El gran reto de un deporte ex¨®tico
Pablo Abi¨¢n aspira a ser el primer espa?ol que gana un partido ol¨ªmpico de b¨¢dminton
Ning¨²n espa?ol ha ganado a¨²n en los Juegos Ol¨ªmpicos un partido de b¨¢dminton, un deporte tan ex¨®tico y minoritario como parece, y mucho m¨¢s sofisticado y exigente. Pablo Abi¨¢n, al que, como es aragon¨¦s -de Calatayud- se le supone la cabezoner¨ªa para perseverar en una disciplina que no le hace rico ni famoso, est¨¢ preparado para acabar con la mala racha. Lleva cinco a?os en Madrid sometido a dobles sesiones diarias de entrenamiento, y estudiando INEF, y de momento ya tiene plaza ol¨ªmpica. "Lo m¨¢s dif¨ªcil ya est¨¢ conseguido", dice. "Y ahora s¨ª que puedo decir que merece la pena el esfuerzo. Ser el primer espa?ol que gana un partido ol¨ªmpico no estar¨ªa nada mal, pero si tengo suerte en el sorteo no renuncio a nada". En un cuadro de 32 jugadores, con dos victorias, Abi¨¢n, de 23 a?os, acabar¨ªa entre los ocho primeros; un tercer triunfo le permitir¨ªa luchar por las medallas.
Abi¨¢n es quinto de Europa, lo cual no significa mucho en un deporte en que las principales figuras, las pocas que se hacen millonarias en las superseries, el m¨¢s alto de los siete niveles en que se estratifican los torneos, son en su mayor¨ªa asi¨¢ticas: indonesias, chinas, coreanas, herederos de una historia fascinante, mitad fantas¨ªa, mitad real. S¨®lo daneses e ingleses mantienen la llama europea de un deporte de raqueta y objeto volador que, como casi todos, fue reglamentado por los brit¨¢nicos a finales de siglo XIX. Lo descubrieron los oficiales del Imperio hacia 1860 en India, donde se llamaba poona. Pero lo practicaron con una variaci¨®n: cuenta la leyenda que un d¨ªa de alegr¨ªa empezaron a golpear un corcho de champa?a al que, para que volara m¨¢s, le pegaron alrededor 16 plumas del ala izquierda de un ganso. De India lo llevaron a la metr¨®poli y en su castillo de Badminton el duque de Beaufort organiz¨® en 1873 la primera competici¨®n entre oficiales. Desde all¨ª conquist¨® el mundo, aunque no fue ol¨ªmpico hasta Barcelona 1992.
"Las plumas tienen que ser del ala izquierda del pato para que giren siempre en el mismo sentido", explica Abi¨¢n, que consume un paquete de 15 volantes (versi¨®n espa?ola de la voz inglesa shuttlecock, que es como se llama al objeto que golpean con las raquetas por encima de una red en un campo de juego de 13,4 por 5,18 metros), unos 18 euros, por partido. "Y no son el ¨²nico asunto pejiguero. Debemos jugar bajo techo porque la menor brisa se lleva al volante volando, y no hay quien juegue. Y para evitar cualquier problema tenemos que jugar sin aire acondicionado, lo que convierte las pistas en un horno en verano. Como mucho, antes de entrenarnos damos un poco el aire para enfriar la pista, y en la cancha ol¨ªmpica tienen estudiado un sistema para que los chorros de aire salgan a poca velocidad entre los asientos de las gradas y no nos perturben". Y ah¨ª no acaban las condiciones. Existen cinco tipos de volante de m¨¢s a menos pesado, que se usan teniendo en cuenta la altitud, la temperatura y la humedad. "Se trata de buscar una velocidad est¨¢ndar", dice Abi¨¢n. "Y podemos hasta afinar m¨¢s doblando un poco las plumas".
Lo suficiente para dar al b¨¢dminton una imagen de deporte de pijos, raquetita y gimnasia. "Pero qu¨¦ va, qu¨¦ va", protesta Abi¨¢n, que se pone una camiseta de su patrocinador, una marca de agua mineral soriana, para las fotos. "Somos un deporte minoritario, y en cierto sentido eso nos marca, nos hace sentirnos diferentes, pero para nada es pijo. No es de club privado sino de escuela. Es de los m¨¢s baratos, una raqueta muy buena, de grafito o carbono, vale 180 euros, pero se puede jugar con unas mucho m¨¢s baratas y con volantes sint¨¦ticos, que no se rompen".
En la escuela empez¨® Abi¨¢n a jugar porque su padre, Antonio, profesor de educaci¨®n f¨ªsica, le enganch¨® de peque?o a la red. "Bueno, primero a mis hermanos mayores, y tambi¨¦n fund¨® el club de b¨¢dminton de Calatayud, el San ??igo", cuenta Abi¨¢n. "Yo cuando empec¨¦ a jugar con gente mayor enseguida les ganaba. Luego llegaron los t¨ªtulos y me fui a Madrid. Beca, plaza en la residencia Blume y carrera, que llevo bien, estoy en quinto. Mucho entrenamiento f¨ªsico, carreras, series y pesas, y t¨¦cnico, porque el b¨¢dminton requiere muy buena forma, resistencia, velocidad y cambio de ritmo, aparte de reflejos y velocidad de pensamiento. Y los fines de semana, competici¨®n. As¨ª que aparte de b¨¢dminton poca cosa m¨¢s: o¨ªr algo de m¨²sica, darle al ordenador, leer a Dan Brown...".
Un partido, al mejor de tres sets de 21 puntos, puede durar hasta hora y cuarto de intensidad total. Aunque se frena en el aire, el volante es el objeto golpeado por una raqueta que m¨¢s velocidad adquiere, hasta 260 km/h. "Destaco por mi f¨ªsico", dice el jugador aragon¨¦s, cuyo mito es indonesio y se llama Taufik Hidayat, campe¨®n del mundo y ol¨ªmpico que posee un smash de rev¨¦s asesino desde el fondo de la pista. "Me cuesta matar el tanto, pero es dif¨ªcil que me hagan un punto. Domino bien la red, controlo las dejadas, pero es importante tener ataque", cuenta.
Como el ajedrez, cuanto mejor sea el rival m¨¢s se aprende. Por eso, para mejorar la t¨¦cnica, a veces se trae a Espa?a a jugadores indonesios como sparrings. "Y se nota, se nota", dice Abi¨¢n; "esto es tan duro...".PEK?N 2008
Faltan 81 d¨ªas para los Juegos
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