Alarma de inflaci¨®n
El alza de precios roza el 5% y el diferencial con Europa persiste. ?Se puede ir peor?
No hay costura que no reviente en esta fase de empeoramiento econ¨®mico agudo. El mercado de la vivienda sigue cayendo con cierto estr¨¦pito, confirmando un mes tras otro que el ajuste inmobiliario es bastante peor de lo que se esperaba. La compraventa de viviendas en marzo se desplom¨® el 39% como media, lo cual significa que en algunas comunidades aut¨®nomas se han producido ca¨ªdas de hasta el 50%; el n¨²mero de hipotecas cay¨® en torno al 40% y el importe de la hipoteca media baj¨® el 4%. Esta ca¨ªda en picado de la vivienda se acabar¨¢ probablemente cuando los potenciales compradores calculen que los precios tocan fondo. El peor acompa?amiento posible al derrumbe de la vivienda es el repunte imparable de la inflaci¨®n. El avance del IPC armonizado de mayo registra una tasa del 4,7%, la m¨¢s alta desde 1995 y con muy pocas expectativas de bajar a corto plazo.
Porque si es verdad que la inflaci¨®n est¨¢ recogiendo la subida espectacular de los precios del petr¨®leo -en el mercado de futuros a un mes ha llegado a cotizarse a 133 d¨®lares por barril-, no hay que esperar de inmediato un descenso significativo de su cotizaci¨®n. La tensi¨®n del crudo puede llevar a subidas de precios de hasta el 5% en dos o tres meses, y la inflaci¨®n puede agravarse si se aplica la subida prevista de tarifas el¨¦ctricas.
Poco consuelo es que la inflaci¨®n castigue tambi¨¦n al resto de Europa, como Alemania, que la tiene ya en el 3%. En el caso de Espa?a la subida desusada de los precios se mezcla con un crecimiento en abierta desaceleraci¨®n; as¨ª que las posibilidades de aplicar recetas que combatan al mismo tiempo ambos fen¨®menos son reducidas. Quiz¨¢ a partir del ¨²ltimo trimestre de este a?o empiece a ceder la fiebre; pero s¨®lo es una posibilidad, porque hoy casi todos los vientos soplan a favor de la escalada de los precios. Por ejemplo, la inflaci¨®n subyacente, ahora por encima del 3% y que se mantendr¨¢ as¨ª durante los pr¨®ximos meses.
Mientras tanto, el precio de los combustibles est¨¢ socavando las cuentas de resultados de las compa?¨ªas de transporte a¨¦reo y por carretera, peque?as y grandes. Las protestas se generalizan, en Espa?a y en el resto de Europa. No debe descartarse la hip¨®tesis de que gran parte del precio actual del crudo se deba a un efecto burbuja provocado por una presi¨®n especulativa muy intensa, causada a su vez por el prolongado periodo de tiempo durante el cual producciones significativas de grandes pa¨ªses productores, como Irak, est¨¢n fuera del mercado.
Se trate o no de una burbuja, lo cierto es que persiste un elevado diferencial de precios con las econom¨ªas europeas, que ese diferencial sigue debi¨¦ndose a los precios de los servicios en Espa?a y que, una vez m¨¢s, la econom¨ªa espa?ola no dispone de planes para reducir el consumo energ¨¦tico -que sin duda habr¨ªan bajado la inflaci¨®n importada- ni m¨¦todos organizados para combatir los encarecimientos especulativos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.