La memoria de abril y mayo
En la madrugada del 25 de abril de 1974 son¨® en la radio Gr?ndola, vila morena. Era la contrase?a que esperaban algunos oficiales del ej¨¦rcito portugu¨¦s para salir a las calles a poner fin a una interminable dictadura que hab¨ªa embarcado a su pa¨ªs en sangrientas guerras coloniales en ?frica. Fue una de las revoluciones m¨¢s hermosas: los tanques se cubrieron de claveles rojos y los uniformados se hermanaron con la poblaci¨®n civil. La canci¨®n era de Jos¨¦ Afonso, conocido como Zeca, que dec¨ªa en un libro de Viriato Telles que "la realidad es aquello que existe, aquello que suponemos que existe y aquello que inventamos".
Zeca Afonso, el gran compositor popular portugu¨¦s, muri¨® en 1987: el 23 de febrero, iron¨ªa del destino. Y el silencio ha ido cubriendo a aquel modesto profesor, "indisciplinador de alumnos", que recorr¨ªa las colectividades del sur del r¨ªo Tajo cantando para campesinos, recogedores de corcho, mujeres y l¨ªderes clandestinos sedientos de cultura. El silencio con el que se suele castigar a quienes no pactan con el poder. Y ¨¦l nunca pact¨®.
Escribe Fernando Savater, en una de sus columnas, que a Mayo del 68 le toca m¨¢s bien recibir zurras y verse descalificado como origen de todo tipo de males (...). Pero sus efectos parcialmente revolucionarios se encuentran hoy por todas partes, en la condici¨®n de las mujeres, en la aceptaci¨®n de opciones sexuales antes perseguidas, en la presencia de los individuos en el espacio p¨²blico, en el descr¨¦dito del militarismo y el totalitarismo comunista, en las ONG... Savater sabe de lo que habla, pero abundan los an¨¢lisis delirantes o voluntariamente sesgados.
Cuanto mayor es el descaro en la manipulaci¨®n, m¨¢s eficaz. A las pintadas de ?d¨®nde est¨¢ Andreu Nin? respond¨ªan otras que en Salamanca. Hay quienes, desde el partido comunista, se empe?aron durante lustros en hacer creer que Nin, l¨ªder del POUM, hab¨ªa traicionado sus ideales revolucionarios pas¨¢ndose al bando de los insurgentes de la Guerra Civil espa?ola. Eran los correligionarios de los que lo secuestraron en las Ramblas de Barcelona, lo torturaron y enterraron en alg¨²n lugar cerca de Madrid, como ha quedado perfectamente documentado desde que se abrieron parte de los archivos de la KGB (entonces NKVD).
Volvamos a Zeca Afonso. En Espa?a amigos como Luis Pastor o Quico Pi de la Serra han mantenido viva la memoria del poeta y m¨²sico de Aveiro. La ¨²ltima en querer recordarle en Portugal ha sido Cristina Branco, que pone tierra por medio entre el fado y ella, con el disco Abril. La cantante, a la que le gusta el jazz, y se nota, ya hab¨ªa grabado algo de Zeca Afonso en su primer disco. Y tambi¨¦n en Ulisses. El a?o pasado, todos los viernes y s¨¢bados de febrero, abarrot¨® el Jard¨ªn de Invierno del teatro S?o Luiz en Lisboa cantando a Zeca. Con el pianista Ricardo Dias, y Mario Delgado (guitarras), Bernardo Moreira (contrabajo) y Alexandre Fraz?o (bater¨ªa), ha grabado canciones como Maio maduro maio (mayo maduro mayo) o Venham mais cinco (choca esos cinco). Dice que sin sentimentalismos, sin rodeos, como era el se?or Jos¨¦ Afonso. Canciones para la utop¨ªa y el imaginario contestatario. De un mundo mejor. Como el que algunos so?aron en abril de 1974 o Mayo del 68.
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