A mucha honra
La arrogancia y el desprecio que mostraba un articulista de este peri¨®dico hablando sobre el plan de El Cabanyal hacia las amas de casa y jubilados, y hacia los miles de valencianos que han apoyado mayoritariamente a la alcaldesa, Rita Barber¨¢, en las ¨²ltimas cinco elecciones municipales, me lleva a decirle que lo que s¨ª es propio de los dictadores es opinar -como ¨¦l hace- con insultos y desde?ar a quienes no tienen la fortuna de tener su vasta cultura.
Desde una perspectiva totalmente politizada, y con una visi¨®n elitista de la realidad muy caracter¨ªstica del falso progresismo que sufrimos, se permit¨ªa la osad¨ªa de tratar de ingenuos y manipulables a los jubilados y dec¨ªa que "no hacen otra cosa que votar al PP y abrir la boca bien grande delante de l'Hemisf¨¨ric". Mostraba en tono despectivo su desagrado con la imagen de Valencia y pon¨ªa en tela de juicio alguna de las grandes obras arquitect¨®nicas que la han relanzado. Y, con desd¨¦n, trataba de criticar a la alcaldesa llam¨¢ndola "mestresa" y elucubraba con que dejara su cargo para que los "de verdad aman Valencia" pudieran imponer su modelo. Apuntarle que la alcaldesa tiene a mucha honra el que la relacionen con la gente que va todos los d¨ªas a trabajar y a comprar en los mercados, que est¨¢ encantada de estar junto a las amas de casa y los jubilados, y que se siente infinitamente m¨¢s cercana a la gente del pueblo que a aquellos que desde las alturas miran con arrogancia a quienes consideran inferiores.
No es que el articulista nos enriqueciera con una novedosa opini¨®n de la progres¨ªa sobre Valencia, porque este discurso est¨¢ ya muy manido y son pocos los que son capaces de aportar cosas nuevas. Pero en esta ocasi¨®n quien firm¨® el art¨ªculo estuvo especialmente desafortunado, ya que no tuvo mejor ocurrencia que comparar a Rita Barber¨¢, elegida democr¨¢ticamente, con el s¨¢trapa Nicolas Ceaucescu, que dirigi¨® con mano de hierro uno de los reg¨ªmenes comunistas idolatrados en su momento por la clasista izquierda valenciana. De esta manera, intentaba aleccionarnos sobre lo hermosa que era Valencia antes y "lo grotesca" que est¨¢, a su entender, la actual. Nadie le va a acusar de cr¨ªmenes contra la patria, como afirmaba, pero le puedo aconsejar respetuosamente que recicle su concepci¨®n sobre la est¨¦tica de las ciudades y vea las cosas con mayor libertad y no se deje llevar por su soberbia.
Miquel Dom¨ªnguez es segundo teniente de alcalde de Valencia
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