La crisis que Solbes no ve

El diagn¨®stico sobre el empeoramiento r¨¢pido e intenso de la econom¨ªa espa?ola es bien conocido. Se caracteriza por una veloz desaceleraci¨®n del crecimiento, que rebajar¨¢ la tasa anual desde niveles pr¨®ximos al 4% todav¨ªa en el segundo trimestre de 2007 hasta el 1% o quiz¨¢ menos en el ¨²ltimo trimestre de este a?o. La causa de esta desaceleraci¨®n est¨¢ en el derrumbe de la construcci¨®n y del mercado inmobiliario; desplome del que dan buena cuenta el descenso continuado de la compraventa de pisos, que ha llegado a superar el 40% en abril, una depresi¨®n en los precios que puede suponer en breve una depreciaci¨®n estimable en el valor de los activos inmobiliarios y el riesgo de que se destruyan hasta dos millones de empleos. El t¨¦rmino maligno de recesi¨®n -descenso intertrimestral del PIB durante dos periodos consecutivos- ya no es una entelequia sombr¨ªa, mal que le pese al Ministerio de Econom¨ªa con su insistencia en los eufemismos. Es una probabilidad que debe tenerse en cuenta por la inusitada velocidad con que se est¨¢n deteriorando los par¨¢metros econ¨®micos.

A las amenazas que pesan sobre el crecimiento se ha sumado la explosi¨®n inflacionista. El aumento anual de los precios est¨¢ ya en el 4,7% y puede dispararse todav¨ªa m¨¢s si se mantiene la escalada del precio del crudo y en Espa?a se adoptan subidas razonables, pero hoy inoportunas, como las de la tarifa el¨¦ctrica. Como en ocasiones anteriores, el encarecimiento del crudo est¨¢ provocando un profundo malestar en los grupos econ¨®micos que viven del transporte. Taxistas, pescadores, empresas de aviaci¨®n, transportistas por carretera, agricultores y todos aquellos grupos que cuentan con el combustible como factor de coste han iniciado una espiral de quejas y reclamaciones en busca de una compensaci¨®n p¨²blica para las anunciadas mermas en sus cuentas de resultados. El malestar de la inflaci¨®n, unido al aumento del desempleo, dibuja un perfil que ya no es s¨®lo de desaceleraci¨®n, sino que incorpora elementos claros de crisis.

Para que el ajuste inmobiliario y de la explosi¨®n inflacionista no tenga consecuencias desastrosas es necesario que los agentes econ¨®micos recobren la confianza en una reactivaci¨®n a corto plazo. En esa fe juega un papel esencial la percepci¨®n que tengan sobre la actitud del Gobierno. Hasta ahora, el Ministerio de Econom¨ªa se ha enrocado en un an¨¢lisis insuficiente y negacionista de la crisis, como si se tratara de un aguacero trivial que escampar¨¢ sin m¨¢s tr¨¢mite. El vicepresidente Pedro Solbes se mantiene todav¨ªa en la interpretaci¨®n benevolente de una tibia desaceleraci¨®n pasajera. Sostuvo el viernes que el t¨¦rmino crisis "es exagerado" y que este a?o todav¨ªa habr¨¢ un moderado super¨¢vit. Se equivoca el vicepresidente en limar las aristas de un empeoramiento que todav¨ªa no ha tocado fondo y que puede situar la tasa de desempleo por encima del 11% este a?o. Es hora de que el Gobierno reaccione, explique las peores consecuencias de esta situaci¨®n y demuestre su iniciativa y capacidad t¨¦cnica para afrontar una crisis. La mejor demostraci¨®n ser¨ªa presentar un plan econ¨®mico que incentive la inversi¨®n, privada y p¨²blica, y reduzca los costes que producen inflaci¨®n. Incluido un plan intensivo de mejora de la eficiencia energ¨¦tica. No necesita gastarse dinero del super¨¢vit para ello. -