Historia de dos revoluciones
Los acontecimientos de 1968 y 1989 fueron diferentes en muchos aspectos, pero ambos dejaron un capitalismo m¨¢s fuerte, reformado y liberal en lo cultural y social. Ahora est¨¢ amenazado
Durante la revoluci¨®n de terciopelo de 1989 vi un cartel improvisado en un escaparate de Praga. Mostraba el n¨²mero "68" invertido y convertido en "89", con unas flechas que indicaban la rotaci¨®n. Dos a?os, 1968 y 1989: la historia de dos revoluciones. O al menos, dos oleadas de lo que muchos llamaron en su d¨ªa "revoluci¨®n". Un cuadrag¨¦simo aniversario este a?o, un vig¨¦simo aniversario el a?o que viene. ?Cu¨¢l de los dos se recordar¨¢ m¨¢s? ?Y cu¨¢l cambi¨® verdaderamente m¨¢s cosas?
El 68 ser¨¢ dif¨ªcil de superar en cuanto a conmemoraciones. Ya ha corrido m¨¢s tinta sobre el aniversario de 1968 que sangre en las guillotinas de Par¨ªs tras 1789. Al parecer, s¨®lo en Francia se han publicado m¨¢s de cien libros para recordar el drama revolucionario de Mayo del 68. Alemania tambi¨¦n ha tenido su propia fiesta de la cerveza llena de intelectuales; Varsovia y Praga han revisitado las agridulces ambig¨¹edades de sus respectivas primaveras; incluso el Reino Unido se las ha arreglado para tener un n¨²mero retrospectivo de la revista Prospect, la principal revista mensual de ideas del pa¨ªs.
?Cu¨¢l de las dos revoluciones quedar¨¢ m¨¢s fijada en la memoria colectiva? ?Y cu¨¢l cambi¨® m¨¢s las cosas?
Hay problemas en la sala de m¨¢quinas del capitalismo reformado. ?Y si van a peor? Eso podr¨ªa ser una revoluci¨®n
Las causas de esta org¨ªa publicitaria no son dif¨ªciles de comprender. La generaci¨®n del 68 es un grupo excepcionalmente bien definido en toda Europa, seguramente el mejor definido desde la que podr¨ªamos llamar del 39, quienes vieron alterada su vida para siempre por su experiencia juvenil en la II Guerra Mundial. Los que eran estudiantes en 1968, hoy tienen alrededor de 60 a?os y ocupan los puestos de mando de la producci¨®n cultural en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. ?Creen que van a perder la ocasi¨®n de hablar sobre su juventud? Est¨¢n de broma, ?no? ?Qu¨¦ dice, que no soy importante, moi?
No existe una generaci¨®n del 89 comparable. Los protagonistas de aquel a?o de las maravillas fueron otros: m¨¢s variados y podr¨ªa decirse que m¨¢s s¨¦rieux. Disidentes veteranos, miembros de los aparatos, dirigentes eclesi¨¢sticos, hombres y mujeres trabajadores, de mediana edad, que ocuparon pacientemente las calles para decir, por fin, que ya estaba bien. Los estudiantes desempe?aron su papel en algunos lugares -entre otros, Praga, donde una manifestaci¨®n estudiantil fue el detonante de la revoluci¨®n de terciopelo- y, 20 a?os despu¨¦s, algunos de ellos ocupan lugares destacados en la vida p¨²blica de sus respectivos pa¨ªses. Pero los l¨ªderes del 89, en general, eran mayores, y de hecho muchos hab¨ªan vivido ya el 68. Incluso los "h¨¦roes sovi¨¦ticos de la retirada" del grupo de Mija¨ªl Gorbachov se inspiraron en los recuerdos de 1968.
Por regla general, los acontecimientos que recordamos con m¨¢s intensidad son los que vivimos cuando ¨¦ramos j¨®venes. El amanecer que vimos a los 20 a?os, del brazo de una chica o un chico, puede ser falso, despu¨¦s de todo; el que presenciamos a los 50 puede cambiar el mundo para siempre; sin embargo, la memoria, esa sinverg¨¹enza, siempre preferir¨¢ el primero. Adem¨¢s, mientras que 1968 se produjo en Europa occidental y oriental, en Par¨ªs y Praga, 1989 s¨®lo se produjo en la mitad oriental. Los europeos occidentales, en su mayor¨ªa, fueron espectadores fascinados del 89, no actores participantes.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, el 89 cambi¨® mucho m¨¢s. Las primaveras de 1968 en Varsovia y Praga acabaron en derrota; las de Par¨ªs, Roma y Berl¨ªn acabaron en restauraciones parciales o cambios muy graduales. La manifestaci¨®n m¨¢s grande en Par¨ªs fue seguramente la del 30 de mayo de 1968, una manifestaci¨®n de la derecha, a la que el electorado reinstaur¨® en el poder a continuaci¨®n durante otros 10 a?os. En Alemania Federal, parte del esp¨ªritu del 68 logr¨® introducirse en la socialdemocracia reformista de Willy Brandt. En todos los pa¨ªses de Occidente, el capitalismo sobrevivi¨®, se reform¨® y prosper¨®. Las revoluciones de 1989, en cambio, acabaron con el comunismo en Europa, el imperio sovi¨¦tico, la divisi¨®n de Alemania y una lucha ideol¨®gica y geopol¨ªtica -la guerra fr¨ªa- que hab¨ªa determinado toda la pol¨ªtica mundial durante medio siglo. Fue, en t¨¦rminos geopol¨ªticos, tan importante como 1945 y 1914. En comparaci¨®n, el 68 fue una nader¨ªa.
Vista desde hoy, gran parte de la ret¨®rica marxista, trotskista, mao¨ªsta y anarco-liberacionista del 68 parece verdaderamente rid¨ªcula, infantil y moralmente irresponsable. Es, para citar a George Orwell, como si se hubieran puesto a jugar con fuego unas personas que ni siquiera sab¨ªan que el fuego quema. Rudi Dutschke habl¨® ante el congreso sobre Vietnam celebrado en Berl¨ªn Oeste y, tras evocar el inicio de un "periodo cultural-revolucionario de transici¨®n" -es decir, con la brutal y asesina revoluci¨®n cultural del presidente Mao como modelo que Europa deb¨ªa imitar- y describir el Vietcong como "fuerzas revolucionarias de liberaci¨®n" contra el imperialismo estadounidense, dijo que esas verdades liberadoras se hab¨ªan descubierto a trav¨¦s de "la relaci¨®n espec¨ªfica de producci¨®n de los productores estudiantiles". La producci¨®n de majader¨ªas, claro est¨¢. En la London School of Economics gritaban: "?Qu¨¦ queremos? Todo. ?Cu¨¢ndo lo queremos? Ya". Narcisos de bandera roja.
Los que en 1968 se mostraron tan duros respecto a la generaci¨®n de sus padres (los del 39) por haber sido compa?eros de viaje de los terrores del fascismo y del estalinismo podr¨ªan querer ahora, en este aniversario, hacer un peque?o examen de conciencia sobre su propia ligereza al comportarse como compa?eros de viaje del terror en pa¨ªses remotos de los que sab¨ªan poca cosa. Pero en ese examen de conciencia hay que tener en cuenta tambi¨¦n que muchos representantes destacados de la generaci¨®n del 68 s¨ª aprendieron de aquellos errores y frivolidades. En los mejores casos, se dedicaron durante los decenios posteriores a una pol¨ªtica m¨¢s seria de tipo liberal, socialdem¨®crata o de "nuevo evolucionismo" verde (por tomar prestada una expresi¨®n del polaco del 68 Adam Michnik), que incluy¨® el fin de un mont¨®n de reg¨ªmenes autoritarios europeos, desde Portugal hasta Polonia, y la promoci¨®n de los derechos humanos y la democracia en pa¨ªses lejanos de los que aprendieron a saber m¨¢s.
Un balance que califique el 68 como algo meramente fr¨ªvolo, evanescente e inconsecuente, a diferencia de un 89 serio y lleno de consecuencias, es demasiado simplista. El arquet¨ªpico miembro del 68 Daniel Cohn-Bendit destaca un elemento crucial: "Vencimos en lo cultural y lo social, y afortunadamente perdimos en lo pol¨ªtico". La revoluci¨®n de 1989 produjo, con una asombrosa falta de violencia, una transformaci¨®n trascendental de las estructuras pol¨ªticas y econ¨®micas, tanto nacionales como internacionales. Desde el punto de vista cultural y social, fue m¨¢s una restauraci¨®n o, al menos, la reproducci¨®n o imitaci¨®n de las sociedades de consumo occidentales. La revoluci¨®n de 1968 no engendr¨® ninguna transformaci¨®n equiparable de las estructuras pol¨ªticas y econ¨®micas, pero s¨ª fue el catalizador de un profundo cambio cultural y social, tanto en Europa occidental como en la oriental (en realidad, 1968 representa aqu¨ª un fen¨®meno m¨¢s amplio, "los sesenta", en los que la difusi¨®n de la p¨ªldora fue m¨¢s importante que cualquier manifestaci¨®n y cualquier barricada).
Un cambio de estas dimensiones no es nunca s¨®lo positivo, y en nuestras sociedades actuales podemos ver algunas consecuencias negativas; no obstante, en conjunto, fue un paso adelante hacia la emancipaci¨®n humana. En la mayor¨ªa de nuestras sociedades, la mayor parte del tiempo, las posibilidades de vida de las mujeres, los homosexuales y las lesbianas, de todo tipo de minor¨ªas y clases sociales que hasta el 68 se hab¨ªan visto impedidas por una jerarquizaci¨®n r¨ªgida, son mucho mejores hoy que nunca. Incluso los cr¨ªticos del 68 como Nicolas Sarkozy se han beneficiado de esa transformaci¨®n (?podr¨ªa haber llegado a presidente un divorciado hijo de inmigrantes en el mundo id¨ªlico que, seg¨²n ¨¦l, exist¨ªa antes del 68?)
A pesar de los enormes contrastes entre los dos movimientos, el resultado combinado del ut¨®pico 68 y el antiut¨®pico 89 fue, en la mayor parte de Europa y gran parte del mundo, una versi¨®n globalizada de un capitalismo reformado, social y culturalmente progresista y pol¨ªticamente socialdem¨®crata. Pero en este a?o de aniversario del 68 podemos observar problemas en la sala de m¨¢quinas de ese capitalismo reformado. ?Y si esos problemas empeorasen el a?o pr¨®ximo, justo a tiempo para el aniversario del 89? Eso s¨ª que ser¨ªa una revoluci¨®n. -
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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