Regreso al coche bomba de los ochenta
Lo primero que pregunt¨® ayer el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, tras conocer que el nuevo atentado de ETA se hab¨ªa producido contra un cuartel de la Guardia Civil, fue si hab¨ªa ni?os en el establecimiento. Al ministro le hab¨ªa venido a la cabeza la pesadilla del brutal atentado etarra contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, a finales de 1987, en el que cinco ni?os fueron asesinados por la barbarie terrorista.
Ayer no hubo ni?os muertos en el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil en Legutiano (?lava), pero s¨ª le cost¨® la vida al guardia Juan Manuel Pi?uel Villal¨®n. ETA lo hab¨ªa intentado en agosto al atentar contra el cuartel de la Guardia Civil de Durango (Vizcaya) y esta Semana Santa, contra el de Calahorra (Rioja). Entonces no logr¨® lo que ayer, matar. Juan Manuel Pi?uel es la sexta v¨ªctima mortal de ETA desde que, en diciembre de 2006, rompi¨® de hecho la tregua anunciada en marzo de ese a?o.
La unidad pol¨ªtica flaquea por el lado del 'lehendakari' Ibarretxe
ETA ha regresado al modelo de los atentados que cometi¨® en los a?os ochenta, el de los coches bomba contra cuarteles de la Guardia Civil, de gran repercusi¨®n medi¨¢tica, como los de Zaragoza y el de Vic (Barcelona), pocos meses despu¨¦s del de Hipercor de Barcelona. La diferencia radica en que el contexto nacional e internacional en que se produce esta campa?a de atentados nada tiene que ver con aquella etapa aciaga del terrorismo vasco.
La banda, tras el fracaso del proceso de final dialogado de la violencia, ha optado por la huida hacia adelante, con una campa?a de atentados cuyo mensaje al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero es que no est¨¢ derrotada y que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que volver a negociar con ella.
Hizo la misma huida hacia adelante, tras el fracaso de los procesos dialogados de 1989, siendo Felipe Gonz¨¢lez presidente, y de 1998-99, con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Pero as¨ª como, tras el fracaso de 1998-99, la campa?a la dirigi¨® contra partidos y personalidades -profesores, periodistas...- no nacionalistas, esta vez ha centrado su objetivo en la Guardia Civil, con la excepci¨®n del asesinato de ex edil socialista Isa¨ªas Carrasco, porque los atentados contra establecimientos policiales son mejor asimilados por el entorno etarra.
Precisamente, si algo quiso dejar claro ayer a ETA el presidente del Gobierno, en su breve intervenci¨®n en el Congreso, es que desista de atentar y matar porque no va a lograr el objetivo de negociar. Zapatero esper¨® a abrir el proceso de final dialogado con ETA a junio de 2006, cuando hab¨ªan pasado m¨¢s de tres a?os sin que la banda matase. Y ahora ha dejado claro que no habr¨¢ ning¨²n di¨¢logo hasta que la banda abandone definitiva y fehacientemente el terrorismo.
La posici¨®n del Gobierno est¨¢ vinculada a un contexto nacional de claro rechazo al terrorismo en Espa?a y Euskadi. La excepci¨®n que respalda a ETA es s¨®lo una parte de la izquierda abertzale. Y si algo logr¨® el proceso de fin dialogado del terrorismo fue que los pocos respaldos con que ETA contaba a escala internacional, como el Sinn Fein, el IRA o el Congreso Nacional Africano, se hayan desvinculado de la banda por su intransigencia en el proceso.
A la triple ofensiva del Gobierno contra ETA -policial, judicial e internacional- le falta la pata de la unidad pol¨ªtica. Flaquea por el lado del lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe que, con su plan soberanista, abre una fisura en la unidad pol¨ªtica por la que ETA trata de penetrar con sus atentados.
La cara positiva la ofreci¨® ayer la imagen de unidad que dieron todos los partidos en el Congreso as¨ª como las palabras esperanzadoras de Zapatero y Mariano Rajoy hacia la unidad contra ETA, muy importantes tras las graves desavenencias de la anterior legislatura. Zapatero la puso en valor al se?alar que "los que luchan contra ETA son m¨¢s fuertes si est¨¢n m¨¢s unidos". Es muy posible que el atentado contra la Guardia Civil de Legutiano (?lava) haya servido para avanzar en la unidad contra ETA. El de Zaragoza sirvi¨® para acelerar la firma de los pactos de Madrid y Ajuria Enea en 1987 y 1988, que, durante su vigencia, fueron letales para ETA.
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