Arte privado expuesto al p¨²blico
Cinco coleccionistas gallegos muestran sus colecciones en el Marco de Vigo
Poco o quiz¨¢ nada tengan en com¨²n las obras del sevillano Luis Gordillo (1934), la cubana Ana Mendieta (1948-1985) y el compostelano Rub¨¦n Ramos Balsa (1978). Pero sus trabajos forman parte del puzzle que acaba de estrenar el Museo de Arte Contepor¨¢nea de Vigo (Marco). La nueva propuesta expositiva del museo vigu¨¦s est¨¢ basada en dos presupuestos desafiantes: ofrecer un itinerario art¨ªstico por lo derroteros de la creaci¨®n m¨¢s actual y hacerlo con obras procedentes de colecciones particulares localizadas en Galicia.
El comisario de la muestra Paix¨®ns privadas, visi¨®ns p¨²blicas, el profesor de Est¨¦tica y Teor¨ªa de las Artes de la Complutense, Fernando Castro, ha conseguido que cuatro coleccionistas accediesen a mostrar en p¨²blico sus resguardados tesoros manteniendo el anonimato. El quinto, el arquitecto Carlos Ros¨®n, lleva camino adelantado en la exhibici¨®n de sus m¨¢s de 250 piezas: a finales del a?o pasado constituy¨® una fundaci¨®n en Pontevedra. Las fotograf¨ªas fruto de una de sus primeras actividades, una residencia art¨ªstica que el mexicano Jonathan Hern¨¢ndez (1972) realiz¨® en la ciudad del L¨¦rez el verano pasado, cuelgan ya de las paredes del Marco.
"El coleccionismo privado es una de las patas del arte", dice el comisario
"El coleccionismo privado es una de las patas del sistema art¨ªstico; sin los particulares que compran las obras, los creadores no cobrar¨ªan", afirma Castro con rotundidad. El mapa fragmentario que componen los gustos particulares de un pu?ado de personas revela, a juicio del comisario, un criterio s¨®lido y afinado a la hora de comprar arte, sedimento de biograf¨ªas personales, viajes y visitas culturales. Castro revela la cantidad de obras que duermen en almacenes particulares gallegos, algunas en las viviendas de sus propietarios, y en un estado de conservaci¨®n ¨®ptimo, "pr¨®ximo al de los museos" a pesar de las monumentales dimensiones y la aparatosidad de algunas piezas.
Las cinco colecciones, 115 piezas, representadas son complementarias, aunque hay artistas que est¨¢n presentes en m¨¢s de una, como el portugu¨¦s Baltasar Torres (1961). Con tres esculturas de madera tallada en su inconfundible factura, el cambad¨¦s Francisco Leiro (1957) es el artista con mayor presencia en la selecci¨®n, en la que concurren trabajos de otros trece gallegos y que ponen de manifiesto la importancia de esta forma de mecenazgo para la proyecci¨®n de los m¨¢s j¨®venes. Entre los objetos art¨ªsticos organizados en torno a cuatro l¨ªneas argumentales (abstracci¨®n, figuraci¨®n, la ciudad y lo cotidiano) abundan las firmas internacionales. Por infrecuente, destaca el lienzo mural del influyente pintor alem¨¢n Martin Kippenberger (1953-1997) cedido por un coleccionista vigu¨¦s. El artista es uno de los m¨¢s codiciados por los grandes centros de cultura de todo el mundo y por las fundaciones vinculadas a las entidades financieras, que aglutinan la mayor parte de las adquisiciones. Sorprendente es tambi¨¦n encontrar una de las piezas pol¨ªticas del neoyorquino Adrian Piper (1948), un artista ausente de todos los museos espa?oles. Se trata de la composici¨®n fotogr¨¢fica Fight or die, que refleja, sint¨¦ticamente, el abismo que media entre ricos y pobres.
Castro espera que esta iniciativa del Marco sea el primer paso para que m¨¢s amantes del arte se animen a lucir sus joyas ante el p¨²blico gallego. El comisario muestra su convencimiento de que, con estos fondos, ser¨ªa posible organizar m¨¢s exposiciones de inter¨¦s.
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