El cine alem¨¢n renueva su identidad
Cuando aparece un tipo alem¨¢n en una pel¨ªcula de Estados Unidos, lo m¨¢s habitual es que no se traduzcan sus palabras, ni en las versiones originales ni en las dobladas. Da igual que el personaje pronuncie una frase insustancial del estilo de "v¨¢monos" o que el sentido de esa intervenci¨®n resulte decisivo para el desarrollo de la trama. As¨ª pues, los alemanes carecen de voz propia cuando otros cuentan sus historias, tanto las cotidianas como las trascendentales, tanto las privadas como las colectivas. Por esa raz¨®n, entre otras, una nueva generaci¨®n de cineastas alemanes, nacidos entre los a?os cincuenta y los setenta, se ha cansado de que otros interpreten su pasado reciente. De este modo, se han puesto detr¨¢s de las c¨¢maras para contar su punto de vista, con libertad y sin complejos, sobre el nazismo, el comunismo o la emigraci¨®n. Esa independencia de criterio y ese acercamiento a temas humanos y pol¨ªticos a un tiempo explica el ¨¦xito de pel¨ªculas como, entre otras, El hundimiento (Olivier Hirschbiegel, 2004), Good bye Lenin (Wolfgang Becker, 2003), La vida de los otros (Flor¨®n Encale, 2006), Cuatro minutos (Chris Kraus, 2006) o Al otro lado (Fatih Akin, 2007). Aunque de producci¨®n austriaca, Los falsificadores (Stefan Ruzowitzky, 2007), ¨²ltimo Oscar a la mejor pel¨ªcula en lengua no inglesa, se podr¨ªa incluir en esta tendencia de renovaci¨®n. En los pr¨®ximos meses llegar¨¢n a las pantallas espa?olas Die Welle (La ola), de Dennis Gansel, una par¨¢bola pol¨ªtica sobre la posibilidad de instaurar una dictadura a partir de un experimento escolar; Kirschbl¨¹ten (El florecer de los cerezos), un relato de amores y lealtades oto?ales de la conocida Doris D?rrie; o Keinohrhasen (Un conejo sin orejas), una comedia ligera de entretenimiento, dirigida por Till Schweiger, que ha batido r¨¦cords de p¨²blico en Alemania. Las tres llegar¨¢n precedidas del aval de buenas acogidas en festivales y en taquillas en otros pa¨ªses.
"La juventud alemana ha desarrollado un nuevo amor propio por su pa¨ªs", comenta el actor Daniel Br¨¹hl
"El cine germano de los ¨²ltimos tiempos", comenta Stefan Schmitz, director del Festival de Cine Alem¨¢n que se celebra esta semana en Madrid, "ha logrado producir espl¨¦ndidos filmes a partir de la combinaci¨®n de historias humanas de una gran fuerza con el fondo argumental del agitado y terrible pasado reciente de Alemania. Porque no cabe olvidar que guiones como Good bye Lenin o La vida de los otros repasan lo que fue el dominio del comunismo en la antigua RDA, pero a la vez muestran con enorme lucidez las relaciones madre-hijo, en el primer caso, y las amorosas de pareja, en el segundo. Por decirlo gr¨¢ficamente, estas pel¨ªculas han sido dirigidas por realizadores como Encale, Hirschbiegel o Becker, que han dejado atr¨¢s los viciados relatos de sus padres o abuelos y se han acercado con mirada nueva al nazismo o al comunismo. Junto a ellos, otros como el turco-alem¨¢n Akin han descrito magistralmente ese choque de culturas que en Alemania alcanza ya a una tercera generaci¨®n de emigrantes".
Los nuevos directores, y no s¨®lo ellos sino tambi¨¦n los actores y los equipos t¨¦cnicos, se han sacudido d¨¦cadas de t¨®picos, lugares comunes y una mala conciencia paralizante para abordar en clave de comedia, de drama o de thriller unos asuntos hasta ahora casi intocables como la responsabilidad de la sociedad alemana en el nazismo o la pasividad de los ciudadanos del Este con la dictadura comunista. Porque la diversidad de g¨¦neros o la mezcla de estilos contribuyen y mucho al triunfo del cine alem¨¢n que ha llegado incluso a poner una pica en el mismo Hollywood con el remake de Deliciosa Martha (Sandra Nettelbeck, 2000), que en su versi¨®n norteamericana interpret¨® Catherine Zeta-Jones y se titul¨® en espa?ol Sin reservas. Algo ins¨®lito, ocurrido en contadas ocasiones, que la gran industria de Estados Unidos compre la idea de una pel¨ªcula europea. En la pr¨¢ctica, unos ¨¦xitos alientan a otros y, de esta manera, el director de Die Welle, Dennis Gansel, ha filmado una aut¨¦ntica superproducci¨®n en busca de unos contratos en Hollywood que ha conseguido ya para su pr¨®xima pel¨ªcula.
El actor Daniel Br¨¹hl, hijo de alem¨¢n y de espa?ola, nacido en Barcelona y formado en Colonia y en Berl¨ªn, protagonista de Good bye Lenin, a?ade un nuevo argumento a las claves de la pujanza del cine alem¨¢n. "Creo", se?ala desde Berl¨ªn, "que la juventud ha desarrollado un nuevo amor propio por este pa¨ªs y tiene un inter¨¦s real en levantar de nuevo la cultura alemana. Sin olvidar lo que ocurri¨® en nuestra historia reciente, la visi¨®n de las nuevas generaciones se ha transformado. Existe un cierto cansancio tambi¨¦n por la hegemon¨ªa de la cultura de Estados Unidos, por la imposici¨®n de su sistema de vida. Alemania ha recuperado un tono propio en sus pel¨ªculas despu¨¦s de a?os de imitar el cine de Hollywood y el fen¨®meno tambi¨¦n afecta a la m¨²sica, ya que ahora muchos grupos vuelven a cantar en alem¨¢n en lugar de hacerlo en ingl¨¦s. Por ¨²ltimo, creo que los realizadores j¨®venes han perdido el miedo a adentrarse en g¨¦neros considerados poco alemanes, como la comedia. Todav¨ªa recuerdo la sorpresa de los ingleses cuando vieron que una pel¨ªcula como Good bye Lenin pod¨ªa tratar el tema del final del comunismo en la RDA en un registro lleno de iron¨ªa y de buen humor".
Desde los ochenta, que alumbraron talentos de la escuela de M¨²nich como Werner Herzog, Wim Wenders o Rainer Fassbinder, el cine en alem¨¢n no conoc¨ªa una ¨¦poca tan dorada. No s¨®lo ha obtenido dos oscars en los ¨²ltimos cinco a?os (En un lugar de ?frica y La vida de los otros), sino que la producci¨®n f¨ªlmica ha aumentado de las 70 pel¨ªculas estrenadas en 1998 a las 174 del pasado a?o, de tal modo que la cuota de mercado ha aumentado de un exiguo 12% en 2002 a estabilizarse en torno a un 20%. Algunos estudiosos del cine alem¨¢n alertan del posible peligro de la sobreproducci¨®n. No obstante, portavoces del sector no se muestran tan alarmados por un presunto exceso de t¨ªtulos y remarcan la importancia del respaldo de las televisiones para enjuiciar la buena salud del cine alem¨¢n. "Hay que considerar", comenta Dirk Schuerhoff, jefe de ventas internacionales de Betafilms, responsable de filmes como La vida de los otros, "que tanto las televisiones de ¨¢mbito federal como los canales de los distintos l?nder subvencionan mucho el cine alem¨¢n. Por las pol¨¦micas que se suscitan en otros pa¨ªses, est¨¢ muy claro que sin un decidido apoyo de las instituciones p¨²blicas, resulta dif¨ªcil la supervivencia de las cinematograf¨ªas europeas".
En cualquier caso, todos los implicados coinciden en se?alar que las magn¨ªficas escuelas de cine alemanas se hallan en la base de una brillante generaci¨®n. Stefan Schmitz resalta que estos centros universitarios de Berl¨ªn, M¨²nich y otras ciudades disponen de cuantiosos presupuestos p¨²blicos e incluyen un gran contenido pr¨¢ctico. "No paran de rodar y rodar en su carrera", comenta el director del Festival de Cine Alem¨¢n de Madrid. El actor Daniel Br¨¹hl con mucha socarroner¨ªa explica que entre las dificultades para aparcar en Berl¨ªn "se encuentra la abundancia de rodajes en plena calle, a cualquier hora". Esta notable preparaci¨®n de directores, actores y t¨¦cnicos junto al consenso en torno a las inversiones p¨²blicas llevan a pensar que el auge del cine alem¨¢n no es un fen¨®meno pasajero y que la espl¨¦ndida cosecha creativa de esta ¨²ltima d¨¦cada perdurar¨¢. "Los directores que triunfan ahora son j¨®venes y dar¨¢n a¨²n muchos frutos", dice Schmitz. Entretanto, Br¨¹hl que ha comenzado a rodar una nueva pel¨ªcula en Alemania, ofrece un curioso punto de vista. "Como vivo y trabajo entre Alemania y Espa?a, me doy cuenta de que la percepci¨®n en el exterior siempre es mejor que en casa". Todo apunta, pues, a que la buena racha seguir¨¢ y los herederos de una cinematograf¨ªa que ha dado genios cl¨¢sicos como Murnau, Lang, Von Stroheim, Lubitsch o Wilder tienen todav¨ªa muchas buenas historias que contar.
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