El golf cambia el mapa de Espa?a
Es ya el cuarto deporte, tras el f¨²tbol, la caza y el baloncesto - Es negocio seguro, pero pol¨¦mico - Algunas comunidades echan el freno ante el exceso inmobiliario y el consumo masivo de agua
El golf se ha asentado y ha cambiado el mapa deportivo y f¨ªsico en Espa?a. Cientos de espa?oles se apuntan cada a?o a este deporte y aprenden a lanzar la bola al green. Ya no es s¨®lo cosa de ¨¦lites ociosas o de jubilados ricos. Cada vez son m¨¢s los aficionados y tambi¨¦n los campos de golf, grandes superficies verdes, con la hierba cortada al mil¨ªmetro, que tapizan el territorio y en muchos casos est¨¢n rodeados de un mar de casas. Son la imagen que acompa?a al golf, envuelto como pocos deportes en una constante pol¨¦mica por el consumo de suelo y agua que exigen sus instalaciones en un pa¨ªs donde la mitad del territorio padece c¨ªclicamente fuertes sequ¨ªas.
"El problema son sobre todo las miles de casas alrededor", dicen los ecologistas
La tecnolog¨ªa reduce el consumo de agua y facilita el uso de la reciclada
El modelo del golf con grandes urbanizaciones es "insostenible"
El deporte atrae al turista de alto poder adquisitivo y fuera de temporada
Dinero, especulaci¨®n inmobiliaria, turismo, medio ambiente y deporte se entrecruzan en este mundo e invitan al debate. ?Cu¨¢nta agua necesitan los campos? ?Se han convertido en mera coartada de desarrollos urban¨ªsticos? ?Qu¨¦ beneficios genera el sector? ?Es Espa?a un pa¨ªs aficionado al golf?
Ah¨ª van unas primeras cifras. En la ¨²ltima d¨¦cada, 207.000 personas han sacado su licencia para practicar el golf en Espa?a, que hoy roza la barrera de los 330.000 federados, s¨®lo por detr¨¢s de los del f¨²tbol, la caza y el baloncesto. Con este dato en la mano, desde la Real Federaci¨®n Espa?ola de Golf se aprestan a contrarrestar uno de los "t¨®picos" que les persiguen, el del deporte para unos pocos: "El golf se ha popularizado, ya no se puede hablar de un deporte elitista". Los ¨¦xitos de profesionales como Severiano Ballesteros, Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal o Sergio Garc¨ªa han despertado el gusto del espa?ol por el swing, que a partir de los noventa se ha visto favorecido por un creciente bienestar econ¨®mico y animado por la apertura de canchas de aprendizaje. Aunque sigue sin ser un deporte barato, el n¨²mero de jugadores ha aumentado un promedio que ronda el 10% anual. Un incremento destacado que todav¨ªa sit¨²a a Espa?a por detr¨¢s de los pa¨ªses europeos con niveles socioecon¨®micos similares. Un 0,67% de la poblaci¨®n espa?ola est¨¢ enganchada al golf, frente a m¨¢s del 1% de la Europa Occidental, con pa¨ªses que superan claramente esa marca, como el Reino Unido (2%) o Suecia (5,9%), seg¨²n recoge un estudio publicado el a?o pasado por la consultora y gestora de campos Aymerich Golf Management. Al mismo tiempo, Espa?a se distancia de otro grupo de pa¨ªses con menor crecimiento de aficionados, como Italia o Grecia.
Desde esa posici¨®n intermedia, el n¨²mero de campos de golf ha crecido de forma espectacular: de los 222 registrados hace 10 a?os se ha pasado a los 374 actuales, seg¨²n los datos de la Real Federaci¨®n Espa?ola de Golf. El mapa del golf se colma de banderitas en Andaluc¨ªa, la plaza fuerte del sector. Concentra casi un centenar de campos, y pr¨¢cticamente la mitad se api?a en el litoral entre M¨¢laga y Algeciras. La Costa del Sol se ha ganado as¨ª otro sobrenombre, el de la costa del golf. Le sigue, con 43 campos, Catalu?a, y se mantienen como destinos asentados Canarias y Baleares. El norte exhibe una s¨®lida tradici¨®n golf¨ªstica y crece sobre todo en Galicia, mientras que pujan por alcanzar los puestos de cabeza la Comunidad Valenciana y Murcia. Tambi¨¦n Madrid pretende aumentar sus instalaciones, empujada por la mayor federaci¨®n, con m¨¢s de 90.000 licencias y una treintena de campos que no cubren la demanda. De ello se han beneficiado comunidades cercanas como Castilla y Le¨®n, con muchos menos federados pero que se nutren del p¨²blico madrile?o.
La costa se ha llenado de hoyos en esta ¨²ltima d¨¦cada espoleada por los beneficios del turismo del golf, que genera anualmente en Espa?a unos ingresos de 1.300 millones de euros y atrae a extranjeros de alto poder adquisitivo que acuden fuera de la temporada de sol y playa. El turismo del golf en Europa representa al a?o m¨¢s de 1,6 millones de viajes, y en este atractivo mercado Espa?a "goza de una destacada posici¨®n de liderazgo", destaca Turespa?a.
La vor¨¢gine inmobiliaria de los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s, ha consagrado otro matrimonio de conveniencia muy rentable, el de las urbanizaciones con campo. El negocio del ladrillo ha movido miles de millones anuales en estos proyectos asociados al golf, y su vertiginosa carrera ha levantado las protestas y la preocupaci¨®n por el fuerte impacto ambiental sobre el territorio y los recursos h¨ªdricos. Especialmente en esta ¨²ltima etapa de fuerte sequ¨ªa en el litoral mediterr¨¢neo, durante la que se han aprobado decenas de campos en Andaluc¨ªa, la Comunidad Valenciana y Murcia, el debate sobre su consumo de agua se ha reavivado.
Un campo de golf necesita cada a?o entre 300.000 y medio mill¨®n de metros c¨²bicos de agua, el equivalente al consumo de una poblaci¨®n de 10.000 habitantes. Demasiado para zonas secas, que se quejan constantemente de falta de agua, en opini¨®n de los grupos ecologistas. Los defensores del golf reducen el consumo a una peque?a parte de los recursos totales y aseguran que no s¨®lo ha disminuido la dotaci¨®n de los campos con la incorporaci¨®n de riegos computerizados y nocturnos, y de c¨¦spedes m¨¢s resistentes a la sequ¨ªa, sino que son ya muchas las instalaciones que utilizan aguas recicladas o desaladas. "El agua depurada se ha impuesto en estos ¨²ltimos a?os de una manera incre¨ªble, y las nuevas tecnolog¨ªas han hecho reducir sustancialmente el consumo h¨ªdrico", apunta sobre Andaluc¨ªa Jos¨¦ Manuel Recio, profesor de ecolog¨ªa aplicada de la Universidad de C¨®rdoba. Tambi¨¦n es el caso de las otras comunidades del arco mediterr¨¢neo, aunque el camino para la adaptaci¨®n de todos los campos al riego con aguas depuradas ser¨¢ largo, y tambi¨¦n depende de que las administraciones lo impongan.
"El problema del golf no s¨®lo es el campo, sino sobre todo las miles de viviendas alrededor", objeta Carlos Arribas, portavoz de Ecologistas en Acci¨®n en Alicante. Lo certifica un reciente estudio pendiente de publicaci¨®n de los profesores Jos¨¦ Ram¨®n Navarro y Armando Ortu?o, de la Universidad de Alicante, para el Ministerio de Medio Ambiente. El informe, que analiza el golf en la Comunidad Valenciana y Murcia, sostiene que las urbanizaciones con campo consumen entre cuatro y cinco veces m¨¢s agua. No es un problema del riego del campo, afirman los autores, sino de la urbanizaci¨®n extensa, con jardines individuales y piscinas, en la que se dispara el consumo de 25 y 40 metros c¨²bicos mensuales por abonado en verano, o m¨¢s, frente a los nueve en una ciudad compacta. Adem¨¢s, mientras los campos de 18 hoyos ocupan normalmente entre 50 y 60 hect¨¢reas, estos proyectos con miles de residencias alcanzan una superficie de hasta 300. Son enormes extensiones de un fuerte impacto territorial. Para Navarro y Ortu?o, el campo de golf act¨²a como "tractor de demandas" inmobiliarias y el modelo actual se ha hecho ya "insostenible". Los campos p¨²blicos (s¨®lo hay 35 en Espa?a) o complejos con hotel, de menor impacto, son v¨ªas de salida a la demanda de instalaciones, opinan los autores del informe.
Los golfistas se desmarcan de los excesos de la especulaci¨®n urban¨ªstica y piden mayor reconocimiento para el deporte frente a las pol¨¦micas que arrastra. "Nos gusta probar campos nuevos, viajar, y nos da igual si hay casas alrededor o no", asegura Alfonso Fern¨¢ndez de C¨®rdoba, gerente de la federaci¨®n madrile?a. La consultora Aymerich Golf destaca que con el golf como gancho, las casas se revalorizan entre un 20% y un 25%, un factor que ha sido determinante para su venta. De hecho, "el 80% de los compradores no juega, aunque muchos al tener el campo acaban haci¨¦ndolo", explica Jes¨²s Dur¨¢n, director de expansi¨®n de la empresa. "No se adquiere s¨®lo una casa, sino un estilo de vida con vistas a un gran pulm¨®n verde", sostiene Dur¨¢n, que reivindica que en muchas zonas la mancha verde del golf ha recuperado paisajes degradados y ha evitado una mayor masificaci¨®n de viviendas.
Pero el aluvi¨®n de planes urban¨ªsticos asociados al golf en la ¨²ltima d¨¦cada ha obligado finalmente a algunas administraciones a elaborar regulaciones espec¨ªficas. Llegan en un momento de crisis y par¨®n inmobiliario que dejar¨¢ en la cuneta m¨¢s de un proyecto. Andaluc¨ªa aprob¨® un decreto el pasado febrero para asegurar la sostenibilidad ambiental de sus instalaciones e incentivar el acceso p¨²blico. S¨®lo los campos calificados de inter¨¦s tur¨ªstico podr¨¢n aspirar a vincularse a una urbanizaci¨®n. "Hab¨ªa que evitar que los campos fueran la excusa para nuevas urbanizaciones. Pero al final, la misma norma es la excepci¨®n al aceptar las viviendas por inter¨¦s tur¨ªstico sin establecer par¨¢metros objetivos", critica Andr¨¦s S¨¢nchez, portavoz de Los Verdes de Andaluc¨ªa.
Para ?ngel Salazar, secretario general de la asociaci¨®n empresarial Promotur, aunque el plazo de adaptaci¨®n a las mejoras medioambientales es corto, el decreto mejorar¨¢ la calidad de la oferta, en la que se mezclan campos bien gestionados y otros "manifiestamente mejorables". Valora el que se haya dejado abierta la posibilidad de construir viviendas, sin las que considera que es "dif¨ªcil" rentabilizar los campos. "Lo m¨¢s importante es que al final el golf se considera un producto tur¨ªstico de primer nivel", a?ade Salazar. La Junta de Andaluc¨ªa se adjudica unos ingresos anuales de 512 millones de euros de 360.000 turistas del golf, de los que 250.000 son extranjeros, especialmente del Reino Unido y Alemania. Y apuesta por mantener el liderazgo en este segmento tur¨ªstico, que considera "estrat¨¦gico" para la comunidad. "El golf seguir¨¢ siendo un atractivo de primer orden para atraer visitantes y, desde luego, lo que ya no ser¨¢ es una excusa para vender casas", aseguran fuentes del Gobierno andaluz.
?Pero caben m¨¢s campos? Salazar cree que en Andaluc¨ªa "a¨²n no se ha tocado techo" y augura que se plantear¨¢n otros 20 o 25 proyectos en los pr¨®ximos cinco a?os. La Comunidad Valenciana, donde los empresarios alicantinos pretenden que se abran 34 m¨¢s, tampoco quiere dejar escapar este negocio. Una ley de enero de 2007 prev¨¦ tramitaciones separadas de campos y ¨¢reas residenciales -lo que en principio no impedir¨¢ una urbanizaci¨®n pr¨®xima-, pero al amparo de la normativa anterior se han aprobado en cinco a?os 21 proyectos, la mayor¨ªa con viviendas. Murcia tambi¨¦n pisa el acelerador y elabora una ley de campos mientras ha dado salida a 14 proyectos y tramita otros 25. En ambos casos, las confederaciones hidrogr¨¢ficas no han dejado de advertir de que los recursos para miles de casas anexas no est¨¢n garantizados a corto plazo. El PP, que gobierna en ambas comunidades, todav¨ªa f¨ªa la soluci¨®n a todos los problemas h¨ªdricos en el derogado trasvase del Ebro.
Baleares, por el contrario, impuso hace a?os una moratoria y acaba de aprobar una ley de protecci¨®n del territorio que insiste en excluir el golf residencial e impone nuevas condiciones a futuros campos. Catalu?a tambi¨¦n ha echado el freno. "Se evita al m¨¢ximo que los campos sean la excusa de una urbanizaci¨®n. Deben ser sostenibles ecol¨®gicamente y muy especialmente en el tema del agua", subraya la Consejer¨ªa de Pol¨ªtica Territorial. "De acuerdo, pero si se cumplen los requisitos, que no nos tengan esperando ocho a?os para aprobar un proyecto", se queja Ram¨®n Nogu¨¦, vicepresidente de relaciones institucionales de la federaci¨®n catalana.
Los aficionados, no s¨®lo catalanes, piden m¨¢s campos y reivindican la vertiente social y econ¨®mica del golf. Deporte al aire libre para toda la familia y todas las edades. Y el peso de una industria que, seg¨²n Aymerich Golf, mueve m¨¢s de 2.600 millones de euros al a?o en sus instalaciones, proyectos, torneos, medios de comunicaci¨®n especializados, y turismo y revalorizaci¨®n de inmuebles, las dos actividades que m¨¢s impacto econ¨®mico generan. Los campos, con un ingreso promedio de 1,68 millones de euros, facturan 510 millones anuales y dan empleo a 11.000 personas, seg¨²n los datos de su estudio de 2007 sobre 304 instalaciones. Los aficionados se declaran los primeros interesados en que el crecimiento del golf respete el medio ambiente. "Si alguien da un permiso y es una barbaridad, hay que mirar a quien lo da, no al golfista", apuntan en la federaci¨®n nacional. Y lamentan: "Al final, de lo que menos se habla es del deporte".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.