Suspense pol¨ªtico para la Amazonia
Los ecologistas 'vigilan' al titular de Medio Ambiente brasile?o
"No dejar¨¦ que quemen la Amazonia", asegura el economista Carlos Minc, que el pr¨®ximo martes asumir¨¢ el Ministerio del Medio Ambiente de Brasil. Contactado telef¨®nicamente por este peri¨®dico, el nuevo responsable intenta apagar los focos del incendio que amenaza a la Amazonia. O al menos, del que pronostican los ecologistas desde que su antecesora, Marina Silva, present¨® su dimisi¨®n al presidente Luis In¨¢cio Lula da Silva.
Marina Silva, la gran defensora de la Amazonia, ha salido del Gobierno
La gran defensora de la Amazonia ha salido del Gobierno y esto cuestiona si el plan gubernamental de desarrollo econ¨®mico de Brasil pasar¨¢ por encima de las cuestiones ambientales. Primero, porque la ex ministra era vista como un punto de resistencia para que eso no ocurriera. Segundo, por las causas que llevaron a su salida: presiones de otros ministros, de algunos diputados y del poderoso sector agroindustrial de Brasil.
La ex ministra se hab¨ªa pasado cinco a?os en lucha contra sectores que exig¨ªan la aprobaci¨®n de obras comprometidas para el medio ambiente, como f¨¢bricas hidroel¨¦ctricas y carreteras en la Amazonia. Su t¨¢ctica era no conceder las licencias hasta que todas las garant¨ªas ambientales fuesen aseguradas, un proceso que pod¨ªa llevar a?os. Para los opositores, la postura de Silva retrasaba el desarrollo de Brasil: "Ella pensaba solamente en ¨¢rboles y animalitos y se olvidaba de que el pa¨ªs necesita producir", argumenta Valdir Colato, l¨ªder del grupo de diputados del sector agropecuario.
El acoso del lobby agroindustrial se intensific¨® despu¨¦s de la aprobaci¨®n de duras leyes para limitar la deforestaci¨®n, como la prohibici¨®n de cr¨¦ditos para la producci¨®n en propiedades donde se hab¨ªa comprobado la tala ilegal de ¨¢rboles. Las presiones acabaron empeque?eciendo pol¨ªticamente a Marina Silva y pr¨¢cticamente la aislaron.
"Dentro del Gobierno, yo no ten¨ªa ya las condiciones para hacer viable la agenda del desarrollo sostenible", explica Marina Silva a este peri¨®dico. "Las presiones desde el Congreso Nacional y desde los Estados de Mato Grosso y Rondonia fueron muy fuertes", reconoce.
Despu¨¦s de lo sucedido, la designaci¨®n de Carlos Minc para el Ministerio del Medio Ambiente tiene una doble funci¨®n. El economista re¨²ne atributos para apaciguar los ¨¢nimos de los ecologistas: ¨¦l mismo es miembro de movimientos ecologistas desde la d¨¦cada de los setenta, cre¨® el Partido Verde en Brasil y ha llevado a cabo una contundente actuaci¨®n en favor del medio ambiente durante los 20 a?os en que fue diputado en R¨ªo de Janeiro. "Minc es respetado en el sector y tiene una biograf¨ªa a preservar", dice Carlos Nobre, presidente del Programa Internacional de Geosfera-Biosfera y cient¨ªfico del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil. Pero las razones del nombramiento de Minc no se restringen s¨®lo a su trayectoria verde. Lo que le garantiz¨® llegar al ministerio fue el modelo menos burocratizado de concesi¨®n de licencias ambientales adoptado por ¨¦l en la secretar¨ªa de Medio Ambiente del Estado del R¨ªo de Janeiro, que comanda desde hace 15 meses. En este tiempo, el ¨®rgano ha marcado un r¨¦cord de aprobaciones, incluidas obras complejas desde el punto de vista medioambiental. El caso m¨¢s emblem¨¢tico es el de un polo petroqu¨ªmico de Petrobr¨¢s, un proyecto valorado en casi 7.000 millones de euros cerca de un manguezal, ecosistema brasile?o muy susceptible a cambios. La obra obtuvo licencia en seis meses, la mitad del tiempo que la empresa esperaba. "Lo que hicimos fue eliminar varias etapas in¨²tiles del proceso", dice Minc. "Antes pasaba por las manos de 16 funcionarios hasta llegar al analista ambiental, ahora pasa s¨®lo por uno". Ese modelo de agilidad es visto con buenos ojos por el Gobierno y por los empresarios, pero deja a los ecologistas con los pelos de punta. "Esa prisa puede llevar a decisiones que comprometen la integridad ambiental de Brasil, principalmente de la Amazonia", advierte Marcelo Furtado, directivo de Greenpeace Brasil.
Carlos Minc asume el Ministerio con el reto de probar a los cr¨ªticos que Brasil no va a dar un paso atr¨¢s en la cuesti¨®n ambiental. Una tarea dif¨ªcil, pues implica ponerse en medio de la guerra de intereses que derrumb¨® a Marina Silva. ?l sabe de eso. "Marina sufri¨® con presiones terribles que, obviamente, ya me est¨¢n llegando a m¨ª, pero no voy a ceder", garantiza Minc.
Las primeras propuestas que ha divulgado agradan, en principio, a griegos y troyanos. Mantener todos los programas del ministerio da esperanza a los ambientalistas. Agilizar el proceso de licencias medioambientales es una exigencia latente de los sectores pol¨ªtico y empresarial. El nuevo ministro tambi¨¦n recibi¨® del presidente Lula la luz verde para la creaci¨®n de una guardia nacional ambiental para la vigilancia de las ¨¢reas de reserva ambiental de la Amazonia. "Son pruebas de que no habr¨¢ cambios en la pol¨ªtica ambiental y de que vamos encontrar mecanismos para llevar adelante las esperanzas, la lucha y las utop¨ªas de Marina Silva", dice Minc.
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