Hombres de poca fe
A pesar de la intensa y persistente lluvia que cay¨® sobre Madrid durante la madrugada y todo el d¨ªa de ayer, se celebr¨® la corrida. Milagrosamente, ces¨® el agua media hora antes de las siete y el presidente sac¨® el pa?uelo cuando los operarios a¨²n se afanaban en el cuidado del piso del ruedo. Estaba de Dios que se celebrara, mire usted. Pues todo el mundo se equivoca alguna vez. Si no se da, todos salimos ganando. Para empezar, nos hubi¨¦ramos ahorrado el fr¨ªo, que fue de ¨®rdago. A los abonados se les hubiera devuelto el importe de la entrada, que a nadie le amarga un dulce; el ganadero no hubiera pasado el mal trago de un sonoro fracaso; y los toreros, ay los toreros, no hubieran cantado a los cuatro vientos que les falta fe, cualidad esencial para triunfar en esta dif¨ªcil profesi¨®n.
Pe?ajara / S¨¢nchez, Mora, Barrera
Toros de Pe?ajara, bien presentados, muy blandos, mansos y descastados.
Manolo S¨¢nchez: pinchazo, bajonazo, -aviso- y un descabello (ovaci¨®n); media baja y un descabello (silencio). Eugenio de Mora: pinchazo, media, un descabello -aviso- diez descabellos -segundo aviso- y un descabello (silencio); bajonazo (pitos). Antonio Barrera: casi entera baja -aviso- y un descabello (ovaci¨®n); estocada ladeada (vuelta)
Plaza de las Ventas. 10 de mayo. Tercera corrida de la feria de San Isidro. Casi lleno.
La fe, como concepto taurino, admite multitud de sin¨®nimos: autoestima, confianza en s¨ª mismo, capacidad para superar las dificultades, afici¨®n a prueba de bombas y valor suficiente para jug¨¢rsela de verdad cuando la ocasi¨®n lo requiere.
Es duro afirmarlo, pero, posiblemente, Manolo S¨¢nchez y Eugenio de Mora est¨¢n donde est¨¢n -es decir, en tierra de nadie, que es como no estar- por falta de fe. Uno es torero fino y elegante, y el otro, un recio toledano. Ambos vivieron unos comienzos deslumbrantes y la vida -o tal vez, ellos mismos- los ha devuelto a su dura realidad.
Manolo S¨¢nchez lleva a?os intentando despegar y no despega. Ayer, tampoco. Es que no se puede despegar si s¨®lo se pone sobre la mesa finura y elegancia. Hay que romperse, jugarse el tipo, ambicionar el triunfo y dejarse matar si hace falta. Estaba en Madrid ante un toro noblote al que lig¨® un par de tandas de derechazos y otra de naturales muy estimables. Y todo qued¨® en una faena aseada, de buen corte, pero inservible para resucitar. Tir¨® la toalla ante el desclasado cuarto, porque fue un mar dudas, y porque no puede interesar cuando se torea con la muleta retrasada y se la deja enganchar en cada pase. As¨ª, se fue a su casa como vino: en tierra de nadie.
Menos fino, ab¨²lico y aburrido es Eugenio de Mora. Sigue siendo joven, pero parece de vuelta de casi todo. Qu¨¦ poca fe la de este torero...Traz¨® alg¨²n natural aceptable, siempre al hilo del pit¨®n, y dio un mitin con la espada en su primero. ?C¨®mo se puede fallar tanto con el descabello? Vencido sali¨® para matar al cuarto, y se dej¨® enganchar la muleta en una labor acelerada y destemplada ante un toro que iba y ven¨ªa. Protestaron su labor, que es lo menos que merec¨ªa. Quiz¨¢, es que su abulia es consecuencia de su falta de ilusi¨®n. Son ya muchos a?os intentando lo que parece imposible.
Y el triunfador fue Antonio Barrera porque dio una vuelta al ruedo. A este hombre no le falta fe, es valiente y bullidor. ?Le falta calidad? Probablemente. Inici¨® la faena a su primero con un pase cambiado por la espada en el centro del ruedo; ret¨® a su oponente con chuler¨ªa torera y tir¨® de la embestida en la ¨²nica tanda de derechazos estimables de toda su tarde. A partir de ah¨ª, su labor fue a menos.
Envalentonado con el codicioso sexto, lo cit¨® de largo, y aguant¨® estoico la violencia del animal en una labor acelerada, despegada, destemplada y ventajista. La gente se quit¨® el fr¨ªo aplaudiendo en exceso y llegaron a pedirle la oreja. Qu¨¦ exageraci¨®n. En fin, a Barrera no le falta fe, sino templanza, empaque y elegancia. Pues que llegue a un acuerdo con Manolo S¨¢nchez...
Babelia
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