Einstein opinaba que la religi¨®n es "producto de la debilidad humana"
El cient¨ªfico escribi¨® en una carta que la Biblia recopila "leyendas infantiles"
Una carta hasta ahora poco conocida de Albert Einstein revela que el genial cient¨ªfico opinaba que la religi¨®n se basa en leyendas "bastante infantiles" y es un "producto de la debilidad humana". El autor de la teor¨ªa de la relatividad, que en sus escritos p¨²blicos adopt¨® una postura menos tajante sobre la religi¨®n y lleg¨® a decir que "la ciencia sin religi¨®n est¨¢ coja y la religi¨®n sin ciencia es ciega", opina con mucha m¨¢s contundencia en una carta fechada el 3 de enero de 1954 y escrita en alem¨¢n que le envi¨® al fil¨®sofo Eric Gutkind, despu¨¦s de que ¨¦ste le hubiera hecho llegar su libro Escoge la vida: La llamada b¨ªblica a la rebeli¨®n.
En la carta, publicada ayer por el diario The Guardian y traducida al ingl¨¦s por Joan Stambaugh, Einstein dice: "La palabra Dios para m¨ª no es m¨¢s que la expresi¨®n y el producto de la debilidad humana; la Biblia es una colecci¨®n honorable, pero primitiva, de leyendas no obstante bastante infantiles. Ninguna interpretaci¨®n, por sutil que sea, puede (para m¨ª) cambiar eso".
Aunque de padres jud¨ªos, Einstein fue educado de ni?o en un colegio cat¨®lico al tiempo que recib¨ªa clases privadas sobre la religi¨®n jud¨ªa. Einstein cumpl¨ªa en su infancia con las obligaciones religiosas practicantes, a pesar de que sus padres no eran especialmente religiosos. Pero en cuanto cumpli¨® los 12 a?os empez¨® a cuestionar las ense?anzas religiosas recibidas, y en la carta publicada ayer cuestiona tambi¨¦n el juda¨ªsmo y reniega del sentimiento de superioridad que poseen muchos jud¨ªos, como su colega, alem¨¢n y jud¨ªo como ¨¦l, Eric Gutkind.
"Para m¨ª", escribe a su colega de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, "la religi¨®n jud¨ªa, como las otras religiones, es una encarnaci¨®n de las supersticiones m¨¢s infantiles". "Y el pueblo jud¨ªo", a?ade, "al que estoy encantado de pertenecer y con cuya mentalidad tengo una profunda afinidad, para m¨ª no tiene ninguna cualidad que no tengan otros pueblos". "En lo que se refiere a mi experiencia, no son mejores que otros grupos humanos, aunque est¨¢n protegidos de los peores c¨¢nceres por su falta de poder. Por otra parte, no consigo ver nada de
elegido en ellos", a?ade.
De acuerdo con esa visi¨®n, Einstein le declara a su amigo: "En general, encuentro doloroso que reclame usted una posici¨®n de privilegio y trate de defenderla con dos muros de orgullo, uno externo como hombre y uno interno como jud¨ªo".
Pero concluye que, a pesar de sus "diferencias en convicciones intelectuales", sus posiciones son m¨¢s cercanas de lo que parece. "Podr¨ªamos entendernos bastante bien si habl¨¢ramos de cosas concretas". Y se despide con: "Fraternales gracias y mis mejores deseos. Suyo, A. Einstein".
Expertos consultados por el diario londinense admiten que nunca hab¨ªan o¨ªdo hablar de esta carta, escrita poco m¨¢s de un a?o antes de su muerte y que no est¨¢ citada entre las fuentes utilizadas por el escritor Max Jammer en su libro de referencia Einstein y la religi¨®n. En opini¨®n de John Brooke, experto de la Universidad de Oxford consultado por el diario londinense, Albert Einstein "ten¨ªa respeto por los valores encarnados por las tradiciones jud¨ªa y cristiana" y, a pesar de su rechazo a la visi¨®n convencional de la religi¨®n, le molestaba que los defensores del ate¨ªsmo se apropiaran de sus puntos de vista.
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