El glamour de Mozah
La segunda esposa del emir de Qatar es una 'rara avis' en el mundo isl¨¢mico. Tiene influencia y proyecci¨®n p¨²blica, defiende la democracia y se viste de Dior y Chanel
No podemos achacar al islam el d¨¦ficit de libertad y democracia del mundo ¨¢rabe. La responsabilidad recae directamente sobre los hombros de los Gobiernos de la regi¨®n, con frecuencia apoyados por potencias extranjeras, cuyos intereses a la hora de gobernar no se corresponden con los del pueblo".
No son palabras de una ¨¢rabe laica y progresista que lucha contra la marea integrista. Quien pronunci¨® estas frases en la Universidad Carneige Mellon de Pittsburg (EE UU) era la jequesa Mozah Bint Nasser al Missned, esposa del jefe de Estado del opulento emirato petrolero de Qatar.
Desde hace unos a?os, la jequesa se ha convertido en una rara avis en un golfo P¨¦rsico en el que los rostros de las mujeres de reyes y jeques son desconocidos para la opini¨®n p¨²blica y nunca toman la palabra en p¨²blico. El personaje es incluso singular en un mundo ¨¢rabe donde s¨®lo Rania, esposa del rey Abdal¨¢ de Jordania, y la princesa Lalla Salma, casada con Mohamed VI de Marruecos, han adquirido un discreto protagonismo.
"T¨² estabas a¨²n en el desierto", dijo una vez al emir, "cuando mi tribu estaba ya civilizada y urbanizada"
Hace un lustro, el emir de Qatar, jeque Hamad Bin Khalifa al Thani, de 56 a?os, dej¨® at¨®nitos a sus s¨²bditos al conceder a la cadena norteamericana CBS una entrevista acompa?ado por sus tres esposas, que hasta entonces nunca hab¨ªan aparecido en p¨²blico, y menos juntas.
Una era la jequesa Mozah, segunda esposa del emir y la menos prol¨ªfica. Tuvo siete hijos -cinco varones y dos hembras- de los 27 descendientes del jefe de Estado, pero es probablemente hoy d¨ªa la mujer ¨¢rabe con m¨¢s proyecci¨®n internacional e influencia. Es tambi¨¦n la que m¨¢s dinero p¨²blico administra.
Con parte de los ingentes recursos que proporciona el gas al emirato -la renta per c¨¢pita es la m¨¢s alta del mundo, con 75.900 d¨®lares en 2007-, la jequesa ha impulsado la Fundaci¨®n Qatar para la Educaci¨®n y la Ciencia, para modernizar la ense?anza en su pa¨ªs e incluso en el mundo ¨¢rabe.
A su campus de Doha, de 10 kil¨®metros cuadrados, ha logrado atraer, a golpe de talonario, a media docena de las m¨¢s prestigiosas universidades de EE UU, como la Georgetown, de Washington, y la Northwestern, de Chicago. "Gracias a que se han implantado aqu¨ª puedo estudiar, porque mis padres nunca hubiesen enviado a una hija, aunque s¨ª a los hijos, a una universidad en el extranjero", asegura Salwa, una qatar¨ª de 19 a?os.
Mozah es adem¨¢s la inspiradora del Parque de la Ciencia y de la Tecnolog¨ªa de Qatar, inaugurado este a?o, que busca captar inversiones extranjeras. Dos multinacionales, Microsoft y General Electric, han sido las primeras en responder al llamamiento. "Con educaci¨®n y fomento de industrias punteras se esfuerza por preparar al pa¨ªs para cuando se agoten los hidrocarburos", comenta un diplom¨¢tico. No ser¨¢ inminente. El peque?o emirato posee las mayores reservas de gas del mundo, tras Rusia e Ir¨¢n.
Como toda primera dama que se respeta, le jequesa se ocupa tambi¨¦n de obras sociales. El Centro Shafallah es puntero en el tratamiento de ni?os autistas. Hizo lobby en Naciones Unidas para que la Asamblea General declarase un d¨ªa mundial del autismo -como ya existe del sida o de la diabetes- y, a finales del a?o pasado, logr¨® una resoluci¨®n con una fecha: el 2 de abril.
Su actividad m¨¢s at¨ªpica fue quiz¨¢ el patrocinio, en diciembre pasado, de la asociaci¨®n entre la ONG francesa Reporteros Sin Fronteras, que estrope¨® en 2002 las vacaciones invernales de Mohamed VI en los Alpes, y el Centro de Doha para la Libertad de Informaci¨®n. El objetivo es promover la libertad de prensa en un ¨¢rea en la que escasea. No en balde, Qatar es la sede de Al Jazeera, la m¨¢s independiente de las televisiones ¨¢rabes excepto cuando se trata de dar cuenta de la actualidad del emirato.
Agradecidas por haberles ayudado a poner pie en el Golfo, las universidades estadounidenses invitan a la jequesa a pronunciar conferencias o la nombran doctora honoris causa. Los discursos que all¨ª pronuncia reivindican un islam tolerante, abogan por una democratizaci¨®n y apuestan por un mayor papel de la mujer.
"Desde luego, nosotros, como musulmanes, no hemos hecho lo suficiente para demostrar el verdadero esp¨ªritu de nuestra religi¨®n, que se fundamenta en el mutuo respeto y la justicia social", afirmaba, por ejemplo, en Pittsburg. "El islam ha garantizado siempre todos los derechos de la mujer". "El d¨¦ficit de libertad para las mujeres es hoy d¨ªa un d¨¦ficit de libertad para todos los ciudadanos en el mundo ¨¢rabe, y no s¨®lo para las mujeres".
Estas denuncias se compaginan mal con la persistencia de un sistema pol¨ªtico en Qatar, que introdujo en 2003 algunas dosis de liberalismo en su Constituci¨®n, pero que prestigiosas ONG como UN Watch tachan de "r¨¦gimen autoritario". El Departamento de Estado mantuvo, el mi¨¦rcoles, al emirato en una lista negra de 14 pa¨ªses que no luchan contra el tr¨¢fico de seres humanos.
?Qui¨¦n es la jequesa Mozah? Su biograf¨ªa oficial tiene algunas omisiones, empezando por la de su edad. Se rumorea que naci¨® en 1958, y de ser cierta esta fecha, los que hemos tenido la oportunidad de verla de cerca nos quedamos asombrados por su aspecto joven realzado por su elegancia cuando viste la abaya, una t¨²nica negra que cubre casi todo el cuerpo, o luce trajes de Dior o Chanel, pero siempre con la cabeza tapada por un discreto hiyab (pa?uelo).
En Madrid deslumbr¨® en enero, cuando, representando a su esposo, tom¨® la palabra ante el I Foro de la Alianza de Civilizaciones. Impresion¨® no s¨®lo por su elegancia, sino porque anunci¨® una donaci¨®n de 100 millones de d¨®lares para Silatech, un programa que fomenta el contacto entre j¨®venes y empresas.
Mozah se cri¨® en la peque?a ciudad Al Khor, en el seno de una familia de comerciantes, pero su padre, Nasser Abdullah al Missed, un nacionalista ¨¢rabe, fue encarcelado a causa de sus ideas y se vio obligado a exiliarse en El Cairo. All¨ª transcurri¨® su adolescencia hasta que en 1977 contrajo matrimonio con el entonces pr¨ªncipe heredero. Sigui¨®, no obstante, estudiando en Qatar y acab¨® la carrera de sociolog¨ªa.
En una de las pocas entrevistas que ha dado, todas ellas a la prensa estadounidense, la jequesa aseguraba humildemente que su labor est¨¢ inspirada por el emir; pero tambi¨¦n fue capaz de tomarle afectuosamente el pelo, en mayo, ante un periodista de la revista Time. "T¨² estabas todav¨ªa ah¨ª fuera, en el desierto, mientras que mi tribu estaba ya civilizada y urbanizada", le lanz¨® refiri¨¦ndose a sus or¨ªgenes beduinos. El jeque solt¨® una carcajada.
El beduino y la hija del pr¨®spero comerciante comparten, en todo caso, refinados gustos art¨ªsticos. El a?o pasado adquirieron juntos, en una subasta de Sotheby's, el cuadro White center (yellow, pink and lavender on rose), de Mark Rothko, por la cifra r¨¦cord de 72,8 millones de d¨®lares, seg¨²n revel¨® la revista Art Newspaper, de Londres. Tambi¨¦n pujaron con ¨¦xito por Lullaby spring, de Damian Hirst. Les cost¨® 19 millones de d¨®lares, la cantidad m¨¢s alta jam¨¢s pagada por una obra de un artista europeo en vida. -
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