M¨¦xico en guerra
En un cap¨ªtulo de la serie Sexo en Nueva York, Sarah Jessica Parker, Carrie, y sus tres amigas son sorprendidas fumando marihuana por un polic¨ªa en una calle de Nueva York. El polic¨ªa, cautivado por las graciosas amigas, termina perdon¨¢ndolas. Es dif¨ªcil de percibir algo negativo en la divertida escena, porque la marihuana es considerada inofensiva y es la m¨¢s popular de las drogas. Con seguridad las simp¨¢ticas chicas de la serie no tienen ni idea de toda la actividad criminal que hay detr¨¢s de esa diversi¨®n. Precisamente por ser tan popular, la marihuana es la mayor fuente de ingresos del crimen organizado mexicano.
En los ¨²ltimos 18 meses de guerra entre el Estado mexicano y los narcotraficantes, m¨¢s de 30.000 hombres de las fuerzas federales se han desplegado en siete Estados del pa¨ªs que se encontraban en situaci¨®n cr¨ªtica. Las operaciones son por tierra, mar y aire y se producen m¨¢s de dos enfrentamientos diarios. Quinientos polic¨ªas y militares, incluyendo mandos, han perdido la vida en enfrentamientos o ejecuciones, y la guerra entre los mismos carteles ha provocado 4.000 muertes. Las fuerzas federales han realizado 22.000 arrestos y extraditado 41 narcotraficantes a EE UU. Se han incautado de 14.000 armas, 260 millones de d¨®lares, 6.900 veh¨ªculos, 121 embarcaciones marinas, 261 aviones, 2.700 toneladas de marihuana, 52.000 kilos de coca¨ªna y 13.000 de pseudoefedrina. Estos resultados han provocado aumentos sostenidos en los precios de la coca¨ªna de un 44%, y de las metanfetaminas, 73%, en las principales ciudades de EE UU. El Gobierno estadounidense ha tenido que reconocer sus responsabilidades por el consumo y por el tr¨¢fico de armas a los carteles.
La violencia actual est¨¢ causada por el final de la convivencia con el crimen organizado
Sin embargo, a pesar del ¨¦xito, M¨¦xico est¨¢ conmovido por una violencia sin precedentes desde la Revoluci¨®n de 1910.
?Por qu¨¦ se desat¨® esta guerra?, ?cu¨¢l es el significado de la violencia? y ?qu¨¦ posibilidades tiene el Estado de ganar?, son las preguntas que preocupan a los mexicanos. Durante 40 a?os hubo tolerancia universal al consumo y oferta de drogas, y hasta la CIA vendi¨® coca¨ªna. Creci¨® as¨ª la producci¨®n y surgieron organizaciones criminales que no fueron consideradas inicialmente una amenaza estrat¨¦gica. La urbanizaci¨®n y los cambios culturales socializaron m¨¢s el consumo de drogas, expandi¨¦ndose la demanda y con ello el poder financiero de los delincuentes. En M¨¦xico, los carteles, que durante a?os hab¨ªan operado sin ser muy visibles, se volvieron c¨ªnicamente impunes. Se transformaron en poderes f¨¢cticos, arrebataron la autoridad al Estado a nivel local, cooptaron a miles de polic¨ªas y ciudadanos, y desataron violentas guerras por mercados y rutas. Los grandes capos mexicanos estaban a meses de poder hablar por tel¨¦fono directamente con la presidencia, tal como ocurri¨® en Colombia. No hab¨ªa m¨¢s alternativa que la guerra para recuperar autoridad, instituciones, territorios y poblaci¨®n. El pasado de indiferencia "pac¨ªfica" ya no era posible, el narcotr¨¢fico se hab¨ªa convertido en una amenaza que intimidaba y humillaba a los mexicanos.
La violencia que vive ahora M¨¦xico es el final del r¨¦gimen de convivencia con el crimen organizado, un final que obviamente ser¨¢ sangriento y doloroso.
Para librar esta guerra, el Gobierno de M¨¦xico innov¨® en la estrategia, desat¨® un asedio permanente para recuperar territorios, impuls¨® depuraciones masivas en las polic¨ªas y despleg¨® investigaciones orientadas a los nodos de valor y centros de gravedad del sistema delictivo. Super¨® el modelo estadounidense de "perseguir al malo", por uno mexicano que ataca la rentabilidad del negocio. Los golpes est¨¢n siendo constantes y contundentes, provocando una violenta reacci¨®n de los criminales, que podr¨ªa incluso llegar al terrorismo. Pero la violencia, adem¨¢s de ser una se?al de desesperaci¨®n de los delincuentes, consolida, sin vuelta atr¨¢s, la ruptura entre crimen organizado y Estado.
En M¨¦xico el poder coercitivo del Gobierno federal era d¨¦bil, porque en el pasado el PRI constitu¨ªa el factor de cohesi¨®n entre el poder local y nacional. Con la democracia esa debilidad dio ventaja a los delincuentes, pero la guerra est¨¢ obligando a corregir este problema. La derrota de los carteles es previsible; M¨¦xico es un Estado grande y fuerte, imposible de ser cooptado o intimidado. En unos tres a?os el poder coercitivo del Gobierno federal se habr¨¢ incrementado considerablemente y el despliegue territorial de ¨¦ste se habr¨¢ consolidado; los delincuentes habr¨¢n perdido poder financiero; los carteles se atomizar¨¢n, y la violencia se reducir¨¢ sustancialmente. Tendr¨¢ M¨¦xico que lidiar con la cultura de ilegalidad de sus ciudadanos y con sus propios consumidores de droga. Pero alguien tendr¨¢ que abastecer la diversi¨®n de las neoyorquinas. Quiz¨¢s entonces los narcotraficantes se apoderen de Estados peque?os como Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, o tal vez, aprovechando las debilidades de la transici¨®n, tomen control de Cuba.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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