Espa?a gana tonteando
La selecci¨®n, a seis d¨ªas del inicio de la Eurocopa, no consigue superar a la d¨¦bil Per¨² hasta el minuto 93
Espa?a necesit¨® 93 minutos para derribar a Per¨², un rival entre inferior y min¨²sculo, seg¨²n se mire el partido con mayor o menor piedad. Un gol de Capdevila al borde del final le otorg¨® un triunfo trabajado, poco vistoso y que no hace sino sembrar dudas a seis d¨ªas del inicio de la Eurocopa. Se dec¨ªa para justificar el amistoso ante semejante rival que Per¨² se parec¨ªa a Rusia, el primer adversario de Espa?a en la cita continental. En el blanco del uniforme se parece. Porque Per¨² se parece a Per¨², esto es, a nadie, por mucho que ayer acabara crey¨¦ndoselo, a lo que le ayud¨® una Espa?a que olvid¨® la imaginaci¨®n en la nevera.
ESPA?A 2 - PER? 1
Espa?a: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila; Iniesta (Cazorla, m. 62), Xabi Alonso (Senna, m. 46), Xavi (Cesc, m. 46), Silva (Sergio Garc¨ªa, m. 84); Villa (De la Red, m. 57) y Torres (G¨¹iza, m. 46). No utilizados: Reina y Palop; Juanito, Albiol, Arbeloa y Fernando Navarro.
Per¨²: Butr¨®n; Su¨¢rez, Rodr¨ªguez (Villalta, m. 23), V¨ªlchez, Luis Daniel; Rainer, Cruzado (Mari?o, m. 46); Solano, Ch¨¢vez (Rengifo, m. 66), Hidalgo (Neyra, m. 74); y Guerrero.
Gol: 1-0. M. 39. Villa. 1-1. M. 74. Rengifo. 2-1. M. 93. Capdevila.
?rbitro: Dimitar Meckarovski (Macedonia). Amonest¨® a Cruzado, Rainer y Silva.
Unos 16.000 espectadores en el Nuevo Colombino.
Capdevila, en el ¨²ltimo suspiro, rompi¨® con la derecha un centro de Cesc
Insiste Luis en que no hay debate sobre el sistema a emplear por su equipo. Que las diferencias entre un dibujo u otro no existen. Cosas de los medios, dice, tan dados a sacarle punta a las t¨¢cticas y tal. Insiste Luis en que no es verdad que el equipo se maneje de una forma si s¨®lo juega con un punta y de otra si lo hace con dos. Insiste Luis en que no es verdad que a veces juegue sin extremos. Insiste Luis, en fin, en que Iniesta puede ser delantero o puede ser extremo. Puede ser, por lo visto, cualquier cosa menos lo que es: un extraordinario enganche, un futbolista con una prodigiosa visi¨®n del juego en la pen¨²ltima l¨ªnea.
Opt¨® Luis por colocar a Villa junto a Torres en el ataque a costa de sacrificar a uno de los llamados jugones, Cesc, un jugador que no acaba de explotar en la selecci¨®n. As¨ª piensa tambi¨¦n el t¨¦cnico, que le ha asignado el papel de secundario de lujo. ?l se sabe una pieza de quita y pon, todo lo contrario que en el Arsenal. All¨ª, Wenger le da el mando y el chaval demuestra estar sobrado para lucir galones. El caso es que fue Xavi el ¨²nico que escolt¨® a su tocayo Alonso en la direcci¨®n del juego, con Iniesta y Silva en las bandas. No tard¨® Espa?a en asomarse al ¨¢rea rival y fue Iniesta el primero en hacerlo con peligro. Su disparo, blando, lo sac¨® bajo los palos un rival. El equipo comenz¨® a tocar y Xavi se hizo presente por vez primera para lanzar a puerta con dureza. Butr¨®n, portero de Per¨², hizo honor a su apellido y se comi¨® el bal¨®n, que tras agujearle el guante se estrell¨® en el palo.
Espa?a tocaba y tocaba, como era de esperar dada la idiosincrasia de su juego y la torpeza de su rival, al que no debi¨® gustar que aquello se pareciera a un rondo. As¨ª se deduce del guantazo que Hidalgo le solt¨® a Sergio Ramos de buenas a primeras o del patad¨®n que Cruzado le regal¨® a Iniesta. De tan terror¨ªfica entrada, curiosamente, naci¨® el gol de Espa?a. El bal¨®n, rebotado, cay¨® a pies de Xavi, al que le dio por inspirarse. Al hueco lo envi¨®, al desmarque de Villa que, escorado a la izquierda, marc¨® de disparo raso al palo contrario. Con el marcador a favor, Espa?a se gust¨® durante unos minutos, pocos, sin apenas hacer da?o. Lleg¨® el descanso, los cambios y el juego de la selecci¨®n comenz¨® a enmudecer. Y tanto enmudeci¨® que Per¨² se lo crey¨®, en un inimaginable acto de fe. Y tanto se lo crey¨® que en la misma jugada oblig¨® a Casillas a sacar un zapatazo raso y otro que se colaba por la escuadra.
Al poco ocurri¨® lo inimaginable. Per¨², convencido ya de que su poderoso rival lo era pero no ese d¨ªa ni a esa hora, se lanz¨® con todo lo que ten¨ªa, que no es mucho, y en una jugada absurda encontr¨® recompensa. El bal¨®n vol¨® al punto de penalti, donde acudieron al alim¨®n Casillas y Marchena. Uno, quiz¨¢, no grit¨®; el otro, quiz¨¢, no le escuch¨®. El caso es que el despeje del defensa, que era un horror, fue a parar a Rengifo, quien cabece¨® a gol casi sin querer desde el borde del ¨¢rea grande. Llegaron las correspondientes prisas, acumul¨® Espa?a alguna que otra ocasi¨®n, G¨¹iza no acert¨® ninguna, Butr¨®n tap¨® todos los huecos y el partido fue muriendo con un empate de aspecto sonrojante.
Pero la selecci¨®n supo rebelarse y no dej¨® de insistir hasta el ¨²ltimo suspiro. Y ah¨ª, Cesc logr¨® centrar desde la derecha tras el saque de un c¨®rner y Capdevila la rompi¨® con la diestra para firmar una victoria cantada (faltar¨ªa m¨¢s), merecida (por supuesto), gris (sobre todo gris), y que deja un hurac¨¢n de preguntas en el aire.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.