Si no es la madre, ser¨¢ la hija

Aunque parezca que las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton est¨¢n a punto de desvanecerse, su saga pol¨ªtica no se resigna a quedarse felizmente retratada en los libros de historia. Primero fue la presidencia del padre. Luego, la candidatura de la madre al Senado y a la presidencia. Y, ahora, el futuro puede estar en el cisne de la familia, la hija de 28 a?os, Chelsea Clinton.

En una entrevista publicada ayer por la revista People, Bill Clinton habl¨® sobre el futuro pol¨ªtico de Chelsea: "Si me hubieran hecho esta pregunta antes de Iowa, hubiera respondido que no, que de ning¨²n modo, y que era al¨¦rgica a nuestro oficio. Pero ahora vemos que es muy buena en ello".

Hasta enero, Chelsea Clinton se hab¨ªa mantenido al margen de las maniobras pol¨ªticas de sus padres. Ni?a de una inteligencia precoz, pas¨® su adolescencia en la Casa Blanca, cri¨¢ndose a la fuerza en los pasillos del poder. No se le pudo evitar el mal trago de vivir de cerca la tormenta del esc¨¢ndalo Lewinsky. En agosto de 1998, momentos despu¨¦s de que el entonces presidente admitiera que hab¨ªa mantenido "relaciones inapropiadas" con la becaria, la familia Clinton abandon¨® la Casa Blanca a bordo del helic¨®ptero Marine One para pasar unos d¨ªas de vacaciones. Aquel d¨ªa, Chelsea se coloc¨® entre sus padres dando una imagen familiar y conciliadora. Precisamente ¨¦se ha sido el papel de Chelsea en la campa?a presidencial de su madre: dar imagen familiar.

Clinton admite que se le pidi¨® a Chelsea que entrara en campa?a cuando el equipo electoral vio que "se hab¨ªan perdido los caucuses de Iowa por culpa del voto de los j¨®venes". "Mi hija ha sido la segunda mejor cosa que le ha pasado a la campa?a de mi mujer", dice. "La primera es la capacidad de aguantar con dignidad los golpes bajos".