Plan General, fracaso absoluto
Llevamos un mes largo asistiendo impert¨¦rritos a la pantomima de la "homologaci¨®n" del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Valencia, ahora llamada eufem¨ªsticamente "Revisi¨®n simplificada". Existen sobrados motivos para imitar al disciplinado p¨²blico de El Hormiguero que, arengado por Pablo Motos y por Trancas y Barrancas, cada vez que el cient¨ªfico loco Flypy o el Maestro Empanado Marr¨®n fracasan en sus intentos grita al un¨ªsono: ?Fracaso absoluto! Ese debe ser nuestro veredicto si no queremos que las iras de Zeus caigan, justificadamente, sobre nuestras cabezas.
Aunque el Documento de S¨ªntesis no es precisamente un ejemplo de claridad expositiva y buena literatura, su lectura es en verdad jugosa. En aras a la coherencia expositiva, deber¨ªamos iniciar la acusaci¨®n del fiscal por una obviedad, no por ello menos grave: otra vez, de nuevo, estamos ante un plan que se pasa por el forro la tonter¨ªa de que la ciudad real no es Valencia ciudad sino un conjunto de 63 o 65 municipios con los que habr¨ªa que haber pactado los temas m¨¢s enjundiosos. La renuncia metropolitana es, simplemente, inadmisible.
El futuro de l'Horta tiene mucho que ver con el dise?o de los corredores verdes metropolitanos
Los costes de la renuncia son alt¨ªsimos y afectan, entre otras muchas vertientes, a temas fundamentales: la estructura de usos del suelo, el modelo de movilidad (oferta y demanda de transporte, coordinaci¨®n y elecci¨®n de modos de transporte) y a los dos temas estrella de la discusi¨®n: la necesidad o no de nuevos suelos urbanizables y el m¨¢s que oscuro futuro de la huerta. Ambos temas son necesariamente metropolitanos. En el caso de la necesidad de m¨¢s suelos urbanizables, hasta mis alumnos de la facultad saben que el ¨¢mbito l¨®gico para planificar en materia de vivienda (y tambi¨¦n de transporte) es lo que se conoce por "mercados locales de trabajo y vivienda" (MLTV), es decir, el ¨¢rea en la que diariamente se producen flujos intensos motivados por la movilidad obligada residencia-trabajo, residencia-estudios, residencia-compras y gestiones, etc. Por tanto, si no conocemos las necesidades de vivienda de todo el MLTV y asimismo ignoramos la oferta prevista en los 63 o 65 planes generales vigentes, determinar las necesidades de vivienda en Valencia ciudad es cosa de brujer¨ªa pues es bien sabido que ya hace mucho que las parejas j¨®venes de la ciudad se instalan en Picanya, Paiporta et altri en raz¨®n al bolsillo. Las 11.000 viviendas del Nou Mil¡¤lenni de Catarroja, reci¨¦n aprobadas muy a pesar de la racionalidad, alguien tendr¨¢ que habitarlas, digo yo.
Por si esto no fuera suficiente raz¨®n para la cr¨ªtica, ni se menta en el documento el stock de viviendas construidas y no vendidas por la fuerte crisis inmobiliaria (y no una "actividad urban¨ªstica en pleno desarrollo" como se afirma inconscientemente en la p¨¢g. 8). Hablar de la "necesidad" de 54.264 viviendas nuevas en el periodo 2007-2018 (de las que 19.335 pertenecen a PAI en desarrollo) es arriesgad¨ªsimo sin un enfoque metropolitano, pero olvidar y obviar el stock no vendido puede ser sencillamente suicida.
El otro tema estelar que o se resuelve a escala metropolitana o no se resuelve es el de l'Horta, ese valios¨ªsimo recurso paisaj¨ªstico, antropol¨®gico, cultural y medioambiental. Hasta ahora, y ya toca, no hemos sido capaces de formular un plan concreto (posible, con toda seguridad) para el que habr¨ªa financiaci¨®n europea. Que l'Horta no es econ¨®micamente viable hoy en d¨ªa, que su superficie se reduce constantemente por la urbanizaci¨®n y la reconversi¨®n en naranjos y que hay que introducir nuevas estrategias sin hacer recaer los costes en los que vendiendo sus parcelas obtendr¨¢n m¨¢s que en varias generaciones de esforzados esclavos de la tierra son evidencias de sobra conocidas. Es la Generalitat la que hace dejaci¨®n de poder pero que la "revisi¨®n" del PGOU de la ciudad de Valencia se limite a propiciar unos discutibles mordiscos adicionales no parece que sea ninguna soluci¨®n sino todo lo contrario. Quiz¨¢ convenga recordar, adem¨¢s, que el futuro de l'Horta tiene mucho que ver con el dise?o de corredores verdes entre los parques metropolitanos (Calderona, Perenxissa, El Saler, el urgente Parque de las Riberas del Turia, etc.) desde los que sea accesible el disfrute de la huerta. De nuevo, el ¨¢rea metropolitana como referente ineludible.
Dejando a un lado estas minucias metropolitanas y haciendo como que no queremos enterarnos de la irracionalidad manifiesta de no abordar los problemas de la ciudad real, la "revisi¨®n limitada" que se hace del Plan General de 1988 da, simplemente, pena. Mordiscos aparte, nada nuevo. Alg¨²n truco y alguna mentirijilla pero muy pocas novedades dignas. Se insiste una y otra vez en que el plan de 1988 est¨¢ obsoleto (sin justificar porqu¨¦ y sin valorar la mir¨ªada de modificaciones introducidas) pero en lugar de revisarlo a fondo (y ejecutar lo que falta, que es mucho), se insiste una y otra vez en que "no se pretende revisar el modelo territorial contenido en el plan vigente" (p¨¢g. 23). ?Por qu¨¦ no? Muchas cosas han cambiado en 20 a?os. El Plan General de 1988 fue un plan sensato, con ideas de las que ahora se carece, quiz¨¢ un poco pacato. El mejor favor que se le puede hacer es revisarlo a fondo y no utilizar un mal maquillaje para justificar decisiones ya tomadas antes y ajenas a cualquier an¨¢lisis.
No niego la importancia de la cuenca visual, pero en el documento la jerga paisaj¨ªstica es una burda justificaci¨®n de decisiones impuestas. Adem¨¢s, la aplicaci¨®n del concepto genera un ¨¢rea que ni es la ciudad ni el ¨¢rea metropolitana (p¨¢g. 33) y que al no estar consensuada con los municipios que incluye no tiene ninguna operatividad. De la participaci¨®n ciudadana prefiero no hablar: un Concierto Previo del que nadie se enter¨® y en el que se "consult¨®" a ?33 Ayuntamientos!, la ausencia total de discusi¨®n con los agentes sociales urbanos organizados y un simulacro de participaci¨®n sin garant¨ªas de discusi¨®n antes de ser rechazadas las propuestas que "no cuadren". La revisi¨®n simplificada del Plan General: una pantomima, un simulacro, una ocasi¨®n perdida (?cu¨¢ndo discutiremos en serio la fachada mar¨ªtima, el centro hist¨®rico, el ¨¢rea metropolitana?, etc.). Una tomadura de pelo y un fracaso absoluto.
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