentinos decide hacerse espa?ola para trincar a gusto. Mi favorito, sin embargo, es el episodio navarro. Alfredo Sanzol es navarro. Una raz¨®n m¨¢s, me dije, para hacerme yo navarro, algo que vengo pensando muy en serio ¨²ltimamente. Desde que conoc¨ª a su tocayo, el gran Landa, que se ha ofrecido a hacerme de avalista. No s¨¦ si llegar¨¦ a ser navarro honorario, pero Sanzol explica muy bien la esencia del asunto en ese episodio donde a un pamplonica, atravesado de dolor tel¨²rico, se le aparece el mism¨ªsimo san Ferm¨ªn y le dice: "Esc¨²chame atentamente, que voy a decirte una cosica". El cuitado est¨¢ de crucero. Lejos, muy lejos de casa y del 7 de julio. Su mujer comprende el drama, y lo expone con este p¨¢rrafo capital: "Si alguien te dice que es de Pamplona, es de Pamplona y de ning¨²n otro sitio, aunque sus padres sean de Pek¨ªn. Si no me cre¨¦is, id a cualquier restaurante chino de Pamplona y preguntad a los ni?os que corretean entre las sillas de d¨®nde son. Son navarros. Son de Pamplona, porque en Pamplona hay algo que abduce. Hay algo que hace que la gente se convierta a una religi¨®n extra?a: la religi¨®n de ser de Pamplona". Esto, queridos lectores, es lo m¨¢s verdadero y profundo que he escuchado en un teatro en los ¨²ltimos tiempos. S¨®lo por esa revelaci¨®n valdr¨ªa la pena ir a aplaudir a Sanzol y a sus actorazos: Paco D¨¦niz, Natalia Hern¨¢ndez, Juan Antonio Lumbreras, Luc¨ªa Quintana y Pablo V¨¢zquez. Ol¨¦ por ellos.
Paco D¨¦niz, Natalia Hern¨¢ndez, Juan Antonio Lumbreras, Luc¨ªa Quintana y Pablo V¨¢zquez. Ol¨¦ por ellos
2 Cruz. Asombro grande, y cruz de la semana: ?qu¨¦ le habr¨¢ visto Mario Gas a Las cu?adas, del canadiense Michel Tremblay, un sainetillo barato hasta decir basta, para programarlo en el Espa?ol, coliseo del arte? Barato pero no precisamente en el apartado actoral: quince c¨®micas quince, perdidas en este ejercicio de marujismo exasperado que parece escrito, a) por Alfonso Paso en horas bajas, o, b) por el autor de cualquier teleserie espa?ola "de gran ¨¦xito popular" (rellenen la casilla con la que m¨¢s odien). Premisa: el prehist¨®rico (por no decir cavern¨ªcola) lugar com¨²n de que a la que se juntan m¨¢s de seis se?oras cualquier reuni¨®n se convierte en un gallinero. Un gallinero aburrid¨ªsimo (dos horas ag¨®nicas, apenas aireadas por cuatro coplas vagamente brechtianas) y cuajado de clich¨¦s machistas: hist¨¦ricas, beatonas, cotillas, pijas de barriada y dem¨¢s etc¨¦teras. Pasmo definitivo: que Natalia Men¨¦ndez haya escogido y dirigido este engendro desaprovechando puniblemente a actrices de la talla de Julieta Serrano, Mariana Cordero, Lola Casamayor y, ay, Mar¨ªa Pujalte, que da vida, en sentido literal, al ¨²nico ser humano, una golfanta ca¨ªda, de carne y sangre. Las risas se concentran en el glorioso programa de mano, que habla, con un par, de "personajes de enorme complejidad" y nos informa de que la cosa, que pasa en 1965, "investiga [sic] las mujeres en la vida moderna, con todos los conflictos de la autoestima, la sexualidad y la religi¨®n".
S¨ª, pero no lo soy. Texto y direcci¨®n de Alfredo Sanzol. Teatro Mar¨ªa Guerrero (CDN), Madrid. Hasta el 4 de mayo. http://cdn.mcu.es/tmg.php Las cu?adas. De Michel Tremblay. Versi¨®n de Itziar Pascual. Direcci¨®n de Natalia Men¨¦ndez. Teatro Espa?ol. Madrid. Hasta el 18 de mayo. www.teatroespanol.es
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