Tontolog¨ªa
Hay d¨ªas que te levantas con cara de gilipollas. Haces un esfuerzo por intentar cambiar el gesto o por lo menos disimularlo, pero nada: te vuelve otra vez, te sale con m¨¢s fuerza que antes. Es lo que me pas¨® el otro d¨ªa, cuando de repente me entero de que el Universo, s¨ª, el Universo, ya no es nuestro. No tengo ning¨²n af¨¢n de posesi¨®n, y menos de algo de tama?a magnitud, pero me entr¨® una pena... universal. Es como que, de golpe, ya no puedes decir que te sientes "el due?o del Universo", porque resulta que ese ser, con el que te comparabas cuando te sent¨ªas en la gloria, ese que imagin¨¢bamos grandioso y feliz, es un tipo normal y corriente. Eso s¨ª, un tipo h¨¢bil, que ha tenido la brillante ocurrencia de registrase como due?o del Universo.
Hasta ahora, lo de Miss Universo me hac¨ªa gracia por las pretensiones expansionistas del concurso. Tambi¨¦n lo de la empresa que te vende por 50 d¨®lares una estrella a la que puedes bautizar con el nombre de tu amado/a (en realidad te venden la foto). Pero lo de comprar el Universo ya me parece una barbaridad.
Estas son las cosas que aumentan mi convicci¨®n de que hay que crear una nueva rama de la psicolog¨ªa que tendr¨¢ un gran futuro: la tontolog¨ªa. Aunque, puestos a pensar, la tontolog¨ªa no dar¨ªa abasto. Porque, hablando de ser "due?os de", nos hipotecamos para comprar un piso que es en realidad un agujero de cemento y madera colgante; si se cayera, ser¨ªamos propietarios de algo que estaba en el aire, o sea, de nada. Pero, mal de muchos, hipoteca para todos, ?no?
Y despu¨¦s de la primera fase, la de aturdimiento, me ha venido la de la rabia. Porque te estropean tus sue?os, el imaginario de tus fantas¨ªas y, sutilmente, el Universo se va convirtiendo en algo mucho m¨¢s material y prosaico. Tambi¨¦n te entra el puntito de rabia por no haber sido t¨² el iluminado al que se le ha ocurrido registrar todo eso. Aunque, en realidad, para qu¨¦ lo quiere uno, ?para fardar en las cenas con los amigos?, ?para mirarlo cuando te d¨¦ la gana? Y encima luego vendr¨¢n los l¨ªos con el testamento: ?qu¨¦ dejas en herencia: un agujero negro, Plut¨®n? Ya no es lo que era.
En este caso admito que estar¨ªa bien que, en la suposici¨®n de que Dios exista (y a ver cu¨¢l de ellos es el que realmente se manifiesta), aparezca y se entere de que todo lo que hab¨ªa montado, todo, se lo ha birlado un espabilado. Pero somos tan raros los del Planeta Tercero Norte que a un amigo, al comentarle la noticia, le encant¨® la ocurrencia, le hizo mucha gracia. Y adem¨¢s le dio la gran idea de su vida: la de registrarse como Dios. ?C¨®mo se nos est¨¢ poniendo la vida! Tienes un amigo que es Dios, pero te quedas sin Universo.
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