El impacto socioecon¨®mico de las universidades
En 1819, Henry de Saint-Simon publicaba la famosa, aunque posiblemente poco le¨ªda, Par¨¢bola de las abejas y de los z¨¢nganos. En ella, se preguntaba qu¨¦ pasar¨ªa en Francia si de repente desaparec¨ªan sus cincuenta primeros f¨ªsicos, sus cincuenta primeros qu¨ªmicos, sus cincuenta primeros matem¨¢ticos..., las personas m¨¢s competentes en distintos oficios y profesiones tanto de las bellas artes como de las ciencias... "En total, los 3.000 primeros sabios, artistas y artesanos de Francia", "la flor de la sociedad francesa". La naci¨®n, en el mismo instante en que los perdiera -afirmaba Saint-Simon- se convertir¨ªa en "un cuerpo sin alma" y necesitar¨ªa "al menos una generaci¨®n entera para reparar esta desgracia".
A las universidades se les halaga de un lado y de otro se les regatean los medios para funcionar
Si dejamos de lado el car¨¢cter provocativo del texto de Saint-Simon, y nos movemos en los t¨¦rminos de nuestro tiempo, en el lenguaje econ¨®micamente correcto del marketing corporativo y de la planificaci¨®n estrat¨¦gica, podr¨ªamos decir que Saint-Simon se preguntaba por el impacto socioecon¨®mico de distintos tipos de recursos humanos, de instituciones y profesiones, de eventos y programas de actuaci¨®n. Plante¨¦monos qu¨¦ suceder¨ªa hoy si de pronto desaparecieran las universidades, a las que se halaga de un lado y de otro se les regatean los medios imprescindibles para un funcionamiento acorde con los desaf¨ªos de esta ¨¦poca.
En el actual debate sobre las funciones de la universidad para la creaci¨®n de una sociedad europea del conocimiento, tiene inter¨¦s estudiar sus impactos socioecon¨®micos sobre el entorno m¨¢s inmediato. Un estudio pionero de estas caracter¨ªsticas es el de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV). En el informe de resultados, realizado por una instituci¨®n independiente y rigurosa como el Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE), las conclusiones son rotundas:
La UPV/EHU ha contribuido a aumentar el capital humano m¨¢s de un 9%; genera anualmente capital humano cuyo valor resulta ser el equivalente al 2,7% del PIB; contribuye a aumentar la tasa de actividad, a reducir la tasa de paro, a crear capital tecnol¨®gico, a aumentar la recaudaci¨®n fiscal... En tal sentido, "los egresados de la UPV/EHU, como consecuencia de sus superiores ingresos y de sus mayores tasas de actividad y de ocupaci¨®n, pagan m¨¢s impuestos. Se estima que, por esta v¨ªa, la UPV/EHU contribuye a la recaudaci¨®n de IRPF e IVA en 606,53 millones de euros anuales, un 7,2% del total recaudado por estos dos tributos. Esta cifra supera el presupuesto de la propia universidad, que en 2006 ascendi¨® a 256,6 millones de euros, lo que indicar¨ªa que por esta v¨ªa, y sin contar otras contribuciones adicionales, la UPV/EHU devuelve sobradamente a la sociedad lo que ¨¦sta ha invertido en su financiaci¨®n".
Quisiera subrayar este punto del informe: solamente con la contribuci¨®n a la recaudaci¨®n fiscal la universidad devuelve de sobra lo que la sociedad ha invertido en la financiaci¨®n universitaria. Y creo importante subrayarlo por dos razones: porque la contribuci¨®n de la universidad es mucho m¨¢s extensa y decisiva que la que se deriva de esta mera dimensi¨®n fiscal; y porque abundan las opiniones que consideran que las universidades est¨¢n sobrefinanciadas y que reciben mucho m¨¢s de lo que aportan.
?Ser¨¢ distinto el caso de las universidades p¨²blicas valencianas? Aunque de momento no disponemos de datos tan rotundos y extensos, se debe considerar que en dichas universidades se forma el 98% de los universitarios valencianos (es decir, en torno a 134.000). La mayor¨ªa de los m¨¢s de 400.000 t¨¦cnicos y profesionales superiores que trabajan en la econom¨ªa valenciana se han formado durante las ¨²ltimas d¨¦cadas en las aulas de dichas universidades. Tambi¨¦n son instituciones decisivas en el campo de la investigaci¨®n y en el de la explotaci¨®n econ¨®mica de los resultados derivados de la misma, como muestran todos los indicadores existentes y contrastados. Pero, adem¨¢s, ocupan a m¨¢s de 15.000 personas de manera directa; y generan muchos otros empleos indirectos. Su impacto sobre la Comunidad Valenciana es extenso, abarcando los m¨¢s diversos campos; es complejo y multidimensional. Y las propias universidades deber¨ªamos estudiarlo para darlo a conocer a la sociedad.
La denominada sociedad del conocimiento no lo es porque ¨¦ste no fuera importante en otras etapas de la historia, sino porque aquella se basa de manera creciente en la generaci¨®n, difusi¨®n y utilizaci¨®n de manera intensiva de los distintos tipos de conocimiento. Pues bien, las universidades son las instituciones clave para generarlo (mediante la investigaci¨®n), transmitirlo (mediante la formaci¨®n), transferirlo a la sociedad (mediante la innovaci¨®n tecnol¨®gica y la explotaci¨®n econ¨®mica) y difundirlo (mediante la divulgaci¨®n y el impulso a la creatividad sociocultural).
Para Saint-Simon, cient¨ªficos y creadores ten¨ªan una funci¨®n cardinal en la sociedad. Sin ellos, ¨¦sta era como un cuerpo sin alma. Creo que, hoy m¨¢s que nunca, la sociedad contempor¨¢nea, postmoderna, avanzada, de la informaci¨®n y de las nuevas tecnolog¨ªas, sin sus universidades ser¨ªa como ese cuerpo sin aliento. Y por ello, cuando las universidades demandan m¨¢s recursos no lo hacen buscando privilegios; no se quejan de oficio ni por corporativismo ni viven aisladas de su sociedad: la mitolog¨ªa de la torre de marfil solo puede prosperar desde el desconocimiento y el prejuicio. Demandan recursos por puro sentido de la responsabilidad social y porque tienen bien asumida esa funci¨®n central que se les ha asignado: dotar de alma al cuerpo social.
Antonio Ari?o es vicerrector de Calidad y Convergencia Europea de la Universitat de Val¨¨ncia.
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