?Qui¨¦n gestiona la lluvia?
Las inundaciones del pasado fin de semana han sido las peores de los ¨²ltimos a?os y ello suscita torrentes de indignaci¨®n, torrentes que han alcanzado el nivel de una crecida. ?Qui¨¦n tiene la culpa? Desde luego, alguien debe tenerla: vivimos en el Estado del bienestar.
Los poderes p¨²blicos se excusan, pero es dif¨ªcil dar con el culpable: ?qui¨¦n fall¨® en las previsiones? ?qui¨¦n se demor¨® al activar sistemas de emergencia? ?d¨®nde estaba el alcalde? ?qui¨¦n hinchaba las z¨®diacs? Anoto, a vuelapluma, diversos implicados: Departamento de Interior, SOS Deiak, ayuntamientos de Getxo, Erandio y Bilbao, Agencia Vasca de Meteorolog¨ªa, Departamento Foral de Medio Ambiente, Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa, Cruz Roja, DYA, Ertzaintza, Servicio de Bomberos, Asociaci¨®n de Jefes de Polic¨ªas Municipales, Sindicato Vasco de Polic¨ªa y Emergencias, Delegaci¨®n del Gobierno del Estado, Departamento Foral de Administraciones P¨²blicas, observatorios de Santander, Matxitxako, Sondika...
Ya no somos responsables de nuestras vidas. Hasta creemos que la naturaleza la gestionan los pol¨ªticos
Los ciudadanos somos minusv¨¢lidos, pasivos beneficiarios de servicios. Los pol¨ªticos extienden la alienaci¨®n socialdem¨®crata hasta l¨ªmites obscenos. As¨ª, ?c¨®mo evitar la indignaci¨®n popular cuando sube el nivel del agua? ?Cre¨ªan los pol¨ªticos que su condici¨®n de diosecillos proveedores iba a cesar ante las iras de la naturaleza, ante la lluvia y las mareas? En las recientes inundaciones, un ciudadano se sent¨ªa indignado porque, despu¨¦s de llamar al ayuntamiento, segu¨ªa sin poder entrar en su casa. Me pregunto qu¨¦ esperar¨¢ del ayuntamiento un d¨ªa cualquiera.
Roma cay¨® cuando el car¨¢cter de sus ciudadanos se deshizo bajo la provisi¨®n constante de alimento y espect¨¢culos gratuitos. Nosotros ya hemos superado ese grado de depravaci¨®n: ahora exigimos el derecho al buen tiempo. El Gobierno vasco sigue haciendo ret¨®rica sobre nuestro impulso emprendedor, pero hace tiempo que nos hemos convertido en una piara de cochinillos que maman sin descanso de las ubres de la cerda. Una juventud que desconoce no ya el hambre sino el menor contratiempo, que dispone de d¨¦cada y media de educaci¨®n gratuita, que crece al amparo de familias protectoras y que hace de cada fin de semana una explosi¨®n de ocio sin l¨ªmites horarios, se siente la peor tratada de la historia. ?C¨®mo es eso? Quiz¨¢s porque algunos irresponsables les prometen piso con trastero y garaje a precio de renta de emancipaci¨®n.
La lluvia ha tra¨ªdo inundaciones, pero los poderes p¨²blicos se excusan, porque saben que ya nadie soporta que se quiebre su bienestar siquiera por unas horas. En vano el director de Euskalmet realizaba impecables explicaciones acerca del trabajo de su agencia: la gente exige indemnidad. Ya no somos responsables de nuestras vidas. Hasta creemos que la naturaleza la gestionan los pol¨ªticos. Y ojal¨¢ el Gobierno vasco reconociera a las personas el derecho a decidir, pero a decidir sobre su vida y su propiedad, y no sobre la suerte futura de un pueblo inf¨¦rtil y decadente, que lloriquea al poder p¨²blico tanto si hay un terremoto como si pilla un constipado. Por favor, que alguien baje los impuestos. Tantas administraciones superpuestas se han convertido en un hojaldre. Adem¨¢s, mucho prometen, pero luego son incapaces de neutralizar los tifones, modificar el ritmo de las mareas, alterar el devenir astral de los planetas. Admirable la dignidad de un colono norteamericano, que no esperaba de la vida nada que no mereciera por s¨ª mismo. Pero nosotros odiamos ese pa¨ªs de orgullosos hombres libres. Aqu¨ª los bur¨®cratas juran que pueden darlo todo y nosotros, consecuentes, les pedimos la luna. ?Llueve demasiado? ?Queremos responsables!
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