G¨¢nsteres en Coslada
La impunidad de la trama policial compromete la credibilidad del Consistorio municipal
En la ciudad madrile?a de Coslada se ha destapado una red de corrupci¨®n policial que, por el momento, incrimina a 25 agentes de la Polic¨ªa Local y a su oficial jefe, Gin¨¦s Jim¨¦nez Buend¨ªa, conocido popularmente como El Sheriff. A la trama de polic¨ªas sospechosos de corrupci¨®n se le atribuyen los m¨¢s variados delitos relacionados con el abuso de poder, desde la incitaci¨®n a la prostituci¨®n o la extorsi¨®n a comerciantes y bares de copas, con amenazas de cierre del local incluidas "si no pasas por caja", hasta el robo de botines decomisados y la desaparici¨®n de armas oficiales.
De las investigaciones efectuadas por la polic¨ªa nacional se desprende que esta mafia policial hab¨ªa instaurado en Coslada, una ciudad que cuenta con m¨¢s de 80.000 habitantes, un r¨¦gimen de chantaje y terror que amenazaba a muchos de sus habitantes, pero que resultaba invisible para el Ayuntamiento de la ciudad, para los jueces y para otros polic¨ªas. A nadie se le escapan las consecuencias de que sean los encargados de velar por la seguridad quienes cometen delitos y abusos amparados en la impunidad que confiere su car¨¢cter de guardianes del orden.
La primera consideraci¨®n ante una situaci¨®n tan inveros¨ªmil debe ser de estupor. Aunque buena parte de la poblaci¨®n conoc¨ªa y sufr¨ªa estas pr¨¢cticas mafiosas e intimidatorias, ni un solo indicio se filtr¨® hasta los responsables pol¨ªticos de la ciudad ni suscit¨® la menor duda en otros responsables del orden. Cabe deducir pues que, o bien estamos ante un caso de negligencia culpable de las instituciones p¨²blicas encargadas de velar por la seguridad, sordas y ciegas ante delitos cometidos casi a la luz del d¨ªa, o bien asistimos a un ejemplo de inhibici¨®n consciente de quienes deber¨ªan haber puesto fin al r¨¦gimen gansteril del sheriff y sus secuaces uniformados, lo que se conoce como "mirar hacia otro lado". Las balbuceantes explicaciones del alcalde socialista de Coslada no hacen m¨¢s que acrecentar la inquietud. Nadie responsable puede escudarse en la ausencia de denuncias para justificar la impunidad, porque consta que hubo acusaciones por escrito y, adem¨¢s, las autoridades municipales est¨¢n obligadas de oficio a cuidar de la limpia ejecutoria de las fuerzas del orden.
Una de las tareas m¨¢s urgentes deber¨ªa ser la de investigar el papel del Ayuntamiento en la impunidad de esta banda organizada de facinerosos surgida como un c¨¢ncer invisible en el coraz¨®n de las instituciones democr¨¢ticas. Las acusaciones que pesan sobre estos polic¨ªas destruyen la tranquilidad ciudadana porque, adem¨¢s de rabia y humillaci¨®n, provocan impotencia: los ciudadanos perciben que no pueden reclamar protecci¨®n contra los abusos.
La especial malignidad de la delincuencia policial exige que los cuerpos de seguridad est¨¦n sometidos a controles pol¨ªticos y t¨¦cnicos muy estrictos y que las irregularidades, si no se pueden evitar, se sancionen de forma ejemplar.
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