Xoubas en la televisi¨®n japonesa
Una viguesa lleva cinco a?os como presentadora en el canal p¨²blico nip¨®n
En Jap¨®n, el pa¨ªs con mayor consumo en el mundo de pescado y marisco, de todo tipo y en todas sus variantes, los percebes son raros por desconocidos. Pero haberlos, haylos. Y son el bien m¨¢s preciado de los habitantes de una peque?a isla del mar de Jap¨®n, Okinoshima, cuyos pescadores, celosos guardianes de mantener el secreto de la abundancia de sus rocas, descubrieron hace poco con asombro, gracias a la visita de Bego?a Villamar¨ªn, la dicharachera presentadora y reportera gallega de un programa de la televisi¨®n p¨²blica nipona NHK, que en Espa?a esos extra?os crust¨¢ceos con piel y u?a no s¨®lo son un manjar por el que se pagan fortunas, sino que como mejor saben es hervidos con sal y despiezados con las manos.
Ense?¨® a hervir los percebes a un p¨²blico que los come en sopa o barbacoa
"Ya les suena el Camino de Santiago. Y si no, est¨¢n el Depor y el Celta"
"Utilizan los percebes para hacer sopas o los preparan en la barbacoa. A veces los comen cocidos, como nosotros, pero arrancan la piel y la u?a con los dientes. Yo les ense?¨¦ a partirlos con las manos y alucinaron. Fue, para m¨ª, todo un orgullo", cuenta esta risue?a viguesa. Lo de los percebes en Jap¨®n fue una de las ¨²ltimas aventuras televisivas para el programa semanal Sabor a Espa?a, que protagoniz¨® Villamar¨ªn, siempre deseosa, dice, de tender puentes entre su tierra natal y el lejano archipi¨¦lago asi¨¢tico en el que lleva nueve a?os viviendo.
Es desde 2003 la presentadora, a ratos disfrazada de profesora tipo se?orita Rottenmeier, a ratos de informal y occidental reportera, de este espacio dedicado a ense?ar castellano a unos japoneses escasamente pol¨ªglotas y tambi¨¦n descubrirles la diversidad cultural, ling¨¹¨ªstica y de costumbres en Espa?a. Y aprovecha para promocionar Galicia siempre que puede. "A ellos les suena o conocen Madrid, Barcelona y un poco Andaluc¨ªa, el flamenco y los toros, y yo tiro para mi tierra", afirma Villamar¨ªn, de 31 a?os, a la que la falta de e?e y la fon¨¦tica del idioma de su pa¨ªs de acogida dio un toque floral a su nombre. Para los nipones es Begonia, la que, entre clase y clase de castellano, les habla del parecido de Galicia y Jap¨®n en cuanto a paisajes verdes y marinos o introduce entre las recetas de cocina que explica y prepara en antena no s¨®lo fideu¨¢ o gazpacho andaluz, sino tambi¨¦n y sobre todo pulpo a la gallega, una especialidad de su madre como es el guiso de xoubas, o les habla de mejillones. "Y que Galicia, en eso, somos los n¨²mero uno del mundo". O frente al flamenco que causa furor en el pa¨ªs del sol naciente, Villamart¨ªn aprovecha una visita a Tokio de Carlos N¨²?ez para entrevistarlo y mostrar a los televidentes que no s¨®lo Escocia o Irlanda tienen tradici¨®n de la gaita.
"Ahora en Jap¨®n empieza a sonarles el Camino de Santiago. Y siempre est¨¢n el Depor y el Celta, eso s¨ª que les suena". La audiencia del programa, con una media de 500.000 televidentes, se dispara hasta un mill¨®n cuando hay grandes acontecimientos futbol¨ªsticos. Y aunque su principal cometido es proporcionar a los nipones un nivel de castellano suficiente para viajar por Espa?a, es un espacio que cambia de formato cada temporada.
Villamar¨ªn, que con cinco a?os en antena bate ya todo un r¨¦cord, aparece este a?o, durante las clases de lengua, vestida de estricta profesora, con gafas ficticias de pasta negra. "Incluso echo broncas cuando se equivocan con un verbo o una palabra", dice esta gallega que habla un japon¨¦s fluido aderezado de muchos gestos con las manos, algo completamente inhabitual en un pa¨ªs donde la reverencia, con los brazos pegados al cuerpo, es norma obligada en todos los ¨¢mbitos de la vida cotidiana. Una sociedad estricta y "muy machista" en la que la joven se adapt¨® gracias a la ayuda, remarca, de su novio japon¨¦s, Yohei, y sobre todo al uso de "armas femeninas": el buen humor, la sonrisa permanente y la de tener claro que "hay que guardar las distancias, jam¨¢s imponerse".
"Los japoneses dicen que cuando un clavo sobresale, ser¨¢ hundido de un martillazo. Aqu¨ª hay que empezar de cero, con la mente en blanco y muy abierta. Incluso aprend¨ª a hacerme la tonta para no destacar, porque una extranjera que habla japon¨¦s les impresiona". Ella no ten¨ªa especial apetencia por un pa¨ªs en el que su t¨ªo, misionero salesiano, lleva viviendo m¨¢s de 55 a?os. Pero cedi¨® a la presion familiar y tras un a?o de estudios "y mucha juerga" en la universidad de Sendai, al norte de Jap¨®n, ya no se quiere marchar: "Disfruto mucho y me empiezan a tomar por japonesa".
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