Siqueiros en el dep¨®sito
El documental Los pr¨®ximos pasados reconstruye el abandono de un mural del artista mexicano en Buenos Aires
Le exigimos al Estado el derecho a pintar en las paredes". Con este grito, el artista mexicano David Alfaro Siqueiros (Chihuahua 1898-Cuernavaca 1974) proclam¨® el car¨¢cter colectivo de su pintura. En las primeras d¨¦cadas del siglo pasado, para un ferviente comunista como ¨¦l, el arte no pod¨ªa ser sino un instrumento al servicio de la ideolog¨ªa, un medio de propaganda para educar a las masas en su lucha contra los burgueses. Y as¨ª lo expuso en el manifiesto que public¨® en 1923 en El Machete, el peri¨®dico del Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores Mexicanos Revolucionarios del que Siqueiros fue miembro fundador. "Nosotros repudiamos a los llamados pintores de caballete", hab¨ªa declarado un a?o antes el m¨¢s joven de la sant¨ªsima trinidad de la que forma parte, junto con Diego Rivera y Clemente Orozco, en la historia del muralismo mexicano.
Siqueiros, sin embargo, se apart¨® en una ocasi¨®n de este compromiso durante su exilio en Argentina, al que se vio forzado entre 1933 y 1934 a causa de su militancia comunista (fue encarcelado en M¨¦xico en siete ocasiones a lo largo de su vida por sus ideas pol¨ªticas y combati¨® en las filas republicanas en la Guerra Civil espa?ola). El pintor lleg¨® a Buenos Aires por invitaci¨®n de la escritora Victoria Ocampo acompa?ado por su esposa, la poeta uruguaya Blanca Luz Brum. Fue entonces cuando Natalio Botana, director del diario Cr¨ªtica, le pidi¨® que pintara un mural en la bodega situada bajo la cocina de Los granados, su casa de campo de Don Torcuato, a unos 40 kil¨®metros de Buenos Aires. Lo que nunca imaginaron, es que la obra ser¨ªa, d¨¦cadas despu¨¦s, cortada y almacenada en cinco contenedores y abandonada a los efectos de la lluvia y el calor en un dep¨®sito de gr¨²as. La cineasta argentina Lorena Mu?oz (Buenos Aires, 1972) ha reconstruido el azaroso periplo del mural en un documental, Los pr¨®ximos pasados, que mete el dedo en la llaga del resbaladizo terreno de la propiedad de las obras de arte.
Botana, una figura clave del periodismo en Argentina, fue anfitri¨®n en su finca de la flor y nata de la intelectualidad hispana de la ¨¦poca. Jos¨¦ Ortega y Gasset, Pablo Neruda y Federico Garc¨ªa Lorca fueron hu¨¦spedes ilustres. Tambi¨¦n Siqueiros lo era cuando acept¨® el encargo, probablemente porque necesitaba dinero. Con la ayuda de los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, el artista mexicano realiz¨® Ejercicio pl¨¢stico (t¨ªtulo del mural) sobre una superficie c¨®ncava de 200 metros cuadrados. Por esta vez se alej¨® de la declamatoria pol¨ªtica para realizar un experimento ¨®ptico cuyo resultado fue un juego de figuras desnudas que se distorsionan contra las paredes, como im¨¢genes refractadas por un prisma. Siqueiros us¨® como modelo a Blanca Luz, un homenaje postrero a una relaci¨®n que ya languidec¨ªa cuando la pareja lleg¨® a Argentina. Durante el trabajo en la bodega de Botana, ¨¦ste y Blanca Luz se convirtieron en amantes.
De una historia de pasiones al debate que propone Los pr¨®ximos pasados: "Lo que me interesa es generar en el espectador una reacci¨®n: por ser due?o de un picasso, ?estoy legitimado a quemarlo?", plantea Mu?oz desde Argentina. En este caso, ?pertenece Ejercicio pl¨¢stico al patrimonio universal del arte y debe ser defendido desde las instituciones -en este caso argentinas- aunque fuera un encargo privado? La pel¨ªcula traza el recorrido de la obra desde su gestaci¨®n hasta la sinraz¨®n que la mantiene oculta desde hace 18 a?os. La secuencia r¨¢pida de los hechos que narra es como sigue: Natalio Botana muri¨® en 1941 en un accidente de autom¨®vil. Siete a?os despu¨¦s, la finca se vendi¨® y comenz¨® el calvario para Ejercicio pl¨¢stico. Para empezar, el nuevo due?o lo roci¨® con ¨¢cido por considerarlo obsceno aunque, por fortuna, Siqueiros us¨® piroxilina, un tipo de pintura sint¨¦tica muy resistente. Ante la obstinaci¨®n de las im¨¢genes por reaparecer, decidi¨® encalar las paredes de la bodega.
Pero lo peor a¨²n estaba por venir. A principios de los noventa, el ¨²ltimo propietario conocido de Los granados, H¨¦ctor Mendiz¨¢bal, encarg¨® a una firma de ingenier¨ªa el desmantelamiento del mural. No fue sencillo, pero lo consiguieron: lo cortaron en trozos y construyeron una estructura de hierro (que hoy se oxida y contribuye a la degradaci¨®n de la pintura) como soporte. La intenci¨®n de Mendiz¨¢bal era sacar las piezas del pa¨ªs a trav¨¦s de Uruguay para venderlas, pero la intervenci¨®n de una diputada impidi¨® que salieran de Argentina. En ese punto se deposit¨® a las afueras de Buenos Aires.
Desde entonces -era 1993- Mendiz¨¢bal y el Estado argentino se han enzarzado en un litigio para determinar la propiedad de la obra. En noviembre de 2001, durante los ¨²ltimos d¨ªas de la presidencia de Fernando de la R¨²a, el Congreso argentino aprob¨® una ley que la declaraba patrimonio art¨ªstico. Una ley que Eduardo Duhalde vet¨® cuando sucedi¨® a De la R¨²a. La actual presidenta argentina, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, ha prometido rescatar el mural de su secuestro, ponerlo en manos de restauradores mexicanos y exhibirlo cerca de la Casa Rosada.
Mientras la ley se muestra incapaz de determinar qui¨¦n es el due?o de la obra, ¨¦sta se mantiene en las peores condiciones: "Si es dif¨ªcil conservar una obra de arte en el Prado o en el Louvre, no es dif¨ªcil imaginar lo que puede pasar con ¨¦sta, que soporta oscilaciones de temperatura de 0 a 40 grados", se?ala Mu?oz. Para realizar el documental, la cineasta encarg¨® a un grupo de artistas una r¨¦plica del mural, que s¨®lo se pudo completar en un 70% con fotograf¨ªas.
La realizadora no puede evitar hacer tambi¨¦n una lectura pol¨ªtica de las vicisitudes del mural. "Todo esto sucedi¨® en plena ¨¦poca menemista, cuando se llev¨® a cabo la privatizaci¨®n de las grandes empresas argentinas. Y eso es muy metaf¨®rico: durante ese periodo parec¨ªa que cualquier cosa, incluso una obra de arte, se pod¨ªa cortar en pedazos y sacarla fuera del pa¨ªs".
Mu?oz trabaja ya en su pr¨®ximo documental: un regreso a sus ancestros sorianos (sus cuatro abuelos eran espa?oles) y a una tragedia: la muerte de su t¨ªa abuela a manos de un pretendiente maltratador.
Los pr¨®ximos pasados, de Lorena Mu?oz, se estren¨® ayer en Madrid. Pr¨®ximamente se estrenar¨¢ en Barcelona y Valencia (fechas sin confirmar). Duraci¨®n: 85 minutos.
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