De 'tranqui'

Ser¨¢ la madurez, las 42 primaveras reci¨¦n cumplidas o esas primeras canas que le revolotean entre los rizos, pero al tinerfe?o Pedro Guerra nunca se le hab¨ªa visto tan reposado, confesional, entra?able e intimista como en la presentaci¨®n de su disco Vidas. Ha crecido, le ha sentado bien desaparecer una temporada -cuatro a?os llevaba sin comparecer en la capital- y ejerce con soltura el papel de ap¨®stol del sosiego. De entre todos sus grandes ¨¦xitos, el ¨²nico que no rescat¨® fue el exultante La lluvia nunca vuelve hacia arriba, acaso por evitar que el patio de butacas se le desmadrara. El cuerpo ahora le pide ir de tranqui. Y nada que objetar al respecto.

Ofreci¨® sin excepci¨®n las 14 piezas que incluye el nuevo ¨¢lbum, distribuidas con orden mejorable: el arranque, con Humo, Huellas y Quisiera saber de forma sucesiva, se antoj¨® romo, plano, demasiado est¨¢tico. Pero no hay motivo para la alarma: el repertorio de Vidas tambi¨¦n incluye momentos muy afortunados, como la contagiosa El pescador, la extraordinaria talla po¨¦tica de Se enamor¨® de un r¨ªo o la superlativa 5.000 a?os, donde la voz de Guerra introduce giros y matices desconocidos. Idea hermosa, ¨¦sa de bucear en los comienzos de la afectividad entre los hombres.

Le abrig¨® un tr¨ªo ac¨²stico de solvencia exquisita; en particular, el pianista Fern¨¢ndez, hombre de enorme elegancia, tambi¨¦n como responsable de las segundas voces. La apuesta por este formato musical peque?o constituye otro de los grandes aciertos del cantautor.

La platea le ten¨ªa ganas. Le adora y ara?¨® dos tandas de bises. Dos conclusiones. Primera, Daniela es el est¨¢ndar predilecto de Guerra, por delante de Contam¨ªname. Y segunda: el afecto es tanto que hasta se escucharon voces de "guapo, guapo". El pr¨®ximo 8 de julio, en Rivas, m¨¢s.