La econom¨ªa no es s¨®lo cosa de n¨²meros
Se cumple medio siglo del C¨ªrculo de Econom¨ªa de Barcelona, un influyente foro europe¨ªsta que ha pesado en muchas medidas de la pol¨ªtica econ¨®mica de Espa?a y que huye de todo sectarismo y monolitismo
V¨ªsperas del decisivo Plan de Estabilizaci¨®n, hace ahora algo m¨¢s de 50 a?os. Los mismos que hoy celebra lo m¨¢s parecido que existe en Espa?a a un OENI (Objeto Econ¨®mico No Identificado). La naturaleza h¨ªbrida de la cosa y su pasi¨®n por Europa como palanca para modernizar la econom¨ªa y la vida social de este pa¨ªs permiten la licencia de jugar con la met¨¢fora con que Jacques Delors defini¨® una construcci¨®n europea de contornos pol¨ªticos difusos: el Objeto Pol¨ªtico No Identificado (OPNI).
El C¨ªrculo de Econom¨ªa, un foro barcelon¨¦s que ha martilleado sobre la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola del ¨²ltimo medio siglo, y que resulta imprescindible para entender el paisaje de la Espa?a de hoy, presiona, pero no es un grupo de presi¨®n. Tiene algo de think tank econ¨®mico. Y forma, sin ser un centro de formaci¨®n. Va m¨¢s all¨¢ de un pu?ado de amigos influyentes. Cohabita con las patronales sin que su fraseo se confunda con el discurso un¨ªvoco neoliberal y privatizador de ¨¦stas. Huye del monocultivo de la econom¨ªa, consciente de que sobre ella inciden la justicia, la educaci¨®n, los movimientos migratorios, las pol¨ªticas partidistas o la geograf¨ªa de las infraestructuras. La riqueza de su mirada radica en que la conforman distintas ¨®pticas: las de empresarios, ejecutivos, intelectuales. Y as¨ª supera la defensa de intereses sectoriales en sus muy mimados e influyentes documentos de reflexi¨®n. Sus generadores de doctrina han sido plurales y de fuerte impronta acad¨¦mica (Fabi¨¤ Estap¨¦, Ernest Lluch, Ant¨®n Costas...). Por el C¨ªrculo han pasado pol¨ªticos de derechas, de izquierdas y de centro; nacionalistas, y cosmopolitas. De Narc¨ªs Serra a Jordi Pujol, pasando por Josep Piqu¨¦.
Empresarios, ejecutivos e intelectuales construyen una mirada que postul¨® la democracia ya en 1964
No s¨®lo habla de Catalu?a o reclama para Catalu?a. Habla de Espa?a y reivindica para Espa?a
Por eso, cuando levanta la voz, al C¨ªrculo se le escucha, aunque incomode. Es una aportaci¨®n de Catalu?a a Espa?a desde los tiempos en que esta comunidad recobr¨® conciencia de sus deberes como principal f¨¢brica, y motor, de la econom¨ªa espa?ola. Pero no s¨®lo habla de Catalu?a ni s¨®lo reclama para Catalu?a. Habla de Espa?a y reivindica para Espa?a. Es eso, ?ay!, un OENI.
La influencia del C¨ªrculo ha sido creciente en los ¨²ltimos a?os; en buena parte, debido a dos documentos que han calado hondo. El primero propugnaba la descentralizaci¨®n del mapa espa?ol de las infraestructuras y de los polos de poder econ¨®mico. Apareci¨® en 2001, bajo la presidencia de Salvador Gabarr¨®, actual presidente de Gas Natural. Fue un contragolpe a la concentraci¨®n del poder econ¨®mico en Madrid favorecida por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hizo suyo, por lo menos en el discurso, un modelo de Espa?a dise?ada en red. Cuando accedi¨® a La Moncloa, confes¨® haberse inspirado en el C¨ªrculo. El otro texto clave asumi¨® una autocr¨ªtica in¨¦dita del empresariado catal¨¢n a la hora de buscar culpables en la p¨¦rdida de pulso econ¨®mico de Catalu?a de los ¨²ltimos a?os. El mensaje rompi¨® la letan¨ªa de la responsabilidad exclusiva atribuida a la discriminaci¨®n centralista. Se lanz¨® en 2007, bajo la batuta de Jos¨¦ Manuel Lara, due?o de Planeta. Irrit¨® en sectores del propio empresariado, que lo consideraron inoportuno, siempre sotto voce, por coincidir con un colapso en cadena de varias infraestructuras en Catalu?a.
Salvador Alemany, consejero delegado de Abertis, acaba de aterrizar como nuevo presidente del C¨ªrculo con un canto a la ambici¨®n, y a la necesidad de nuevos l¨ªderes. Tambi¨¦n ha criticado, educadamente, el victimismo y la autocomparaci¨®n recurrente de Catalu?a con Madrid, en tiempos de globalizaci¨®n galopante.
A este nuevo mundo globalizado se dirige una entidad que naci¨® en una Espa?a muy distinta, en la que la empresa, oficialista, cabalgaba sobre una mezcla de autarqu¨ªa franquista, sindicato vertical y horror a cualquier novedad. El C¨ªrculo encarn¨® un nuevo y doble credo, que reflejar¨ªa su detallado ideario de 1964: liberalismo econ¨®mico y europe¨ªsmo, frente al intervencionismo y la mentalidad aislacionista de la dictadura. Propugnaba ya entonces "un r¨¦gimen democr¨¢tico", reclamaba la "integraci¨®n econ¨®mica, social, militar y pol¨ªtica de todos los pa¨ªses de Europa" y sonre¨ªa a los partidos centristas europeos. El compromiso democr¨¢tico de una nueva generaci¨®n de empresarios no traumatizados ya por la Guerra Civil y espiritualmente posfranquistas pas¨® por tender puentes con los ministros del Opus Dei, en pulso con los de la Falange: Mariano Navarro Rubio o Alberto Ullastres, padres de la apertura de la econom¨ªa a que condujo el Plan de Estabilizaci¨®n de 1959. Y con altos funcionarios, catedr¨¢ticos y asesores como Joan Sard¨¤ Dexeus, Enrique Fuentes Quintana o Fabi¨¤ Estap¨¦. ?ste relev¨® a Jaume Vicens Vives, tras su muerte, en 1960, como mentor intelectual del C¨ªrculo.
En esa l¨ªnea apuntaron estudios como Hacia una nueva pol¨ªtica econ¨®mica (1970), que busc¨® reenfocar la industria espa?ola para integrarla en Europa. O la fragua, en 1972, del manifiesto de las Trece Entidades, las principales asociaciones econ¨®micas barcelonesas del momento: ped¨ªan que Espa?a fuera m¨¢s all¨¢ del acuerdo comercial preferencial con la Comunidad Econ¨®mica Europea al que ten¨ªa que resignarse la dictadura; ambicionaban un tratado de adhesi¨®n. O su Libro Blanco sobre el impacto del ingreso en el Mercado Com¨²n (1974). El optimismo de este texto contrasta con la ambigua posici¨®n de la patronal CEOE en sus documentos de los primeros ochenta. La historia de la CEOE, como reverso de la actuaci¨®n del C¨ªrculo, est¨¢ a¨²n por escribir. Pese a que quien forjara la nueva patronal, Carles Ferrer Salat, presidente de Fomento, fuera hombre fuerte del C¨ªrculo.
La cesi¨®n de mayor protagonismo a los partidos y los a?os del pujolismo no ayudaron a la vivacidad de la instituci¨®n, de suave afirmaci¨®n catalana frente al nacionalismo dominante. Y ello pese a que Jordi Pujol fue un socio temprano (aunque distante) del C¨ªrculo. Tampoco exalt¨® a una entidad poco amiga de la alineaci¨®n partidista el fichaje de su presidente del momento (1996), Josep Piqu¨¦, por el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
A finales de los noventa, el C¨ªrculo de Econom¨ªa se decidi¨® a lanzar un nuevo impulso. La llamada sociedad civil tom¨® conciencia de que se hab¨ªa dormido frente al absorbente protagonismo de los partidos y de que, pese al rodaje en Europa, asomaba el desaf¨ªo a¨²n mayor de la globalizaci¨®n. Hab¨ªa que ir m¨¢s all¨¢ de la fiscalidad, los costes laborales o la flexibilidad, para hablar de competitividad, en may¨²sculas. Las cuestiones sociales, culturales o de pol¨ªtica internacional deb¨ªan abordarse. La instituci¨®n se propuso ganar influencia y capacidad de generar opini¨®n.
Los ¨²ltimos mandatos, los de Gabarr¨®, Antoni Brufau y Lara, han registrado, adem¨¢s de una mayor proliferaci¨®n de notas de opini¨®n, la apertura a reflexiones de horizontes m¨¢s amplios. Desde las cr¨ªticas a la insuficiente independencia de gesti¨®n de todas las televisiones p¨²blicas a las vertidas contra las cuotas de inmigrantes poco realistas, por limitadas, ante las necesidades de mano de obra en Espa?a previas a la actual desaceleraci¨®n. Se han tocado muchas teclas. Como la petici¨®n de consenso en pol¨ªtica exterior en plena guerra en Irak. O la urgencia de pasar p¨¢gina a un modelo de competitividad basado en los bajos costes para aupar otro en el que se favorezca un mayor tama?o de las empresas y una apuesta decidida por la I+D+i. O la reclamaci¨®n machacona de una reforma a fondo de los sistemas judicial y educativo. Y de pol¨ªticas no partidistas en cuestiones b¨¢sicas: el antiterrorismo o los recursos esenciales, como el agua...
El intento de Brufau de integrar en la c¨²pula de la instituci¨®n a profesionales de toda Espa?a no cuaj¨®, pese a que una parte importante de socios (hoy 1.400) no son catalanes. Uno de los prop¨®sitos declarados de Salvador Alemany es hacer m¨¢s participativo el C¨ªrculo. Se propone implicar a profesionales de menos de 40 a?os, que hoy brillan por su ausencia en la nueva junta. La escasez de mujeres (3 de 21) contrasta en una entidad que se quiere progresista y que cuida los equilibrios. El reto por una mayor pluralidad y diversidad presiona. La independencia es condici¨®n necesaria, pero no suficiente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.