Un genio al descubierto
Las claves que durante cinco d¨¦cadas forjaron la leyenda de YSL
Diana Vreeland, una de las voces m¨¢s autorizadas de la historia de la moda, declar¨® en una ocasi¨®n: "Chanel y Dior fueron gigantes, pero Saint Laurent es un genio". La que fuera editora de Vogue sent¨ªa especial simpat¨ªa por el ¨²ltimo superviviente de una estirpe: fue cosa suya que en 1983 el Metropolitan de Nueva York le dedicara una exposici¨®n. Pero en la vida de un hombre marcado por la desmesura, no hubo nada m¨¢s exagerado que su talento. ?stas son las claves que, a lo largo de cinco d¨¦cadas, han forjado su leyenda.
- Erotismo. "He tenido una vida sexual extraordinaria", declaraba Saint Laurent a The New York Times en 2001. Desde luego, no le contradice el feroz erotismo que exuda su trabajo. A ¨¦l hay que culparle por el primer vestido transparente que se vio en un desfile de alta costura (en 1968) y por la perturbadora imagen de Catherine Deneuve en la pel¨ªcula Belle de jour. Se rebelaba contra la hipocres¨ªa de lo decente sugiriendo apetitos sexuales turbios y perversos. Un discurso que compart¨ªa el fot¨®grafo Helmut Newton, que inmortaliz¨® como nadie las sombras de su elegante decadencia.
- Color. Aunque el negro fue un aliado para sus fantas¨ªas er¨®ticas, pocos han exhibido una sensibilidad para el color como la suya. Un ojo certero para dar con el tono justo le permiti¨® esquivar el desastre que acechaba en sus mezclas imposibles, antes prohibidas. Busc¨® inspiraciones crom¨¢ticas tan diversas como el folclore de las campesinas rusas y la psicodelia hippy.
- Riesgo. Se vio elevado y destrozado con igual furia. Es el destino inevitable de los que atreven con las locuras. Un d¨ªa, su amiga Paloma Picasso apareci¨® con un vestido de los cuarenta comprado en un mercadillo. Saint Laurent imagin¨® una colecci¨®n completa a partir de ¨¦l con la que irrit¨® a prensa y clientas en 1971. Time titul¨® la cr¨®nica Yves Saint debacle, pero en pocos meses sus turbantes y cu?as estaban en todas partes.
- Esmoquin. Un s¨ªmbolo que resume su filosof¨ªa est¨¦tica. "Para una mujer, es un atuendo indispensable porque trata de estilo. Las modas van y vienen, pero el estilo es para siempre", escribi¨® el dise?ador acerca de un traje que utiliz¨® ininterrumpidamente desde 1966 hasta su retirada. Incluso, le dedic¨® una exposici¨®n en 2005 llamada Smoking forever.
- Arte. Coleccionista voraz, atesor¨® cuadros de Goya y Picasso. Este a?o el di¨¢logo que sostuvo con el arte fue objeto de una muestra en A Coru?a, en la Fundaci¨®n Caixa Galicia, que enfrentaba sus dise?os a las obras que los inspiraron: de Piet Mondrian, Matisse o su "querido" Andy Warhol. Saint Laurent escribi¨® en el cat¨¢logo las que podr¨ªan ser sus ¨²ltimas palabras: "?Obras cruzadas? Por qu¨¦ no, aunque la partida me parece muy desigual. Est¨¢ claro que mi objetivo no era medirme con los maestros, como mucho, acercarme a ellos y sacar frutos de su genio".
- Excesos. Cercado por las depresiones, se entreg¨® con furia a la autodestrucci¨®n. Super¨® su adicci¨®n a las drogas, al alcohol y hasta a las coca-colas: pas¨® los noventa sobrio, pero hinchado por 25 refrescos al d¨ªa. A partir de los setenta, rodeado por una corte de fieles, se dedic¨® a ser el jefe de una fiesta continua. Aun cuando los d¨ªas de excesos acabaron, su c¨ªrculo ¨ªntimo se mantuvo y le protegi¨® como a un ni?o, creando un mundo a la medida de sus caprichos. Por muy lamentable que fuera su estado, no dej¨® de trabajar. Aunque bordeara el delirio. En 1976, en uno de sus momentos m¨¢s bajos, cre¨® una colecci¨®n inspirada en Carmen con m¨¢s de 300 trajes cuya presentaci¨®n dur¨® m¨¢s tres de horas. Es posible que dise?ar fuera la mayor de sus adicciones.
- Rebeld¨ªa. El tipo flacucho ocultaba un car¨¢cter ind¨®mito. S¨®lo ten¨ªa 21 a?os cuando sucedi¨® a Christian Dior, pero no se pleg¨® a los deseos del propietario, el poderoso empresario textil Marcel Boussac. Quiso que los movimientos que agitaban los a?os sesenta entraran en los encorsetados salones de alta costura y los rejuvenecieran. "Abajo el Ritz, viva la calle", era su credo. Escandaliz¨® al convertir su tercera colecci¨®n para Dior en un reflejo de la corriente beatnick que te?¨ªa de negro la margen izquierda del Sena. Semejante descaro provoc¨® que Boussac lo reemplazara por su ayudante, mucho m¨¢s conservador. Cuarenta a?os despu¨¦s exhibi¨® la misma fiereza en la defensa de sus ideas cuando el grupo Gucci compr¨® su compa?¨ªa y Tom Ford se puso al frente. En julio de 2001, sac¨® las u?as con un desfile de alta costura m¨¢s inspirado que las err¨¢ticas propuestas de los noventa. Un ¨²ltimo estertor. En enero anunci¨® que se rend¨ªa, acorralado por un mercado ante el que se sent¨ªa solo e incomprendido.
- ?frica. Del continente en que naci¨® y creci¨®, Saint Laurent import¨® materiales (rafia, lino), mitolog¨ªa y la funcionalidad de prendas como la sahariana. Adem¨¢s, ampli¨® las miras del canon de belleza occidental al utilizar modelos negras. Nadie lo hizo antes.
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