El Cigala vuela libre
Hace unos siete meses que Diego el Cigala, pr¨ªncipe de los gitanos y del flamenco, superviviente de mil oscuras noches, sabedor de que la mano que acaricia en el ¨¦xito golpea abierta cuando las cosas vienen mal dadas, se emplea a fondo en sus propios esl¨®ganes en un d¨²plex de la zona, blanco como la cal reci¨¦n dada.
Y si esto no es felicidad, que baje Jos¨¦ Monge Cruz, Camar¨®n de la Isla, y lo vea con sus ojos aceituna.
Aqu¨ª, la vida de Diego Ram¨®n Jim¨¦nez Salazar transcurre provisionalmente mientras espera a que le acaben la casa comprada en un bosque no muy lejano. En ch¨¢ndal ""lejos del ruido y las tentaciones de Madrid"", y junto a Amparo, inseparable compa?era durante 18 a?os, y los hijos, Dieguito, de 11, y Rafaelito, de 3. Amanecer a la una de la tarde, los langostinos y los huevos rotos con chistorra, las "peliculitas" en el plasma de 52 pulgadas, jugar al FIFA 2008 en la Play hasta las seis" Y darle vueltas y vueltas, con la satisfacci¨®n del trabajo hecho, a Dos l¨¢grimas, la muy esperada continuaci¨®n de L¨¢grimas negras, formidable disco-milagro-de-ventas (un mill¨®n de copias en plena crisis) que firm¨® junto a Bebo Vald¨¦s en 2003.
"Hace demasiado", se lamenta Diego, convaleciente de un c¨®lico nefr¨ªtico que le dio qui¨¦n sabe si "porque se acercan los 40" o por lo que lleva "hecho en la vida". "Es demasiado tiempo", insiste como para subrayar que en los altavoces suena a todo trapo el final de una asombrosa historia. Un viaje que incluye varias muertes, unos cuantos hasta luego y un par de lecciones sobre c¨®mo se consumir¨¢ la m¨²sica en el futuro.
Todo comienza con una despedida. La de Bebo Vald¨¦s, por supuesto. Tras a?os de exitosa gira por Espa?a y Latinoam¨¦rica, un buen d¨ªa, el pianista cubano, que vio c¨®mo el ¨¦xito le llegaba a los 90 tras media vida lejos de su tierra y gracias a un gitano joven, le dijo a El Cigala: "T¨² tienes que seguir tu camino. Si te hubiese conocido 20 a?os m¨¢s joven no te habr¨ªa soltado". "?Imag¨ªnate!", exclama Diego. "Un t¨ªo que ha cantado para Lucky Luciano. Toc¨® con Sinatra y cogi¨® en su coro de ni?as del Tropicana a Celia Cruz. Cuando a m¨ª me contaba esas cosas", y que yo hubiera ido a parar con ¨¦l. Grabando, tocando, conviviendo" Ha sido como un sue?o. Pero ¨¦l me ten¨ªa que dar su bendici¨®n para partir".
El Cigala refulge. Y no precisamente por la cantidad de oro que le adorna (una veintena de piezas, entre esfinges egipcias, pulseras, anillos y pendientes de doble aro). Es su personalidad magn¨¦tica. La capacidad para incluirte en su mundo r¨¢pidamente. Exclama: "?No te hab¨ªa contado nunca esto?", y resulta que le conoces s¨®lo desde hace 15 minutos. Y se lanza a recordar la hilarante historia del d¨ªa en que llev¨® a Tomatito al f¨²tbol por primera vez (el otro d¨ªa, contra el Bar?a) o te imita a sus cl¨¢sicos (clava, entre otros, los acentos de Paco de Luc¨ªa, Bebo, Fidel Castro o Sabina).
Se inclina en el enorme sof¨¢ y habla con intimidad de sus nuevos proyectos (grabar¨¢ en septiembre un disco con Monserrat Caball¨¦ y una filarm¨®nica) y de c¨®mo, con Dos l¨¢grimas, buscaba "montar otro l¨ªo, pero con la misma vaina, la misma intenci¨®n". El Cigala recurri¨® a la inagotable cantera de venerables m¨²sicos cubanos y a una estructura de repertorio similar (aunque mucho m¨¢s variada; en Dos l¨¢grimas hay coplas, guaguanc¨®s, danzones, tangos"). En el recurso al llanto y en una cierta familiaridad caribe?a es donde acaban las similitudes entre uno y otro ¨¢lbum. Esta vez suenan dos pianos (uno cubano y otro flamenco), adem¨¢s de muchas percusiones. ?sta es la confirmaci¨®n de El Cigala como un artista por derecho propio. Como ¨¦l mismo no para de decir, de un tipo que se siente m¨¢s "libre".
La palabra resume bien la luz al final de su t¨²nel. El disco, otro sentido homenaje a sus "v¨ªnculos con el pueblo cubano", estaba en realidad terminado el verano pasado. Esa impresi¨®n dio El Cigala cuando, sobre el escenario del Conde-Duque, present¨® su contenido a finales de julio ante una audiencia que abarrot¨® el antiguo cuartel madrile?o de los Guardias de Corps.
Y en eso, en esperar, qued¨® todo. La falta de entendimiento con su vieja discogr¨¢fica retras¨® la salida del ¨¢lbum hasta el pr¨®ximo 15 de junio, en que se pondr¨¢ a la venta en exclusiva durante un mes con EL PA?S. "Compr¨¦ mi libertad. Era necesario. Y no por nada, pero soy muy buen artista. Por la gracia de Dios".
La idea de tomar un camino similar al de Prince, que distribuy¨® su ¨²ltimo disco con un rotativo brit¨¢nico, naci¨® de la "desesperaci¨®n" y, como tantas otras, de Amparo, a quien Diego siempre recurre ante cualquier duda o falla en la memoria. As¨ª ha sido desde el d¨ªa en que se conocieron por casualidad en un concierto de Paco de Luc¨ªa.
"Mi vida est¨¢ llena de azares. Como sucede con Dos l¨¢grimas. Si lo hubiese planeado, no habr¨ªa salido. Ha sido una cuesti¨®n de encontronazos", dice el cantaor. "De ir a casa de [el actor Jorge] Perugorr¨ªa [en La Habana] y a las cuatro de la madrugada descubrir a Ronaldo Laserie y c¨®mo me recordaba a Antonio Chaqueta cantando por buler¨ªas, y enseguida entend¨ª que deb¨ªa usar ese tema". Aqu¨¦l no fue el ¨²nico encuentro en torno a Dos l¨¢grimas. El Cigala parti¨® a Berl¨ªn en busca del cantante cubano de 90 a?os Reynaldo Creagh y de un compatriota de ¨¦ste, Guillermo Rubalcaba, pianista extraordinario, padre del bajista que acompa?a ¨²ltimamente a Diego y su nueva alma gemela en las 88 teclas. "Sin ser opuesto a Bebo, tiene una forma de tocar m¨¢s moderna".
El Cigala fue en busca de Rubalcaba a Berl¨ªn y se encontr¨® con Javier Bardem en el avi¨®n. "Se vino conmigo al concierto de Reynaldo en el que tocaba Guillermo. Nos citamos en un hotel. ?l se puso al piano, cant¨¦ un momento y ya supe que la cosa marchaba".
La voz de Reynaldo Creagh, profunda y ancha como un majestuoso valle, se puede escuchar en el bolero Compromiso. Pero el v¨ªnculo cubano no termina ah¨ª, como sabe Rafaelito, el peque?o, un ni?o listo y guapo, con un caj¨®n y una guitarra a medida y una desbordante pasi¨®n por la m¨²sica. Dice "Changuito, Changuito", en referencia a otro de los nuevos percusionistas de El Cigala. Y se lleva un disgusto cuando las congas de Tata G¨¹ines, otro ilustre cubano, dejan de sonar.
Aunque, al menos, a Rafaelito le queda eso, el sonido. G¨¹ines, disparatado y genial percusionista, muri¨® en febrero a los 77 a?os en su casa de La Habana. "Y pensar que no ver¨¢ todo esto terminado"", se lamenta El Cigala. Tampoco el final de Fidel Castro ni el futuro que aguarda a Cuba. Sobre ambas cosas, Diego hablar¨¢ largamente ante un plato de macarrones con chorizo. "Lo que pienso", dice, "se podr¨ªa resumir as¨ª: El Cigala est¨¢ con el pueblo cubano, pero en contra de todas las dictaduras. As¨ª que no, no s¨¦ qu¨¦ va a ser de Cuba cuando muera Fidel, aunque me temo que podr¨ªa volver a convertirse en burdel de los americanos".
El disco est¨¢ dedicado a la memoria de Isabel Polanco, consejera delegada del Grupo Santillana, fallecida en marzo y a la que un¨ªa una "gran amistad" con el cantaor. "Nos conocimos cuando ella quiso, hace a?os, dar una sorpresa de cumplea?os a su padre [Jes¨²s Polanco], al que le gustaba mucho L¨¢grimas negras. Al final de su vida, ella vino a escuchar lo que llev¨¢bamos grabado, y dec¨ªa que, en cierto modo, la m¨²sica le serv¨ªa de b¨¢lsamo. Perder a padre e hija [Jes¨²s Polanco muri¨® el verano pasado] en tan poco tiempo ha sido un golpe muy duro", reconoce El Cigala al caer la tarde y ya en Madrid.
La idea era acompa?arle al Rastro, el lugar en el que creci¨® (naci¨® en una corrala de la mism¨ªsima Ribera de Curtidores) y del que huy¨® hace unos diez a?os para mudarse a Valdemaqueda, al borde de la sierra de Madrid, y de paso dejar unos cuantos fantasmas y adicciones en el bullicio de la ciudad. La cosa funcion¨®, dice. El mundanal ruido no es moneda corriente en la casa que compraron en el pueblo, donde a¨²n conserva su estudio casero. "Era maravilloso, pero est¨¢ demasiado lejos. Cien euros de taxi p"aqu¨ª, cien p"all¨¢", explica sobre su mudanza a Boadilla.
Antes, un paseo por su barrio hab¨ªa hecho aflorar los recuerdos. "Me iba por los tablaos y me presentaba mi padre: "Ahora os va a cantar un ni?o chiquitillo". Y luego me ten¨ªa que guardar detr¨¢s de las barras cuando ven¨ªa la polic¨ªa de noche. Era otra necesidad y otro tiempo, ?no"".
"Todo esto estaba m¨¢s castizo", explica ante la vista del mercado de San Miguel, una delicia de principios del siglo XX en plena reforma. "Se lo han cargado. Ah¨ª estaba el mes¨®n del champi?¨®n, el del boquer¨®n, el de la tortilla, la venta del Poli"", dice se?alando a tiendas de chinos o videoclubes desvencijados.
Para cuando pase cerca del lugar donde naci¨® su determinaci¨®n por convertirse en cantaor ""una vez actuando mi t¨ªo, Rafael Farina, en el Apolo, lo vi en el escenario y dije: me lo pido pa Reyes", recuerda", ya ha quedado claro a lo que se refer¨ªa con: "Yo no puedo estar en Madrid. Para el artista eso no es bueno. Demasiadas distracciones".
Han bastado unos minutos en el barrio y ya se ha montado un leve jolgorio en torno a su figura espigada (de ah¨ª le viene el mote, impuesto por Camar¨®n). La excusa es la inauguraci¨®n del negocio de un amigo, y sin darse cuenta, El Cigala tiene un gin-tonic en la mano, a Andr¨¦s Calamaro al tel¨¦fono y ha mandado al hijo de El Paquete a buscar a su padre, pianista sobresaliente y productor de Picasso en mis ojos (2005), su ¨²ltima aventura flamenca. "Esto est¨¢ bien", explicar¨¢ despu¨¦s. "Venir, pas¨¢rmelo bien, y luego volver a mi casa con mis hijos, con mi mujer. Disfrutar de la fiesta, y no que la fiesta te arruine a ti. Eso no puede ser. Uno ya, cuando llega a los 40 y ve que 20 han sido de penurias, pues no le cuadra. Hay que decir, claro, que era otra ¨¦poca, hab¨ªa mucha menos informaci¨®n. Era mucho m¨¢s dif¨ªcil triunfar. Ten¨ªas que trasnochar, aguantar, la fiesta del se?orito, la fiesta del otro" Ahora no hay necesidad. Y yo iba a sangre y fuego", recuerda. "Eran tiempos de colocarte para cantar. De ser joven e intemperante. Un revoltoso con ganas de comerse el mundo y que, al final, no se com¨ªa nada".
No es lo ¨²nico en lo que El Cigala encuentra cambiada la vida. Casi nada es como sol¨ªa. Ni en el Rastro ""daba de comer a mucha gente, y ahora, si no tienes un puesto de los contados, no puedes buscarte la vida"", ni en las costumbre noct¨ªvagas: "Antes sal¨ªas y te encontrabas con uno y otro. Ahora todos estamos escondidos. Est¨¢s tom¨¢ndote una copa y te dicen: "C¨¢ntate algo, Cigala", como si uno tuviera cara de gram¨®fono. Luego a la m¨ªnima te andan grabando con el m¨®vil y lo cuelgan en YouTube", argumenta.
Cuando el d¨ªa se bate en retirada, el cantaor recuerda en una terraza del barrio de La Latina, desierta a causa de la final de la Champions, los tiempos en los que la gente "miraba para otro lado" cuando ¨¦l no era nadie, ni ten¨ªa nada que ofrecer sino fatigas. No guarda rencor, pero s¨ª un recuerdo para todos los que en un momento u otro le ayudaron, como David Amaya, productor de su primer disco (Undebel, 1998), Gran Wyoming, Pablo Carbonell o Fernando Trueba. "Yo soy un cantaor de la escuela de la vida. Nunca he sido de embeberme en el flamenco de otros. Es en la vida donde yo m¨¢s me he sumergido", dice. Y ya se sabe, a veces la vida duele. Duele hasta el punto de las l¨¢grimas.
"El llanto es importante, ?no" ?De d¨®nde manan tantas l¨¢grimas de Diego el Cigala"
"Pues de la vida, que muchas veces no te sonr¨ªe. Ahora me va muy bien, pero tambi¨¦n lo hemos pasado muy mal, mi compa?era y yo, hasta llegar aqu¨ª. Hubo un momento en el que dije: "No canto para bailar nunca m¨¢s". Y lo hice. Me tir¨¦ un a?o comiendo espaguetis. A partir de ah¨ª, todo fue muy jodido.
"?Y de la noche, se aprende de eso"
"De la noche tambi¨¦n he aprendido. Todo el mundo es maravilloso de noche. A las dos o a las tres, la gente se da besos hasta con los frigor¨ªficos. Luego ya es distinto. Pero s¨ª, aprender es importante. Yo siempre he dicho que el artista nace y con el tiempo se hace. De todas esas fatigas he sacado aprendizaje; la escuela de la vida, que puede ser tan cruel, de tanto tienes, tanto vales. Sobre todo en lo musical, quien lo tiene, lo tiene" Y ¨¦se sacar¨¢ la moneda. Y yo siempre he confiado en que ten¨ªa esa moneda. Por mucho que a veces fuese el ¨²nico.
El libro-CD "Dos l¨¢grimas", de Diego el Cigala, editado por EL PA?S y Gran V¨ªa Musical, puede conseguirse
en exclusiva con EL PA?S a partir del pr¨®ximo domingo, 15 de junio, y, durante un mes, en los puntos de venta de prensa de toda Espa?a. Precio: 9,95 euros.
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