La guerra gastron¨®mica
Estamos a vueltas estos d¨ªas con la controversia entre la cocina tradicional y la experimental. La discusi¨®n va adquiriendo el tufo rancio que s¨®lo saben darle aquellos que abominan de todo lo nuevo. Oy¨¦ndolos, parece que todos estamos condenados a comer burbujas de azafr¨¢n.
Lo curioso es que, de la mano de estos genios creadores, la cocina espa?ola se ha puesto a la cabeza. Miles de personas en el mundo dise?an sus vacaciones en funci¨®n de las reservas para estos templos gastron¨®micos espa?oles, algunos esperan a?os para tener su oportunidad.
A la par, tanta carga publicitaria ha encumbrado las materias primas aut¨®ctonas hasta crear lo que, sin duda, podr¨ªa ser el eje de una floreciente industria con proyecci¨®n internacional. S¨®lo basta con copiar la t¨¦cnica de los franceses con la propia cocina, o a los americanos con el cine.
Pero va a ser que no. Espa?a es tan rid¨ªculamente diferente que no pararemos hasta volver a la esencia (principios y valores les llaman ahora) del bocata de queso y anchoas de toda la vida. S¨®lo entonces respiraremos satisfechos.
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