El m¨²sico que resucit¨® de una ola
Despertar en medio del oc¨¦ano Pac¨ª?fico tiene sus ventajas. Antes de nada, la sensaci¨®n cotidiana de estar viviendo unas vacaciones interminables. Las olas de Hawai, la playa, el sol y el silbido del viento marcan m¨¢s all¨¢ de los t¨®picos. Tanto si eres un adolescente que descubre la magn¨¦tica pasi¨®n por el surf como si ya has crecido y tienes otro tipo de obligaciones. Jack Johnson lo sabe, porque aprendi¨® a caminar a orillas del mar y all¨ª ha elaborado su filosof¨ªa personal; tal vez por eso, coge el tel¨¦fono con voz relajada y tono algo perezoso mientras en la isla de Oahu la mayor¨ªa de los habitantes acaban de levantarse de la cama. ?Mi ¨²ltimo disco? Vamos a ver: cuando reun¨ª los temas suficientes decid¨ª editarlos, y me puse a trabajar en el estudio de grabaci¨®n, espeta con una capacidad de s¨ªntesis desarmante. Parece la historia de cualquier ¨¢lbum contada por cualquier m¨²sico. As¨ª de f¨¢cil. Pero no. Porque ese disco, Sleep through the static, es uno de los m¨¢s vendidos de las ¨²ltimas semanas en Estados Unidos y, sobre todo, porque ese m¨²sico de 33 a?os s¨®lo necesita su tiempo para despertarse. Como el surfista que espera el momento m¨¢s adecuado para ponerse en pie y cabalgar la ola.
As¨ª, de repente, Jack comienza a desenfundar palabras y expresiones como espiritualidad, concienciaci¨®n, influencias de los viajes, nuevas amistades y hasta ha sido un proceso parecido al que vivieron Radiohead (para referirse a su quinto trabajo en siete a?os y tras haber vendido m¨¢s de 15 millones de discos). Un lanzamiento que llega despu¨¦s de unos meses sab¨¢ticos viajando por las playas de Estados Unidos, Australia, Am¨¦rica Latina, Asia y Sur¨¢frica. Y que confirma, una vez m¨¢s, la inquebrantable fidelidad hacia su primera pasi¨®n y fuente de inspiraci¨®n: la tabla de surf. ?l la define como adicci¨®n, aunque en realidad no quiere quedar encasillado como simple beach boy, ni exclusivamente como m¨²sico fetiche de los trotamundos, aventureros y amantes de las olas. La gente de todo el mundo escribe canciones sobre lo que hace y lo que le pasa. Es lo normal. Yo puedo contar mi historia hasta el m¨¢s nimio detalle, pero de alguna manera me considero tambi¨¦n una v¨ªctima de lo que ocurri¨®, cuenta. Lo que ocurri¨® podr¨ªa ser el argumento de una serie de televisi¨®n rodada entre chiringuitos y palmeras de alg¨²n lugar ex¨®tico, pero fue algo real: un accidente casi mortal que le cambi¨® la vida. Pero vayamos por orden.
Jack, nacido en la isla hawaiana de Oahu en 1975, es el menor de tres hermanos que, siguiendo la tradici¨®n familiar, deciden desde la m¨¢s tierna infancia convertir la pr¨¢ctica del surf en un oficio. Por extra?o que parezca, all¨ª las cosas funcionan as¨ª. El surf puede ser un trabajo. As¨ª empiezan tambi¨¦n las competiciones, los torneos juveniles, los fines de semana en la playa Y, sobre todo, Johnson comienza a alimentar su obsesi¨®n. Ya a los 12 a?os se siente listo para enfrentarse a olas de varios metros de altura, en particular, a una conocida en el Pac¨ªfico como pipeline.
SIN EMBARGO, UN D?A, cuando ten¨ªa 17, el mundo se le cay¨® encima de repente. Fue un imprevisto, una distracci¨®n o un tiempo mal calculado: de todas formas, esa ca¨ªda acab¨® para siempre con su sue?o de convertirse en surfista profesional, estuvo a punto de da?arle la espalda de forma irreversible, aunque, por fortuna, s¨®lo le dej¨® inhabilitado durante algunos meses. As¨ª, Jack cogi¨® por primera vez una guitarra y empez¨® a interpretar canciones de Cat Stevens. Tocaba sobre todo por la noche. No he recibido ni una clase en toda mi vida. No pretend¨ªa convertirme en m¨²sico, s¨®lo quer¨ªa pasarlo bien con mis amigos. Ahora, 15 a?os despu¨¦s de aquel accidente, recuerda: En realidad, ese d¨ªa cambi¨® mi perspectiva acerca de lo que quer¨ªa de mi vida En ese momento casi s¨®lo pensaba en volver a surfear, pero en el fondo pod¨ªa contar con algo m¨¢s: la m¨²sica. Y de eso me di cuenta unos a?os m¨¢s tarde.
Y ES QUE POR AQUEL ENTONCES, la m¨²sica le ven¨ªa bien sobre todo para intentar ligar e impresionar a las chicas. Por ejemplo, a Kim, su pareja desde los a?os de la Facultad de Cine en la Universidad de Santa B¨¢rbara, y con la que sigue viviendo entre Hawai y California. Hasta que un d¨ªa a finales de los noventa y despu¨¦s de una vuelta al mundo junto a unos amigos que acab¨® en el rodaje del documental sobre el mundo del surf Thicker than water algunas de sus maquetas llegaron al buz¨®n de J. P. Plumer, productor de Ben Harper.
Escuch¨¦ a Ben Harper por primera vez cuando estaba en el college y me inspir¨® much¨ªsimo. Cada vez que menciona a este cantautor, Jack habla m¨¢s despacio, subrayando todas las letras. Cuesti¨®n de admiraci¨®n (la m¨²sica de Ben ten¨ªa agresividad y rebeli¨®n en estado puro), y tambi¨¦n, de agradecimiento: Plumer decidi¨® contratarlo para editar, en 2001, los temas que conformar¨ªan su primer disco, Brushfire fairytales. Esas primeras canciones, unas sencillas historias de amor, amistad y desamor, parecen reflejar la que todav¨ªa hoy es la vida cotidiana del m¨²sico. Al menos seg¨²n sus palabras, la rutina de Jack Johnson est¨¢ hecha de peque?as cosas que nada tienen que ver con los excesos tradicionales de la filosof¨ªa de los surfistas: tranquilidad, familia, m¨²sica, sus dos hijos, de dos y cuatro a?os, y un compromiso tan firme como oportuno con el medio ambiente. ?Ejemplos? Me gusta echar un cable a algunos amigos que organizan festivales; trabajar en el estudio de grabaci¨®n [Johnson posee uno, el Solar Powered Plastic Plant, con sede en Los ?ngeles, que funciona exclusivamente con energ¨ªa solar y en el que se graban tambi¨¦n v¨ªdeos de concienciaci¨®n ecol¨®gica]; escuchar m¨²sica, que al mismo tiempo es una manera de aprender e inspirarse; jugar con mis ni?os; ir a recogerlos al colegio; relajarme; cantar una canci¨®n; ver una pel¨ªcula. Hago una vida normal, vamos. ?Y el surf est¨¢ abandonado? He dicho que hago una vida normal. Por supuesto que practico surf.
Sleep through the static est¨¢ editado por Universal.
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