"Un cirujano ha de saber decir no"
Bernard Devauchelle habla con las manos. Las mismas manos que operaron en noviembre de 2005 a Isabelle Dinoire, una mujer de 38 a?os desfigurada por su perro, que recibi¨® el primer trasplante parcial de cara en el mundo. Fue uno de los dos cirujanos principales que particip¨® en la operaci¨®n. La mujer recibi¨® nariz, labios, ment¨®n y una mejilla de una donante. Desde entonces decenas de pacientes se han acercado a la consulta de este especialista en cirug¨ªa reconstructiva en la localidad francesa de Amiens. Su equipo, asegura, est¨¢ preparado para m¨¢s trasplantes, pero ahora las exigencias son muy altas. Devauchelle participa en Barcelona en un congreso en la Cl¨ªnica Planas.
Pregunta. Dos a?os despu¨¦s del trasplante facial, ?c¨®mo se encuentra su paciente?
"Hemos recibido 100 peticiones y s¨®lo hemos seleccionado tres pacientes"
"Si cambio de piel, ?me sentir¨¦ mejor? Pues no es as¨ª necesariamente"
Respuesta. F¨ªsicamente est¨¢ genial y psicol¨®gicamente ha sabido integrar perfectamente su trasplante, pero es como todos nosotros: un d¨ªa estoy contento, otro triste. Ella vuelve a vivir de forma normal.
P. ?La mayor barrera, tras la operaci¨®n, ha sido f¨ªsica o psicol¨®gica?
R. Existe una tercera parte: la inmunol¨®gica, es decir, la tolerancia al trasplante y al tratamiento inmunosupresor que debe tomar cada d¨ªa. Quiz¨¢ es precisamente este aspecto el m¨¢s dif¨ªcil de equilibrar. ?sa es la raz¨®n por la que la vigilamos regularmente dos veces al mes.
P. ?Sufre mayor riesgo de padecer un c¨¢ncer de piel?
R. S¨ª, sabemos que los tratamientos inmunosupresores hacen m¨¢s fr¨¢giles a los enfermos, pero tambi¨¦n sucede en un trasplante de coraz¨®n o de h¨ªgado. Pero en su caso, hasta ahora, todo est¨¢ perfecto.
P. ?Cambiar la cara supone cambiar la personalidad?
R. En absoluto. No tener cara s¨ª que puede cambiarla. Creo que la cuesti¨®n es la siguiente: ?es posible vivir como un monstruo sin cara? Hoy esta mujer tiene una cara quiz¨¢s algo distinta de la que tendr¨ªa si no hubiera sufrido la lesi¨®n, pero vive como cualquier ser humano, lleva los ni?os al colegio, va a restaurantes, hace la compra y nadie la mira fijamente como si fuera un animal extra?o. Hemos hecho un experimento varias veces: ir a un acto con centenares de personas y la gente no se dio cuenta de que estaba ella.
P. ?Qu¨¦ es la identidad?
R. Hay varios tipos de identidad. En primer lugar, consiste en parecerse a s¨ª mismo, c¨®mo era ella antes y c¨®mo es ahora. Si comparamos las fotos, estamos ante el mismo fen¨®meno de cuando miras una foto tuya de hace seis a?os. La segunda identidad es la social: todos tenemos caras de seres humanos, pertenecemos a una comunidad y nos aceptamos con nuestro rostro. En tercer lugar est¨¢ la identidad legal, la fotograf¨ªa del pasaporte. Ella ha recuperado sus tres identidades.
P. ?La cara es el espejo del alma?
R. Para que la cara sea el espejo del alma, esa cara debe traducir los sentimientos del alma. Si estoy contento, hay que poder leerlo en la cara. Todos tenemos caras distintas a lo largo de la jornada. Ella hoy es capaz de traducir perfectamente sus emociones a trav¨¦s de su cara. Ahora se le puede ver si est¨¢ feliz o triste. Quiz¨¢ es eso el espejo del alma.
P. ?El trasplante de cara fue una respuesta excepcional a una situaci¨®n excepcional o se convertir¨¢ en una operaci¨®n relativamente frecuente?
R. Desde esa primera operaci¨®n, s¨®lo se han hecho otros dos trasplantes en el mundo. Si fuera una intervenci¨®n f¨¢cil t¨¦cnica y psicol¨®gicamente, habr¨ªa muchas otras porque hay mucha gente muy desfigurada.
P. ?Por qu¨¦ s¨®lo se han hecho tres?
R. Hay equipos que han hecho mucha investigaci¨®n y no han podido acometer jam¨¢s un trasplante facial humano.
P. ?Por un problema ¨¦tico?
R. Hoy por hoy es m¨¢s complicado realizar un trasplante porque el grado de exigencia es alt¨ªsimo. Si ma?ana un equipo realiza un trasplante con una indicaci¨®n err¨®nea, un fracaso quir¨²rgico o psicol¨®gico, el riesgo es importante y los equipos no quieren correrlo. Nosotros hemos recibido muchas peticiones y hoy en d¨ªa nos peleamos con la comunidad m¨¦dica y la Administraci¨®n francesa para poder realizar un nuevo trasplante. Mi equipo est¨¢ listo.
P. Entonces, ?por qu¨¦ no pasan a la acci¨®n?
R. Las exigencias son alt¨ªsimas, muchas condiciones que satisfacer y no podemos permitirnos un resultado menos bueno que los dos trasplantes anteriores. No tenemos derecho a equivocarnos. Pero sabemos que un d¨ªa puede cometerse un error y puede fracasar el trasplante. La presi¨®n es fort¨ªsima.
P. ?Conf¨ªa en poderlo realizar en breve?
R. Hemos recibido m¨¢s de cien peticiones y hemos seleccionado tres pacientes. En el primer caso, todav¨ªa no contamos con el apoyo de toda la comunidad m¨¦dica en cuanto a la justificaci¨®n de la indicaci¨®n. El segundo paciente s¨ª est¨¢ aceptado por la comunidad, pero es un paciente italiano del que todav¨ªa desconocemos cu¨¢l es su fuerza psicol¨®gica para soportar la operaci¨®n. El tercer caso es un franc¨¦s que todav¨ªa no est¨¢ psicol¨®gicamente preparado para cambiar su modo de vida; el tratamiento inmunosupresor no es compatible con su forma de vida actual, en el campo.
P. Usted se dedica a la cirug¨ªa reconstructiva. ?Cree que la sociedad padece hoy una adicci¨®n a la cirug¨ªa est¨¦tica?
R. La sociedad actual tiene una adicci¨®n a la apariencia y a una cierta forma de est¨¦tica. Para conseguir el ¨¦xito tienes que ser joven, rico y guapo. Quiz¨¢ tendr¨ªamos que reflexionar y pensar que la calidad del individuo no radica en la envoltura, sino que est¨¢ en el alma. Si el alma est¨¢ triste, no creo que sea buena idea invertir s¨®lo en apariencia. Hemos de aprender a respetar la diferencia. P. ?No le preocupa un exceso de est¨¦tica, a cualquier edad y sin l¨ªmites?
R. Hay una expresi¨®n francesa que dice: "No me siento bien en mi piel". ?Si cambio de piel, me sentir¨¦ mejor? Pues no necesariamente. Quiz¨¢ m¨¢s que echarse en la mesa de operaciones, algunos deber¨ªan estirarse en el sof¨¢ del psicoanalista.
P. En este tiempo, ?le ha hecho muchas peticiones extravagantes o imposibles?
R. Me he negado a m¨¢s del 90% de las peticiones de trasplante. Por ejemplo, una persona con una quemadura en el cuero cabelludo me pidi¨® un trasplante de cabello; otra solicit¨® que le trasplantara las orejas tras una operaci¨®n que qued¨® mal. No es razonable. El deber de un cirujano tambi¨¦n consiste en saber decir no. No hay cirug¨ªa sin limitaciones. Si un boxeador quiere operarse la nariz, como cirujano no le intervendr¨¦ si no deja el boxeo. No somos dios. S¨®lo algunos pacientes creen que el cirujano es dios, pero a ¨¦sos, mejor no operarlos.
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