Las viejas glorias intelectuales animan el festival literario de Hay
Gore Vidal se convierte en atracci¨®n de la primera jornada de la cita de Gales
"?D¨ªgame, se?or Gore Vidal, a medida que se hace mayor, va encontrando la sabidur¨ªa?", pregunt¨® azorado el periodista Adam Bolton, claramente arrepentido bajo los focos de haber escogido un traje de tan tupido terciopelo. -Senilidad es la palabra que est¨¢ buscando, hijo, senilidad.
Y el auditorio en pleno, las 900 personas que abarrotaron en la tarde de ayer la carpa grande del Festival Hay-On-Wye para asistir a una charla con "la gran leyenda viva de las letras", estall¨® en una carcajada aliviada, como ante la rutina de un c¨®mico hosco y temible.
Vidal dijo que el mejor consejo para los j¨®venes es "que crezcan"
A sus 91 a?os, el famoso historiador Hobsbawn no quiso perderse los debates
Cherie Blair despleg¨® sus tablas y su inconsciencia dial¨¦ctica
Cerca de medio centenar de charlas alternan con fiesta y espect¨¢culo
La pregunta de Bolton pretend¨ªa hallar una explicaci¨®n (?los viejos no temen decir lo que piensan?) a la actitud displicente, ¨¢cida y afor¨ªstica de Vidal (West Point, Estados Unidos, 1925) quien, sentado en el trono de su silla de ruedas, con traje ligero y un bast¨®n que bland¨ªa si era preciso, rein¨® con su visi¨®n pol¨¦mica de la pol¨ªtica estadounidense o la cr¨ªtica literaria y sus habilidades para imitar las voces de JFK y Nixon en la primera jornada importante del festival literario gal¨¦s.
Nadie esperaba menos del novelista laureado, el guionista del gran Hollywood, liberal y cronista de los imperios romano y americano. "Usted ser¨ªa mejor presidente que George W. Bush; cualquiera lo ser¨ªa", dijo Vidal a Bolton. Risas. "McCain [candidato republicano] no es ning¨²n h¨¦roe. ?Qu¨¦ hizo? Lo apres¨® el VietCong, lo metieron en una caja durante a?os y tuvieron que venir a por ¨¦l. Pudo haber huido antes. ?Y a eso le llama grandeza?". Carcajadas. "Cuando Tenessee Williams escribi¨® aquello de 'conf¨ªo en la bondad de los extra?os' no pretend¨ªa ser lacrim¨®geno, no pensaba en la mujer gimoteante que lo interpretar¨ªa... ?Era un chiste!". Ovaci¨®n cerrada.
-?Cu¨¢l es el mejor consejo que dar¨ªa a la gente joven?, inquiri¨® alguien del p¨²blico.
-Que crezcan.
-?Qui¨¦n considerar¨ªa el nuevo Gore Vidal?, grit¨® una mujer.
-El viejo Gore no ha dejado la puerta abierta. ?A¨²n soy el obispo de Roma!
Entonces, el pensador Christopher Hitchens, en alg¨²n momento conocido como "el nuevo Gore Vidal", emergi¨® entre la masa y trat¨® de poner en apuros al maestro con una pregunta sobre Pearl Harbour y el 11-S y las similares actitudes de los gobiernos estadounidenses ayer y hoy. No hubo manera. Vidal, impasible en su cinismo, provoc¨® m¨¢s risas y aplausos.
Al t¨¦rmino de la charla, mezclado entre el p¨²blico, el importante historiador brit¨¢nico Eric Hobsbawn, tambi¨¦n con bast¨®n pero, a sus 91 a?os, y, desde luego, con una forma muy distinta de ver la senectud, preguntaba a su acompa?ante: "?Ha sido una buena entrevista, no crees?".
"Todo el mundo aparece por aqu¨ª estos d¨ªas", reconoci¨® al ser preguntado por su presencia en la 21? edici¨®n del festival Hay-On Wye. Con sus 140.000 visitantes, todo un acontecimiento, que convierte un pueblito gal¨¦s en las estribaciones de las Black Mountains en una fiesta donde la gente, lo crea o no, se pelea por comprar libros o escuchar a los intelectuales.
Tan inusual y rentable fen¨®meno global (la franquicia Hay no para de abrir sucursales), se debe al empuje de Peter Florence, un tipo al que se ha convertido en un clich¨¦ tildar de visionario. El inventor de la f¨®rmula aparentemente correcta de mezclar fondo (debates sesudos) y forma (espect¨¢culo medi¨¢tico y fiesta sin ambages).
Mucho de lo segundo tuvo, por la ma?ana, la presencia de Cherie, abogada y esposa del ex primer ministro Tony Blair, quien sirvi¨® el contrapunto pol¨ªtico amable a Gore Vidal. Su conferencia feminista y no muy deslumbrante son¨® a excusa para lo que vendr¨ªa despu¨¦s, cuando Booth, su apellido de soltera, pas¨® a ser Blair, autora de Speaking for myself, n¨²mero uno en ventas en Reino Unido, la historia de "c¨®mo una chica de la clase obrera de Liverpool se vio en el 10 de Downing Street, conoci¨® a la reina, el Papa y vivi¨® el d¨ªa en que Stevie Wonder le dedic¨® My cherie amour".
La ex primera dama fue entrevistada entonces por Francine Stock en un ritual que record¨® m¨¢s a un magac¨ªn matinal que a un festival literario (la incomprensible escenograf¨ªa en lila no ayudaba precisamente). As¨ª fue c¨®mo los 900 entregados integrantes del p¨²blico que pagaron nueve libras (13,5 euros) supieron que en sus a?os consortes, siempre deb¨ªa tener un traje negro a mano ("la reina madre pod¨ªa morir en cualquier momento") o que, por mucho empe?o de los periodistas presentes, nada malo ten¨ªa ella, "partisana laborista desde los 16", que decir de Gordon Brown, sucesor de su marido y su enemigo ¨ªntimo, hoy en horas baj¨ªsimas.
Para cuando Cherie despleg¨® a las 11.30 su mezcla de tablas e inconsciencia dial¨¦ctica ("?Pero c¨®mo demonios has dicho eso?', es la frase que m¨¢s he o¨ªdo de Tony", dijo) el drama y los dilemas intelectuales ya campaban a sus anchas bajo las arrebatadas carpas azotadas por el viento del festival. ?Qu¨¦ hacer? O peor: ?A qu¨¦ renunciar? ?Al brillant¨ªsimo alegato a favor del trabajo artesanal y la mentor¨ªa que despleg¨® el soci¨®logo Richard Sennett o al cuarto centenario del nacimiento de Milton? ?A Julian Barnes, a Felipe Fern¨¢ndez Armesto o a la pol¨¦mica duquesa de Devonshire y el relato de su juventud junto a Hitler?
Hay cosas mucho peores, sin duda. Pero as¨ª es el Hay de Gales: 477 charlas con sus ilustres nombres y sus promesas de est¨ªmulo intelectual que se solapan durante 10 d¨ªas, a la manera de un festival de rock. No en vano, Hay es el evento bautizado como "el Woodstock de la mente" con indudable fortuna por Bill Clinton (es costumbre que un hombre de estado d¨¦ lustre al evento; al de este a?o, Jimmy Carter, se le espera ma?ana).
Previsi¨®n meteorol¨®gica en mano, los asistentes tem¨ªan ayer que el festival se convirtiera m¨¢s bien en un "Glastonbury de las ideas", por la multitudinaria cita estival con el nuevo rock y el barro, as¨ª como en un buen negocio para los comercios de calzado para el agua de Hay-on-Wye, el pueblo de 1.400 habitantes y 40 librer¨ªas en torno al que se celebra todo esto.
Una gran lluvia est¨¢ anunciada para hoy. Lo cual, de suceder, dar¨ªa la raz¨®n a Peter, de la cercana Cardiff, que hab¨ªa dicho. "Por aqu¨ª lo sabemos bien. Un Hay no es un Hay sin su chaparr¨®n de proporciones b¨ªblicas. Si de donde demonios usted venga, hay sequ¨ªa, deber¨ªan celebrar uno". Que alguien explique a este hombre que no hay indicios de que el milagro meteorol¨®gico de Hay funcione en sus sedes de Granada y Segovia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.