Renacimiento nuclear: un parto con f¨®rceps
Am¨¦n de los problemas de seguridad, residuos y opini¨®n p¨²blica, el tan publicitado regreso de la energ¨ªa nuclear tiene una gran debilidad, su dudosa rentabilidad econ¨®mica. Los inversores deben pens¨¢rselo bien
Los repetidos incidentes en las centrales de Asc¨® y Vandell¨®s no son sino un reflejo del estado en que se encuentra la industria nuclear, tanto en Espa?a como en el mundo. Sin una reactivaci¨®n de las construcciones nucleares, la industria nuclear est¨¢ abocada a su desaparici¨®n. Nadie sobrevive mucho tiempo en un mercado tan concentrado como el de generaci¨®n el¨¦ctrica, captando s¨®lo el 2,5% de su crecimiento. Ello hace que los operadores nucleares se vean forzados a "demostrar" el elevado nivel de disponibilidad y la durabilidad de unas centrales que envejecen cada d¨ªa que pasa, porque son argumentos clave para que el tan cacareado renacimiento no se convierta en un aborto prematuro. Cualquier incidente, cualquier parada no programada, es un argumento m¨¢s contra este tipo de energ¨ªa. De ah¨ª que los responsables operativos hagan lo posible, y hasta lo irresponsable e ilegal, por esconder cualquier incidente. Ahora bien, los interrogantes sobre un posible renacimiento nuclear van mucho m¨¢s all¨¢ de la simple incompetencia, dejadez, oscurantismo o falsedad exhibidas por personas que deber¨ªan ser mucho m¨¢s conscientes de lo que tienen entre manos.
La ¨²nica central europea en construcci¨®n, en Finlandia, lleva dos a?os de retraso
Desde 1978 hasta hoy no se ha cursado un solo pedido m¨¢s de centrales nucleares en EE UU
Como han explicado los acad¨¦micos del MIT en su informe The Future of Nuclear Power (web.mit.edu/nuclear), para que la energ¨ªa nuclear pueda formar parte del mix energ¨¦tico futuro hay que resolver antes cuatro problemas fundamentales: coste, seguridad, residuos y proliferaci¨®n; a los cuales cabe a?adir el de la percepci¨®n social. Pero para resolverlos, el esfuerzo que hay que realizar es de tal magnitud que "s¨®lo se justificar¨ªa si la energ¨ªa nuclear pudiera contribuir significativamente a reducir el calentamiento global, lo cual implica una importante expansi¨®n del parque nuclear". Y concluyen que s¨®lo hay dos escenarios que merecen ser considerados, un despliegue a gran escala, o el cierre planificado de todas las centrales en 50 a?os.
Si fuera cierto, como dicen sus defensores, que los problemas de la energ¨ªa nuclear est¨¢n resueltos o en v¨ªas de soluci¨®n, y que no genera emisiones, entonces, ?por qu¨¦ no resolverlos de una vez y desplegarla a toda marcha, como en Francia? Y si no es cierto que est¨¢n resueltos, y no vemos el modo de resolverlos, ?por qu¨¦ construir unas pocas centrales, que no ser¨¢n suficientes para mitigar el cambio clim¨¢tico ni la crisis energ¨¦tica y, en cambio, s¨ª incrementar¨ªan los riesgos y la dimensi¨®n de unos problemas que llevan d¨¦cadas sin resolverse? Los autores del estudio del MIT, realizado en el 2003, creen plausible superar los problemas si se destinan suficientes recursos. Sin embargo, los cinco a?os transcurridos no van en esa direcci¨®n.
Por ejemplo, dice el informe: "Cincuenta a?os despu¨¦s del primer reactor comercial, ning¨²n pa¨ªs ha conseguido implantar un sistema eficaz para deshacerse de sus residuos". El ¨²nico almac¨¦n geol¨®gico profundo proyectado, el de Yucca Mountain, en el desierto de Nevada, se ha alejado todav¨ªa m¨¢s de su entrada en operaci¨®n, y ni siquiera se sabe si las obras llegar¨¢n a iniciarse alg¨²n d¨ªa. Cosa parecida ha ocurrido con los problemas de la proliferaci¨®n. Seg¨²n los autores, con el combustible gastado hasta 2003 hay plutonio suficiente "para m¨¢s de 25.000 bombas nucleares".
Pero es en el terreno econ¨®mico donde se libra la verdadera batalla porque, como dice el informe, "s¨®lo habr¨¢ inversiones privadas si pueden esperarse costes de producci¨®n de electricidad inferiores a los de otras alternativas menos arriesgadas", o si el sector p¨²blico garantiza la rentabilidad de estas inversiones. Y en este ¨¢mbito, los cinco a?os transcurridos han desmentido con rotundidad muchas de las hip¨®tesis de los autores. El coste del kWh nuclear es en un 70% un coste financiero, y la inversi¨®n total, el plazo de construcci¨®n y la tasa de inter¨¦s son las variables fundamentales. Pues bien, las estimaciones actuales hablan de incrementos de m¨¢s del 300% en las inversiones, y la ¨²nica central europea en construcci¨®n (Olkiluoto, en Finlandia) lleva ya dos a?os de retraso, por los que tendr¨ªa que pagar 2.200 millones de euros de penalizaci¨®n. (Si est¨¢ terminada en 2011, como ahora se promete, le habr¨¢ costado a la constructora Areva 5.200 millones de euros). Moddy's eval¨²a la inversi¨®n necesaria en 6.000 d¨®lares por kW y Florida Power Light estima que puede costarle entre 6.000 y 9.000 millones de d¨®lares construir un reactor Westinghouse de 1.100 Mw, hasta un 400% por encima de las estimaciones realizadas hace cinco a?os por los autores del MIT.
?Qu¨¦ ha ocurrido para que, en tan poco tiempo, se hayan modificado tanto las condiciones econ¨®micas? Pues lo mismo que en la primera era nuclear, s¨®lo que ahora mucho m¨¢s r¨¢pidamente. El declive nuclear no fue consecuencia del accidente de Three Mile Island de 1979 ni del movimiento ecologista que desencaden¨®. La primera crisis del petr¨®leo hiri¨® de muerte el programa nuclear mundial. En EE UU los pedidos de centrales nucleares cayeron desde las 35 unidades en 1973 hasta las cero unidades en 1978, sin que hasta el d¨ªa de hoy se haya cursado un solo pedido m¨¢s.
La subida de precios del petr¨®leo de 1973 provoc¨® una recesi¨®n mundial que redujo el crecimiento de la demanda de electricidad e increment¨® los costes de construcci¨®n y las tasas de inter¨¦s, hundiendo la rentabilidad de estas inversiones. ?sta y no otra es la verdadera historia de la moratoria nuclear: el pago durante 25 a?os de unas inversiones fallidas que se hicieron siguiendo una planificaci¨®n indicativa estatal promovida por las el¨¦ctricas pero de la que tuvimos que responder todos.
En los ¨²ltimos cuatro a?os, los precios del petr¨®leo y otras materias primas se han cuadruplicado y est¨¢n induciendo un repunte de las tasas de inter¨¦s, lo cual incide directamente en los costes de construcci¨®n de las nucleares. Nos enfrentamos quiz¨¢s a una ¨¦poca de menor crecimiento, con un repunte inflacionista, y eso nos coloca en una situaci¨®n an¨¢loga a la que provoc¨® el primer declive nuclear. Si a?adimos la fr¨¢gil situaci¨®n del sistema financiero internacional, no parece el mejor escenario para un renacimiento nuclear que requerir¨ªa centenares de miles de millones de euros de nuevas inversiones durante d¨¦cadas.
Quiz¨¢s sea ¨¦sta la raz¨®n por la cual John Rowe, presidente de Exelon, el principal operador nuclear de EE UU, y presidente del Nuclear Energy Institute (NEI), dec¨ªa el pasado 6 de mayo que "no podemos dejarnos llevar por el entusiasmo de las notas de prensa" ya que "es dif¨ªcil confiar en las estimaciones de los costes de nuevas construcciones", y "ning¨²n vendedor est¨¢ dispuesto a ofertar precios cerrados". "Nada enfriar¨¢ m¨¢s el renacimiento nuclear que encontrarnos, despu¨¦s de 18 meses de haber iniciado una construcci¨®n con 18 meses de retraso", a?adi¨®, en clara referencia a lo que ha ocurrido en Finlandia. "Los costes asustan. Hemos de encontrar nuevas formas de compartir el riesgo".
Nuevas formas ?o las mismas de siempre? Lo que pide John Rowe es que el Estado y los consumidores asuman el riesgo de las inversiones nucleares. Como el programa aprobado por George W. Bush en 2005, que contempla avales que cubren hasta el 80% de la inversi¨®n y que ahora la industria quiere que se ampl¨ªen hasta el 100%. Como dice el informe del MIT, "todas las centrales nucleares en funcionamiento fueron construidas por monopolios estatales o por compa?¨ªas el¨¦ctricas verticalmente integradas y operando en un entorno regulado" que les garantizaba el retorno de las inversiones. En ese entorno, "muchos de los riesgos asociados a los costes de construcci¨®n, al funcionamiento de las centrales, a las oscilaciones en los precios del combustible y otros factores fueron asumidos por los consumidores y no por las el¨¦ctricas"; pero "en un mercado competitivo son los inversores y no los consumidores los que tienen que asumir riesgos e incertidumbres".
?Ser¨¢ esto ¨²ltimo lo que ocurrir¨¢ en el Reino Unido, donde el Gobierno ha asegurado que la construcci¨®n de la nueva generaci¨®n de centrales ser¨¢ financiada por el sector privado, con la ¨²nica excepci¨®n de los residuos, que asumir¨¢ el Estado? Lo que ocurra en el Reino Unido ser¨¢ determinante para el futuro de la energ¨ªa nuclear en Europa. De momento, s¨®lo EDF (propiedad del Gobierno franc¨¦s) est¨¢ interesada en adquirir British Energy para construir nuevas centrales de dise?o franc¨¦s. La experiencia de Areva en Finlandia no es especialmente esperanzadora. En Espa?a har¨ªamos bien en hacer caso a John Rowe y no dejarnos llevar por el entusiasmo de las notas de prensa.
Marcel Coderch, ingeniero y miembro del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de la Generalitat de Catalu?a, es autor, con N¨²ria Almiron, de Espejismo nuclear, que publicar¨¢ Los Libros del Lince.
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