Vestida para matar
Holanda aprende de Italia y la golea despu¨¦s de 30 a?os, desde el Mundial de Argentina 1978, de abstinencia
Van Basten le tiene comida la moral a Donadoni. Hasta ayer le hab¨ªa ganado siempre al golf, independientemente de que las partidas fueran a nueve o 18 hoyos. Anoche le gole¨® tambi¨¦n en la cancha de f¨²tbol. Los h¨¦roes est¨¢n para cambiar la historia y Van Basten es seguramente el personaje m¨¢s legendario del f¨²tbol holand¨¦s despu¨¦s de Cruyff. As¨ª que no deber¨ªa extra?ar que haya sido el m¨ªtico delantero centro del Milan y hoy seleccionador holand¨¦s el que haya acabado con 30 a?os de rendici¨®n oranje ante la actual campeona del mundo, ahora entrenada por Donadoni. Holanda no pod¨ªa con Italia desde el Mundial de Argentina 1978. Ayer le meti¨® tres en una actuaci¨®n que en cierta forma repara la cruel derrota sufrida en ?msterdam en la Eurocopa de 2000.
Nadie como Van Basten sabe c¨®mo jugarle a Donadoni por el tiempo compartido en San Siro
Aunque parezca mentira, cada vez cuesta m¨¢s identificar a dos equipos aparentemente antag¨®nicos, como era el caso de Italia y Holanda, rivales de toda la vida en el campo y en las tertulias por su concepci¨®n opuesta del f¨²tbol. El uno se ha ido acercando al otro de forma progresiva y, una vez pasadas las cuentas, a la escuadra naranja le ha ido mucho mejor que a la azzurra, como es normal cuando se trata de mirar al marcador. Italia ha prescindido del medio centro o fantasista, una demarcaci¨®n referente del calcio, simbolizada en futbolistas como Baggio o Totti, para ganar dos falsos extremos y se ha desnaturalizado tanto que anoche fue irreconocible. A veces pareci¨® incluso una copia barata de la indolente Holanda.
Holanda se situ¨® en el lado opuesto y ofreci¨® una versi¨®n actualizada de la mejor Italia. Juega con dos volantes defensivos que mezclan estupendamente en la medular, ocupa las bandas sin necesidad de poner a extremos naturales y se encomienda a un media punta para desestabilizar al rival. El bueno del partido fue Van der Vaart, que, tal y como ejerci¨® de trescuartista, bien prodr¨ªa jugar en Italia, Liga en la que precisamente no compite ni uno de los internacionales oranje. Van Basten, tres veces bal¨®n de oro como futbolista, se llev¨® la receta del Milan y hoy dirige a una selecci¨®n m¨¢s competitiva que en los anteriores torneos.
A nadie le extra?¨® consecuentemente que Van Nistelrooy marcara a bal¨®n parado, a la salida de una falta lateral botada por Van der Vaart, en una jugada muy italiana. Holanda desequilibr¨® el partido en una acci¨®n de estrategia discutida y pol¨¦mica, una de las suertes que mejor han dominado hist¨®ricamente los azzurri, que pidieron fuera de juego de The Man sin reparar en que Panucci pod¨ªa habilitar la jugada m¨¢s que anularla. El ¨¢rbitro pit¨® gol y no hubo m¨¢s que hablar porque al poco rato lleg¨® el 2-0.
Italia fue un equipo irreconocible desde la alineaci¨®n. A Donadoni le dio por tocar la defensa y la medular y el equipo se perdi¨® de mala manera en el m¨ªtico estadio Wandork. Ausente De Rossi y estrangulado Pirlo, el plantel de Donadoni no tuvo salida y si alcanz¨® el ¨¢rea de vez en cuando fue por la profundidad y velocidad de Di Natale, un punta que recuerda mucho a Giuly.
Holanda se tap¨® con hasta seis jugadores por detr¨¢s del bal¨®n, se gan¨® el campo rival en un cuarto de hora y marc¨® las diferencias despu¨¦s con Sneijder y Van der Vaart, presentes en los dos goles y en todas las jugadas de ataque, siempre mal defendidas por los cuatro zagueros italianos. Los azzurri tuvieron que recurrir a menudo a las faltas t¨¢cticas y acabaron vencidos por la reiteraci¨®n con el tanto de Van Nistelrooy. Inaugurado el marcador, Holanda se estir¨® en un contragolpe antol¨®gico: cambio de orientaci¨®n de Van der Vaart, centro de Van Bronckhorst al segundo palo, dejada de cabeza de Kuyt y remate terminal de Sneijder. Una delicia.
Italia no atacaba y defend¨ªa mal mientras jugaba Holanda, menos art¨ªstica y m¨¢s consistente, puede que menos bella y m¨¢s bestia, seguramente m¨¢s afeitada y m¨¢s bruta. Inequ¨ªvocamente solidaria para desgracia de Italia, que ya no pudo corregirse por m¨¢s que Donadoni sac¨® a escena a Del Piero y Cassano. Atac¨® Italia como si fuera Holanda y Holanda se defendi¨® como si fuera Italia, con Van der Sar ejerciendo de Toldo en recuerdo del torneo de 2000, con ocasiones claras en su meta, hasta que apareci¨® Van Bronckhorst y certific¨® la goleada con un gol de cabeza. Tan incre¨ªble como cierto. Hasta los laterales holandeses, ¨²ltimamente improductivos, ganaron a los italianos. Todos los mano a mano, cuantos duelos individuales se planteaban en el encuentro, cayeron del lado oranje. Van Basten, por supuesto, gan¨® de nuevo la partida a Donadoni. Nadie como el seleccionador holand¨¦s conoce c¨®mo hay que jugarle al seleccionador italiano por el tiempo que ambos compitieron juntos en San Siro.
Vestida para matar, Holanda acab¨® con el muro de Berl¨ªn levantado por los italianos en la Copa del Mundo. Adivinar hasta d¨®nde puede llegar Holanda con el traje de Italia ya es otra historia.
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