No funciona Y adem¨¢s, ruido
Los barceloneses padecen desde hace unos d¨ªas el paro patronal de los transportistas (huelga es lo que hacen los empleados, no los patronos) cuyos efectos son ampliamente descritos en otras p¨¢ginas de este diario. Y algunos barceloneses sufren, adem¨¢s, un efecto negativo complementario, no originado de forma directa por los transportistas: el ruido. Son varios los lectores que se?alan la incomodidad que supone vivir cerca de una gasolinera. A los habituales malos olores que ninguna Administraci¨®n detecta nunca se a?ade, en fin de semana, la presencia de, sobre todo, motoristas, que a lomos de una motomierda (se llama as¨ª a la moto que arma mucho ruido, pese a tener escasa potencia y que conduce un desaprensivo), se ha a?adido estos d¨ªas un concierto de bocinazos.
"La cosa empez¨® el domingo", se?ala F. C. "Al principio no supe lo que pasaba, pero pronto me di cuenta: la gasolinera se llenaba hasta bloquear la calle, otros coches no pod¨ªan circular y, cuando se hartaban, empezaban a pitar". La primera queja lleg¨® el domingo al anochecer a trav¨¦s del correo electr¨®nico. V. G. dec¨ªa que no hab¨ªa conseguido comunicar con la Guardia Urbana. Este diario llam¨® pasadas las diez de la noche y al otro lado de la l¨ªnea de 092 s¨®lo consigui¨® el sonido de una cinta. M¨¢s de cuatro minutos: nadie atendi¨® la llamada.
El Ayuntamiento de Barcelona (el mismo que ha tardado 48 horas en enterarse de que hab¨ªa un paro de transportistas) se?ala que no se adopt¨® ninguna medida especial respecto a las gasolineras. No hab¨ªa constancia de multas por el ruido continuado de los bocinazos (perfectamente prohibidos). "Posiblemente los distritos han tomado alguna medida", se?al¨® un portavoz municipal. No consta. A la Guardia Urbana, a?adi¨® la misma fuente, no le consta que haya habido quejas por el motivo que aducen los lectores. No es de extra?ar: si no se ponen al tel¨¦fono (posiblemente porque la direcci¨®n del cuerpo lo organiza de forma que la l¨ªnea queda saturada, es dif¨ªcil que haya autogesti¨®n entre los guardias) seguro que no hay quien se pueda quejar. Si no se coge el tel¨¦fono no constan quejas; si no hay quejas, no hace falta actuar.
Para quejas sobre las administraciones y empresas p¨²blicas pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atenci¨®n de Francesc Arroyo.
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