Eastwood aterra, James Gray conmueve
Gran cine estadounidense por partida doble en la secci¨®n oficial del festival
Llegu¨¦ tarde a convencerme de la grandeza como director de Clint Eastwood. Hab¨ªa percibido que pod¨ªa ser inquietante en Escalofr¨ªo en la noche y en El aventurero de medianoche, pero casi siempre su estilo me resultaba abusivamente deudor en lo artificioso de Sergio Leone y en los detalles atractivos del excelente Don Siegel. En 1988, Eastwood present¨® en Cannes su estremecedor retrato de Charlie Parker en Bird. A partir de ese deslumbrante momento ya no tuve dudas de que pod¨ªa llegar a esa condici¨®n superior de la creaci¨®n conocida como clasicismo.
Este se?or republicano ha hurgado mejor que cualquier progresista con carn¨¦ en las enfermedades morales de su pa¨ªs, en la violencia marginal o institucionalizada, en las heridas y en los traumas de gente que qued¨® marcada para siempre. Ha visitado Cannes acompa?ado de sus criaturas en bastantes ocasiones. La expectaci¨®n que provocan esas pel¨ªculas tiene sentido, tambi¨¦n el trato reverencial que se le otorga a un maestro que demuestra con alentadora frecuencia saber cosas imperecederas del cine y de la vida, de narrar historias y expresar sentimientos.
'Changeling', sombr¨ªa y tensa, refleja la obsesi¨®n de Eastwood por la infancia
Angelina Jolie est¨¢ hambrienta por encontrar papeles con cuerpo y alma
Gray se muestra tan l¨ªrico como retorcido y emocionante en el filme 'Two lovers'
Estamos ante una obra de apariencia enga?osamente amable
En Changeling, que acabo de ver ensimismado y cuyas im¨¢genes sospecho que se me van a instalar perdurablemente en la retina, Eastwood retorna a una de sus obsesiones. Son los ni?os, la profanaci¨®n de su inocencia, sus encuentros con los horrores reales de este mundo, su capacidad de supervivencia, el precio an¨ªmico que van a tener que pagar por ello. Lo cont¨® de forma muy compleja en la relaci¨®n que establece un cr¨ªo con su secuestrador que lo utiliza de reh¨¦n en Un mundo perfecto. Y a¨²n fue m¨¢s tenebroso en la descripci¨®n de ese torturado adulto que tuvo la desgracia en su infancia de que los lobos le eligieran y se ensa?aran con ¨¦l en Mystic River.
Sit¨²a la acci¨®n de Changeling en Los ?ngeles de los a?os veinte. La inicia con el estupor y el desgarro de una madre que al volver a casa descubre que su ni?o ha desaparecido. Despu¨¦s de cinco meses de angustia, la polic¨ªa le contar¨¢ que lo ha recuperado, pero el cr¨ªo que aparece no es su hijo, aunque ¨¦ste jure que ella es su madre. A partir de este sorprendente arranque, Eastwood va a hacer una cr¨®nica densa y terrible de la lucha de esta mujer por mantener viva su esperanza y sus entra?as, de la corrupci¨®n tenebrosa de la polic¨ªa y su alianza con los psiqui¨¢tricos y otros mecanismos represores del Estado para cerrar la boca o enloquecer a los disidentes que se niegan a aceptar las mentirosas versiones oficiales que da el poder, del mal en estado puro y la tortura que practica con los m¨¢s desamparados, de la necesidad del autoenga?o para que la supervivencia siga teniendo sentido.
Todas las sensaciones y los personajes que pinta Eastwood exhalan tensi¨®n y verdad. Logra contagiarnos id¨¦ntica prevenci¨®n y miedo hacia el horror que impregna a un asesino en serie y el horror que ponen en marcha las aparentemente civilizadas instituciones, formadas por los siniestros mecanismos de los guardianes de la ley para ocultar su mierda y perpetuarse. Pero lo que m¨¢s desasosiego nos provoca son las reacciones de los ni?os cuando el ogro de las pesadillas se hace real y les acorrala.
Changeling te engancha con arte y sigue contigo cuando ha finalizado. Con un estilo visual tan s¨®lido que nunca percibes la c¨¢mara, sin tiempos muertos ni trampas efectistas, con una admirable Angelina Jolie, se?ora que no tiene que pedir perd¨®n por ser tan guapa, pero que est¨¢ hambrienta por encontrar papeles con cuerpo y alma. El regalo es mutuo entre el sabroso personaje que le ofrece el director y la autenticidad y garra que ella otorga a esa mujer desesperada.
Si el cine de Eastwood siente ancestral fijaci¨®n con los ni?os, al de James Gray le ocurre lo mismo con la familia. En las tres negr¨ªsimas pel¨ªculas que hab¨ªa hecho hasta ahora, tituladas Little Odessa, The yards y La noche es nuestra, eran familias mafiosas y de polic¨ªas que acababan rotas y chorreando sangre. En la ins¨®lita y hermosa Two lovers, los lazos familiares tambi¨¦n ejercen el protagonismo, pero aqu¨ª no est¨¢n regidos o amenazados por la violencia y por la muerte.
Todos mantienen relaciones afectuosas en dos familias jud¨ªas que pretenden prolongar sus negocios comunes casando a los hijos. El problema es que el que deber¨ªa de unirse con la mujer que le conviene est¨¢ desarmantemente colgado con una vecina que ama a otro que la hace sufrir. Si a?adimos que el novio jud¨ªo es bipolar, ciclot¨ªmico, depresivo, un ser hipersensible que cuando sufre el abandono de su pareja acude infructuosamente a la soluci¨®n de cortarse las venas o tirarse al mar, la nueva historia alcanza dimensiones tr¨¢gicas. Si se cuenta el argumento de Two lovers puede parecer aparatoso, previsible, ?o?o, con sensaci¨®n de ya visto y o¨ªdo. Pero la forma de desarrollarlo por parte de James Gray es original y l¨ªrica, retorcida y emocionante. Estamos ante una pel¨ªcula muy dura con apariencia enga?osamente amable, una tragicomedia llena de talento que te hace comprender las razones de todos sus personajes para ser como son y actuar como act¨²an. Tambi¨¦n est¨¢ el cada vez mejor actor Joaquin Phoenix aportando patetismo y encanto a un ser tan fr¨¢gil como suicida, un rom¨¢ntico desarmante que tendr¨¢ que pactar con la pragm¨¢tica realidad para seguir vivo y razonablemente feliz.
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