MGMT: ?Una gran mentira?
SON dos. Y se complementan. Andrew Vanwyngarden habla tan bajito que a veces resulta imposible entenderle y hay que pedirle que repita sus palabras. Pero ah¨ª est¨¢ Ben Goldwasser para socorrerle. Debe estar acostumbrado a su volumen, porque le r¨ªe las gracias. Que no son pocas. Iron¨ªa. Ah¨ª reside la piedra angular de MGMT, una banda a la que le cay¨® del cielo un contrato discogr¨¢fico con Columbia el pasado a?o y que, tras arrasar en el Reino Unido, ahora intenta ganarse el sueldo en su propio pa¨ªs, Estados Unidos.
Andrew, que adem¨¢s de esconder su voz oculta sus ojos tras un flequillo largu¨ªsimo unido a una melena mod¨¦licamente despeinada, es el menos serio de los dos, aunque la primera impresi¨®n indique lo contrario. En su mochila esconde el libro de Carl Jung Arquetipos e inconsciente colectivo, y pese al sesudo t¨ªtulo queda claro que lo suyo es re¨ªrse del mundo. Me encanta que la gente piense que soy m¨¢s listo de lo que parece, por eso siempre llevo libros como ¨¦ste, bromea. Aun as¨ª, le ha dedicado tiempo y tiene subrayadas unas cuantas frases, entre ellas: La vida es una locura y al mismo tiempo est¨¢ llena de sentido.
Las palabras de Jung sirven de perfecta met¨¢fora para explicar lo que les ha ocurrido profesionalmente a esta pareja de estudiantes de m¨²sica y arte de la exclusiva Universidad de Wesleyan (Connecticut), licenciados hace apenas dos a?os, con los que nos encontramos en Greenpoint, uno de los barrios de Brooklyn donde los grupos de m¨²sica se reproducen como esporas. MGMT ensayan ah¨ª, aunque prefieren recibirnos en un caf¨¦ cercano a la nave industrial donde ellos y todo tipo de artistas multidisciplinares se dedican a construir el futuro creativo de Nueva York.
O m¨¢s bien habr¨ªa que hablar de presente. La historia de MGMT, adem¨¢s de a la suerte, est¨¢ precisamente unida a la situaci¨®n de desesperaci¨®n por la que est¨¢n atravesando las grandes discogr¨¢ficas en la actualidad, que buscan ansiosamente el pr¨®ximo ¨¦xito haciendo arriesgadas apuestas. Nosotros toc¨¢bamos en la universidad. Ten¨ªamos m¨²sicas pregrabadas y cant¨¢bamos sobre ellas. Nada sofisticado, era algo que hac¨ªamos por pura diversi¨®n. Estuvimos una temporada de gira con Of Montreal, y lleg¨® un momento en el que cada uno decidi¨® tirar por su lado pero, de repente, nos lleg¨® un e-mail de Columbia proponi¨¦ndonos que grab¨¢ramos un disco. Fue un poco surrealista, porque en aquella ¨¦poca (finales de 2006) ni siquiera nos habl¨¢bamos y hac¨ªa m¨¢s de seis meses que no toc¨¢bamos juntos. Ben estaba pensando en dedicarse a las ciencias sociales, y aunque yo quer¨ªa ser m¨²sico, no ten¨ªa muy claro qu¨¦ hacer. La conversaci¨®n la llevan a dos voces. Ben, el que m¨¢s sonr¨ªe, con una barba que no oculta sus escasos 25 a?os, completa las frases de Andrew mientras ¨¦ste se bebe un t¨¦ ma?anero con la energ¨ªa de quien tiene la lega?a a¨²n pegada al ojo. Y eso que es m¨¢s de la una de la tarde
La propuesta de Columbia les pill¨® por sorpresa, pero ten¨ªa muchas ventajas. Por un lado nos permit¨ªa dedicarnos a la m¨²sica sin tener que depender de un trabajo cualquiera para mantenernos y, la verdad, tener una multinacional como plataforma no est¨¢ mal para empezar, ?no? Adem¨¢s, nos han dado un productor incre¨ªble, Dave Friedman [ha producido a Flaming Lips entre otros]. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir?. As¨ª naci¨® Oracular spectacular, el primero de los cuatro discos a los que se han comprometido, algo que seg¨²n ellos no les ha creado muy buena prensa entre los otros grupos de Brooklyn. En este nuevo mundo de Myspace, firmar con una major suena a pecado mortal, corean. Pero lo cierto es que si se les pregunta tampoco parecen conocer a muchas bandas de su barrio. Es cierto que hay mucha movida musical en Brooklyn, pero nosotros apenas nos relacionamos con ellos porque no tocamos a menudo, dicen. Y como colof¨®n admiten: Quiz¨¢ sea s¨®lo una sensaci¨®n imaginaria y en realidad s¨ª que les caemos bien.
En realidad, como banda propiamente dicha no tienen mucha carretera. Hasta 2005 tocaban con sonidos pregrabados a los que a veces les a?ad¨ªan guitarras. Quiz¨¢ por eso sus directos no sean precisamente lo m¨¢s alabado por la cr¨ªtica. Tras verlos actuar en un miniconcierto en la clausura del festival de cine Genart, en Nueva York, con otros tres m¨²sicos sobre el escenario, la impresi¨®n irrefutable los cubatas gratis de la fiesta hicieron bastante m¨¢s furor que ellos es que MGMT a¨²n est¨¢n verdes. Es verdad, podemos mejorar nuestros directos, admiten. Pero es que somos unos reci¨¦n llegados. Adem¨¢s, la gente se ha quejado de que no interactuamos con el p¨²blico, y creo que es una cr¨ªtica valida, pero lo cierto es que yo no soporto a esas bandas que se pasan medio concierto hablando con la audiencia, no lo aguanto. Yo voy a ver un grupo, y lo que quiero es que toquen y se callen la boca, sentencia Andrew, el de las bromas a bajo volumen.
Tambi¨¦n se quejan de que se hable de ellos como de una banda de electro dance. Vienen a vernos y se esperan una cosa en plan electrolococh¨®n, pero lo cierto es que nosotros somos m¨¢s rockeros que dance. Se ha asociado nuestra m¨²sica al electroclash, pero es un error. Yo me imagino a esos chavales que hace cuatro a?os compon¨ªan m¨²sica electr¨®nica e iban a los clubes neoyorquinos y se pon¨ªan moraos y, la verdad, no me identifico en absoluto. Pero, ya ver¨¢s, nuestro directo acabar¨¢ siendo supercool, presagia Ben, el m¨¢s relajado.
Si se les pregunta qu¨¦ tipo de m¨²sica hacen, tampoco parecen tenerlo muy claro, pero todo es una cuesti¨®n de etiquetas y ellos tambi¨¦n han creado la suya: Hacemos m¨²sica de los setenta del futuro. Ben asiente y, por si no hab¨ªa quedado muy claro, a?ade: Un poquito de psicodelia, otro poco de rock cl¨¢sico, algo de punk Nos gusta probar de todo.
El principal culpable para la clasificaci¨®n de electrodance o de pop psicod¨¦lico, como proclam¨® el cr¨ªtico de la revista Spin David Marchese, es su sencillo Time to pretend, donde un ritmo muy bailable, jocoso y pegadizo cargado de sintetizadores y una atm¨®sfera seudoespacial se mezcla con una letra que parece un himno al hedonismo rockero aunque, seg¨²n ellos, naciera del puro cachondeo de sentarse a escribir una letra. Ese tema lo compusimos en la universidad. Decidimos imaginarnos c¨®mo ser¨ªamos si fu¨¦ramos estrellas del rock, porque en aquella ¨¦poca ¨¦ramos s¨®lo un par de colgados a los que nadie hac¨ªa ni caso. Quiz¨¢ eso sea lo m¨¢s gracioso, o lo m¨¢s triste. No s¨¦, t¨² ver¨¢s. A Andrew le gusta ser cr¨ªptico.
?Ha sido una letra premonitoria, con su oda al sexo f¨¢cil, las drogas y la vida desenfrenada? Qu¨¦ va, no nos ha pasado nada de lo que imaginamos, dice Ben. O sea, que ni sexo, ni drogas Hombre, hacemos todas esas cosas, pero lo cierto es que no hemos probado las drogas duras, y en cuanto a las supermodelos, tampoco ha ocurrido, lamentan sin mucho duelo. En realidad, dicen que su vida es m¨¢s bien tranquila. Ben vive con su novia en Nueva Jersey, y Andrew en Park Slope, otro barrio de Brooklyn del que pronto tendr¨¢ que irse porque el casero le echa de casa. No hay m¨¢s explicaci¨®n. Ser¨¦ un sintecho. Y se r¨ªe. Adem¨¢s de la m¨²sica, contesto e-mails y filtro los comentarios en nuestra p¨¢gina de MySpace. Una vida apasionante, como puedes ver. Andrew, otra vez. Somos tipos aburridos, aunque cuando tengo resaca soy muy ingenioso, apunta su n¨¦mesis.
En Nueva York son mucho menos famosos que en Londres, algo que tambi¨¦n les ocurri¨® a Scissors Sisters, que primero triunfaron entre brit¨¢nicos antes de convencer en su propia parroquia. En Estados Unidos la gente es m¨¢s c¨ªnica. Cuando aparece algo nuevo de lo que habla bien la gente no se lo acaban de creer. La primera reacci¨®n es pensar Seguro que no son tan brillantes. En el Reino Unido la gente se entusiasma ante la posibilidad de que haya algo nuevo en el horizonte, y quieren cre¨¦rselo. A lo mejor despu¨¦s no les gusta, pero te dan la oportunidad de demostr¨¢rselo, dicen a dos voces.
Oracular spectacular acaba de editarse en Estados Unidos, donde preparan una larga gira que tambi¨¦n les llevar¨¢ a Barcelona y Madrid. Pero que nadie espere que se limiten a MGMT (su nombre original era Management, pero ya lo ten¨ªa otro grupo, as¨ª que decidieron encogerlo). Ahora que han arrancado y que pueden vivir de la m¨²sica gracias a Columbia, van a explotar el momento. Con iron¨ªa, c¨®mo no. Tenemos muchos proyectos. Queremos montar otra banda, es un proyecto secreto, tanto que s¨®lo nosotros lo sabemos. Va a consistir en llegar a un punto y luego llegar a otro. Vamos a esperar a que algo pase y despu¨¦s que pase otra cosa. Es todo lo que te podemos decir. Y se acaba la conversaci¨®n. Si no fuera porque estamos en pleno siglo XXI, podr¨ªamos jurar que hemos hablado con un par de hippies trasnochados.
Oracular spectacular est¨¢ publicado en Columbia Sony. MGMT act¨²a el 29 de mayo en el Festival Primavera Sound de Barcelona, y el 30 en Madrid (Sala Heineken).
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