China: las otras r¨¦plicas del terremoto
El Partido Comunista Chino a?adi¨® dos novedades importantes ante el terremoto de Wenchuan: la transparencia informativa y la aceptaci¨®n de la ayuda exterior, incluso de Taiwan o Jap¨®n
En China, ¨¦ste ya no puede ser el a?o de las Olimpiadas. O no s¨®lo. Puede que acabe siendo sobre todo el a?o del terremoto de Wenchuan. La magnitud del se¨ªsmo, que parece agrandarse cada d¨ªa que pasa, y sus diversas r¨¦plicas han abierto nuevas inc¨®gnitas y puesto al descubierto importantes negligencias, pero igualmente fortalezas, poniendo a prueba la capacidad de reacci¨®n del Estado-Partido y de la propia sociedad.
Como en anteriores cat¨¢strofes, hemos podido ver a los principales l¨ªderes chinos a pie de obra, multiplicando sus promesas y enfatizando su principal prioridad: salvar vidas humanas e iniciar cuanto antes la reconstrucci¨®n. Nada de ello ser¨¢ f¨¢cil. Entre el conglomerado de preocupaciones se va abriendo camino una r¨¦plica no f¨ªsica pero no por ello menos aguda: la dura cr¨ªtica de los afectados a unos oficiales locales irresponsables y gangrenados por la descarada promiscuidad con el mundo de los negocios que encuentra en ese ¨¢mbito terreno abonado para lograr suculentos beneficios y d¨®ciles autoridades pol¨ªticas, aun a costa de arriesgar la desgracia y el sufrimiento ajeno.
Se abre camino la cr¨ªtica de los afectados a los responsables locales irresponsables y corruptos
El objetivo del Gobierno es contener la inflaci¨®n en un 4,8%, pero podr¨ªa doblarse
Ahora se ha ordenado comprobar la seguridad de los edificios escolares en todas las zonas s¨ªsmicas del pa¨ªs, pero la medida llega tarde en la provincia de Sichuan. Se puede achacar al Gobierno central, a pesar del ingente esfuerzo realizado, falta de medios y suficiente especializaci¨®n en las tareas de rescate, hoy elementos indispensables para afrontar con garant¨ªas de ¨¦xito las secuelas de estos fen¨®menos, pero la delimitaci¨®n de la fr¨¢gil frontera que separa la simple fatalidad de la irresponsabilidad tiene un claro acento local. Cabe imaginar por ello que esta escandalosa situaci¨®n vendr¨¢ a reforzar las pol¨ªticas recentralizadoras que Pek¨ªn promueve en los ¨²ltimos a?os, en un intento de atar en corto a unas autoridades locales que desoyen reiteradamente sus indicaciones (ya se hable de control de la poluci¨®n o de moderar el crecimiento) y abusan de su poder, y que socialmente han convertido al lejano poder central en la ¨²ltima esperanza de obtener justicia.
El paternalismo autoritario, tan arraigado en el imaginario confuciano, que viene exhibiendo el Partido Comunista Chino (PCCh) en esta grave crisis se ha completado con el env¨ªo a las zonas afectadas de varios miles de funcionarios que deben ayudar a coordinar y supervisar las labores de rescate y reconstrucci¨®n, pero tambi¨¦n tienen como misi¨®n asegurar una gesti¨®n honesta de las donaciones, recibidas en un volumen sin precedentes. Es una prueba de que el PCCh es consciente de esas hendiduras abiertas en la confianza social y que alertan del descontento con esa sempiterna corrupci¨®n que no ha sabido atajar, que ha agravado de forma plausible los efectos del terremoto y que ahora puede complicar enormemente las tareas de reconstrucci¨®n.
?Hasta d¨®nde alcanzar¨¢ esa onda expansiva de malestar? Aunque no suponga una seria amenaza, en t¨¦rminos absolutos, para el poder del PCCh, har¨ªan mal sus dirigentes en infravalorarla. Dif¨ªcilmente bastar¨¢ con aplicar sanciones ejemplares a los corruptos y ensalzar la abnegaci¨®n y el sacrificio de sus funcionarios honestos.
A la pronta movilizaci¨®n de efectivos, con los ingenieros militares abri¨¦ndose camino ante una naturaleza hostil, indicador que caracteriza cualquier respuesta china a este tipo de crisis, el PCCh ha a?adido dos novedades importantes y necesarias. De una parte, un notable salto en la transparencia informativa, que viene a abundar en su capacidad para superar errores pasados (algunos recientes, como la torpe gesti¨®n de la crisis tibetana), cuando el control, incluso obsesivo, de la informaci¨®n se consideraba su mejor aliado. La relajaci¨®n manifestada en este caso bien pudiera implicar un cambio de actitud no meramente coyuntural y que podr¨ªa ampliarse a otros asuntos sensibles. Por otra parte, la aceptaci¨®n de la ayuda exterior, incluso de Taiwan o Jap¨®n, ha permitido la multiplicaci¨®n de las muestras de solidaridad y simpat¨ªa internacional, opacando las cr¨ªticas recientes en otros ¨¢mbitos. Ambos gestos vienen a ilustrar los buenos reflejos de las autoridades chinas, deudoras ciertamente de una estructura muy burocratizada pero capaz, al tiempo, de articular todo tipo de respuestas con una flexibilidad atenta que margina la rutina y le permite ganar credibilidad, tanto exterior como interna.
En el orden econ¨®mico, fuentes del FMI atribuyen al se¨ªsmo un impacto poco significativo en el ritmo de crecimiento, que fue del 10,6% en el primer semestre de este a?o. Seg¨²n las fuentes oficiales chinas, la contribuci¨®n de la provincia de Sichuan, la m¨¢s afectada, al PIB chino fue del 4,3% en 2007. Los analistas locales estiman que el se¨ªsmo podr¨ªa suponer una reducci¨®n del crecimiento global del pa¨ªs en 2008 de entre un 0,2 y un 0,7%. Pero pudiera ser peor si a los impactos del terremoto a?adimos otros factores que vienen a complicar las expectativas, ya moderadas al inicio de este ejercicio en funci¨®n de las dificultades de la econom¨ªa estadounidense y del repunte de la inflaci¨®n interna.
En efecto, el objetivo del Gobierno chino para 2008 es contener la inflaci¨®n en un 4,8%, pero podr¨ªa doblarse e incluso alcanzar los dos d¨ªgitos a final de a?o, si algunas tendencias negativas se afianzan. Las extraordinarias heladas invernales registradas en las provincias del centro del pa¨ªs, en plena Fiesta de la Primavera, han tenido un importante impacto en la econom¨ªa de la zona. Por otra parte, la inversi¨®n exterior tambi¨¦n retrocede. Por ejemplo, seg¨²n estad¨ªsticas dadas a conocer recientemente por Bruselas, las inversiones europeas, que globalmente han aumentado un 53%, han ca¨ªdo en picado en China desde los 6.000 millones de euros de 2006 a los 1.800 millones de 2007. Y la UE es su primer socio comercial. Por ello, la suma de ¨¦stos y otros factores, tanto fortuitos como estructurales, que confluyen en un momento en que Pek¨ªn ans¨ªa cambiar su modelo de desarrollo poniendo ¨¦nfasis en el impulso social y tecnol¨®gico, configura uno de los escenarios m¨¢s delicados de los ¨²ltimos a?os y puede obligarle a repensar algunas estrategias.
El otro dato importante de esta crisis es la reacci¨®n de la propia sociedad china, en la cual la fuerza de los sentimientos, a flor de piel en estos d¨ªas, se ha abierto camino entre el individualismo y el materialismo com¨²n a que nos ten¨ªan tristemente acostumbrados. La nueva apelaci¨®n a concentrar las energ¨ªas ha generado un clima de comprensi¨®n y complicidad general escasamente cr¨ªtica con el r¨¦gimen y que evidencia tanto la utilidad como la pujanza de ese nacionalismo de amplia base popular que secunda a pies juntillas los intereses del Estado. Esto ofrece una valiosa tregua al PCCh para seguir afirmando que la virtud est¨¢ de su lado, pese a que la corrupci¨®n siga erosionando las bases de su poder.
Hoy por hoy, frente a quienes suponen que esta sucesi¨®n de problemas, cuya gravedad es inocultable, puede amenazar seriamente la estabilidad y dar al traste con su proyecto pol¨ªtico, la cercan¨ªa demostrada, la rapidez de la respuesta, las novedades apreciables en la gesti¨®n de esta crisis y el recurso al nacionalismo, pueden contribuir, por el contrario, de forma considerable a relegitimar el PCCh, quien haciendo gala de su capacidad de movilizaci¨®n y adaptaci¨®n al entorno, aleja cualquier atisbo de cuestionamiento profundo del aparato burocr¨¢tico, en la l¨ªnea tradicional sugerida de vincular, supersticiosamente, grandes cat¨¢strofes y mal gobierno de las ¨¦lites. Por otra parte, pese a las carencias y fallos apreciados, el PCCh, aun con sus contradicciones, est¨¢ logrando afirmarse, galvanizando a una sociedad, tradicionalmente resistente y paciente, que si bien aspiraba a presentarnos en el pr¨®ximo agosto un pa¨ªs moderno y abierto al mundo, econ¨®micamente fuerte pero ansioso de estar en armon¨ªa con el exterior, nos ofrece ahora, por a?adidura, una imagen de fortaleza interior que, incluso sobreponi¨¦ndose a la demostrada ambig¨¹edad virtuosa del PCCh, se erige como la mejor garant¨ªa frente a las adversidades.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China (Casa Asia-IGADI).
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