La navajita
Cuando llegas a Asturias siempre hay alguien que te cuenta algo que hizo hace nada ?lvarez Cascos. Luego bajan la voz y te avisan: "Pero no se puede decir". Lo ¨²ltimo que dicen es que trat¨® de cazar un leopardo en ?frica, pero se tuvo que venir de vac¨ªo. No se refiere el rumor a que Cascos quisiera cazar a Rajoy cuando ¨¦ste amag¨® con pedir la expulsi¨®n de Esperanza Aguirre; no, el partido no est¨¢ para esas met¨¢foras, ni Rajoy es un leopardo; lo que se dice es que, en efecto, Cascos intent¨® cazar en sus d¨ªas libres, pero le sali¨® el tiro por la culata. ?Es verdad, es mentira? Y qu¨¦ m¨¢s da. Ahora el PP se parece a la Iglesia y, como dec¨ªamos la semana pasada, a su misterio m¨¢s insondable, el de la Sant¨ªsima Trinidad. Y sobre los misterios se puede decir casi de todo.
Los misterios los guarda Rajoy, y los va soltando, como si los tuviera en una cajita. O como si fueran disparos. Luego esconde la mano. "O no". Rodrigo Ur¨ªa, abogado eminent¨ªsimo que presidi¨® el Museo del Prado hasta que muri¨®, hace unos meses, es autor de una frase que Rajoy tendr¨ªa que guardar en su cuadernito, para cuando tenga que explicar qu¨¦ hace, o qu¨¦ no hace. "Esto que he hecho no lo he hecho y adem¨¢s no lo volver¨¦ a hacer nunca jam¨¢s".
El otro d¨ªa, los chicos de una universidad le sacaron a Rajoy el secreto mejor guardado: qu¨¦ iba a hacer con Gallard¨®n. "Estar¨¢ conmigo". Las alertas de los m¨®viles se pusieron en funcionamiento, era la noticia del d¨ªa. Fue la noticia del d¨ªa, pero no dec¨ªa lo que a?adi¨® Rajoy: "Pero todav¨ªa no he hablado con ¨¦l". Esperanza Aguirre lleg¨® luego con el jarro de agua fr¨ªa, que lanz¨® sobre el cogote de la novedad, como un disparo: "Si ya era de su equipo". Lo era, pero a lo mejor Rajoy no lo sab¨ªa.
Huele a cuchillos largos. O a navajitas. Un d¨ªa vi que Esperanza Aguirre se acercaba al corro donde estaba Gallard¨®n, y ¨¦ste huy¨® despavorido, como un leopardo, buscando otro sitio en la selva. "Que viene ¨¦sta". Los cuchillos son armas muy ¨²tiles para las met¨¢foras, dec¨ªa Borges, que los guardaba. Carlos Gardel se muri¨® con una navaja chiquita junto al coraz¨®n, dec¨ªa "Soy de Carlos Gardel". Se lo cont¨® a Manuel Vicent el autor de la autopsia. Un d¨ªa se van a desenterrar los cad¨¢veres del PP y habr¨¢ muchas navajitas, con nombres propios, con nombres ajenos. Gonz¨¢lez Pons nos cont¨® el otro d¨ªa que ah¨ª, en el PP, hay a¨²n heridas desde los tiempos de Hern¨¢ndez Mancha. Uno se imagina G¨¦nova en este momento, hasta que no se haga la limpieza, como un antiguo almac¨¦n de navajitas y otros ¨²tiles de caza mayor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.