De la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica

Quisiera agradecer la elogiosa carta que Greg Hunt (Pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de Estado, EL PA?S, 21 de mayo de 2008) dedica a mi art¨ªculo del mismo t¨ªtulo publicado el 16 de mayo, en la que sin embargo expresa sus dudas acerca del uso del catal¨¢n-valenciano, el gallego y el euskera en el Parlamento espa?ol, "lo cual requerir¨ªa gran despliegue de servicios de traducci¨®n".

Por lo que respecta al uso oral de estos idiomas, el "gran" despliegue consiste en tres cabinas de interpretaci¨®n con dos int¨¦rpretes en cada una, ocupados en exactamente tres combinaciones ling¨¹¨ªsticas -bastan-tes menos cabinas e int¨¦rpretes que en el caso del Parlamento Europeo, donde tienen que lidiar nada menos que con 506 combinaciones ling¨¹¨ªsticas.

Un despliegue modesto, pues, y que adem¨¢s ya funciona con normalidad en la Comisi¨®n General de las Comunidades Aut¨®nomas del Senado, donde ning¨²n senador se ha quejado hasta la fecha de que la mediaci¨®n de un int¨¦rprete da?e la comunicaci¨®n ni la comprensi¨®n, del mismo modo que nuestros eurodiputados se entienden perfectamente entre ellos sin necesidad de una lengua europea com¨²n.

Por cierto, la semana pr¨®xima el Senado se dispone a aprobar una moci¨®n del grupo parlamentario Entesa Catalana de Progr¨¦s que llama a la pronta reforma del reglamento para extender al conjunto de la C¨¢mara el uso de las lenguas oficiales espa?olas diferentes del castellano.

Para terminar, quisiera tranquilizar al se?or Greg Hunt dici¨¦ndole que promover el uso de estas lenguas en el Parlamento espa?ol no responde al intento de fomentar mi trabajo como profesor de una Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n, sino m¨¢s bien al prop¨®sito de ver realizada en Espa?a una cierta idea de la justicia ling¨¹¨ªstica.