El FAD frente al Museo del Dise?o
D¨ªas atr¨¢s, Chus Mart¨ªnez, directora del Frankfurter Kunstverein, comentaba en un programa de la televisi¨®n alemana que centros como el Kunstverein, donde la sociedad civil tiene un papel relevante, est¨¢n siempre en un "estado de devenir, de acontecer", es decir, de constante di¨¢logo con el presente para explorar el futuro. En los museos, dec¨ªa, ocurre lo contrario: definen la historia presente en di¨¢logo con el pasado.
Tambi¨¦n el Fomento de las Artes y el Dise?o (FAD) es una instituci¨®n en constante "estado de devenir". Siempre en estado de alerta, su fragilidad es su principal valor, y su gente, su potencial m¨¢s preciado. No es una determinada colecci¨®n lo que la define, sino una praxis continuada a trav¨¦s de m¨¢s de un siglo de existencia. Como tal, consolida su autoridad cultural mediante una reinterpretaci¨®n reiterada de s¨ª misma a trav¨¦s de procesos y actividades que definen su futuro. Existe en la medida en que es capaz de redefinir aquello por lo cual ha trabajado durante m¨¢s de un siglo: la investigaci¨®n de lo que sucede entre arquitectura, dise?o, industria y sociedad. No es cuesti¨®n de congelar el statu quo alcanzado despu¨¦s de tantos a?os de praxis, sino de desafiarlo constantemente.
El dise?o catal¨¢n est¨¢ acomodado en el ensimismamiento, sobrevalorado por unos y banalizado por otros
?se es el sentido de una instituci¨®n privada que, como el FAD, ha encontrado su sitio, reinterpret¨¢ndose a?o tras a?o, fortalecida por la sociedad que la sustenta. ?Y cu¨¢l es el sentido de un museo?
Partimos, aunque sea cr¨ªticamente, del museo como espacio p¨²blico seg¨²n el proyecto emancipador de la Ilustraci¨®n. Es decir, un espacio para la memoria, la educaci¨®n y el debate p¨²blico. Pero ?cu¨¢l es ese proyecto emancipador de los actuales museos, convertidos hoy en poderosos instrumentos de promoci¨®n cultural y, a menudo, en grandes empresas comerciales?
La historiograf¨ªa del dise?o es m¨¢s o menos conocida y promovida a trav¨¦s de publicaciones y de una colecci¨®n iniciada por el Museo de las Artes Decorativas que, aunque incipiente, dibuja una determinada realidad del dise?o catal¨¢n. Pero ?cabe hoy una nueva interpretaci¨®n de una colecci¨®n, disidente y cr¨ªtica a la vez, contraria a los modelos actuales? ?C¨®mo establecer¨¢ el nuevo Museo del Dise?o esos di¨¢logos con el pasado necesarios para interpretar el presente? Es decir, ?c¨®mo se mostraran, historiogr¨¢ficamente, las diferentes singularidades de la modernidad?
El Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona lo ejemplifica con gran finura e inteligencia cada vez que emergen sus fondos hacia los espacios expositivos. Con la incorporaci¨®n de las nuevas adquisiciones, aparecen nuevos significados de su colecci¨®n.
Sobre el papel pedag¨®gico de los museos -una de sus actividades predilectas-, tengo serias dudas sobre si ¨¦stos deben educar a su p¨²blico. ?No deber¨ªa producirse una reinversi¨®n de los papeles que habitualmente desempe?an los museos? En esta puesta al rev¨¦s de los roles, el protagonista ya no es el propio museo, sino su visitante. La voluntad pedag¨®gica se centrar¨ªa, pues, en crear el deseo del visitante y reclamar su participaci¨®n activa con plena responsabilidad. Es decir, en programar actividades generadoras de espacios para la respuesta, sobre todo si recordamos que la mayor¨ªa de los museos nos consideran simplemente espectadores de un discurso dominante al cual nos someten. ?No deber¨ªa una colecci¨®n albergar nuevas lecturas que nos ense?aran lo que nos es m¨¢s desconocido?
El Museo del Dise?o de Barcelona nace alejado de los dos grandes centros muse¨ªsticos de Montju?c y Ciutat Vella, en medio de una constelaci¨®n de organismos dedicados al dise?o, consolidados a lo largo de los a?os, precisamente, ante la ausencia de un museo y con un dise?o catal¨¢n acomodado en un cierto ensimismamiento, sobrevalorado por unos y banalizado por otros.
Con este pron¨®stico, ?no deber¨ªa el nuevo museo reforzar su oferta cultural con el, hasta hoy, inexistente museo de la arquitectura, y su presencia en la ciudad con actividades de ambas disciplinas que justifiquen el desplazamiento de los futuros visitantes con un ?a vaut le voyage? Pero ante todo, de forma inminente, deber¨¢ encontrar su discurso program¨¢tico y ocupar un vac¨ªo entre las actuales instituciones, aparej¨¢ndose con ellas, y con un FAD que se est¨¢ perfilando como centro (no como museo) cada vez m¨¢s activo con gran presencia en la ciudad. El nuevo Museo del Dise?o y el FAD deben encontrar sus proyectos comunes, pero sobre todo sus divergencias, porque ser¨¢n ¨¦stas las que determinar¨¢n la buena salud de la arquitectura y del dise?o de nuestro pa¨ªs.
Beth Gal¨ª es arquitecta y presidenta del FAD.
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