Villa, encantado con Torres

Villa es un hombre coqueto. El d¨ªa de su triplete con la selecci¨®n espa?ola no pod¨ªa ser una excepci¨®n. As¨ª es que, despu¨¦s de meter tres goles, un hecho hist¨®rico, nunca antes conseguido por un espa?ol en una fase final de la Eurocopa, se meti¨® al vestuario, se duch¨®, se mir¨® al espejo y con gel dio forma escultural a su cresta. Sali¨® a los focos y, lejos de afirmar su individualismo, lo primero que hizo fue reivindicar la unidad del grupo: "Yo marqu¨¦, pero hoy, el que abri¨® la lata fue Fernando Torres".

Hizo Villa de su ¨¦xito una demostraci¨®n de afecto hacia Torres. La puesta en escena result¨® sorprendente. Sobre todo, porque a lo largo de los ¨²ltimos meses, en los mentideros, se anunciaba un conflicto. Se dec¨ªa que Torres y Villa eran incompatibles. Que no se entend¨ªan. Que no se hablaban. Que compet¨ªan. Nada de eso ha ocurrido. Al rev¨¦s. Entre ambos tumbaron a Rusia. El autor de los tres goles tuvo muy en cuenta la celebraci¨®n. Sobre todo, despu¨¦s de rubricar el tercero. Se dirigi¨® al banquillo y se lo dedic¨® a Torres, que se encontraba en ¨¦l tras haber sustituido por Cesc. "Se ha hablado demasiado de que este grupo no estaba bien, que nos faltaba acoplamiento y unidad. No es verdad. Mis dos primeros goles, en un alto porcentaje, se los debo a Torres. El primero me lo sirvi¨® ¨¦l. Y en el segundo abri¨® los espacios que permitieron a Iniesta darme el pase. Me he beneficiado de Fernando y se lo quer¨ªa agradecer".

'El Guaje' abraz¨® con tanta fuerza a su socio tras un gol que se lesion¨® dos dedos

"Yo s¨®lo hago mi trabajo. El que decide es el entrenador. No hay m¨¢s"

Villa no dej¨® ning¨²n detalle librado al azar. En la conciencia colectiva de la plantilla perdura el recuerdo del gol de Ra¨²l a T¨²nez durante el Mundial de Alemania 2006. El ex capit¨¢n lo festej¨® autoexalt¨¢ndose a s¨ª mismo y a su camarilla, M¨ªchel Salgado y Ca?izares. Se abrazaron los tres alejados del resto, que contempl¨® la coreograf¨ªa con perplejidad. Ayer, Villa pretendi¨® exorcizar esos fantasmas. Que su dorsal sea el 7, el n¨²mero que Ra¨²l siente como propio, tiene una simbolog¨ªa nada circunstancial.

El pr¨ªncipe Felipe, que se present¨® en Innsbruck antes del partido, felicit¨® a Villa por sus goles. El delantero, que se fue con el bal¨®n bajo el brazo, se mostr¨® orgulloso. "Para m¨ª, ha sido un honor", dijo. Sus tres tantos merecieron el homenaje. El ¨²ltimo futbolista espa?ol que consigui¨® algo igual fue Michel en el Mundial de Italia 1990, contra Corea del Sur. Han pasado 18 a?os.

"Cuando empez¨® la concentraci¨®n, se dijo que yo ir¨ªa al banquillo y que Torres jugar¨ªa", record¨® Villa; "yo s¨®lo digo que hago mi trabajo. El que decide ponerme es el entrenador. No hay m¨¢s. Ahora hemos terminado jugando con Fernando juntos. ?l es fundamental para nosotros. Hoy hemos estado juntos para ayudar a dar el primer paso. Porque eso es lo que ha sido este partido. Todav¨ªa queda mucho por delante".

Tanto amor profesa Villa por Torres que, tras el primer gol, se abalanz¨® sobre su compa?ero del ataque y le abraz¨® con tanta fuerza que se rompi¨® los dedos. "Me lo he hecho festejando", dijo El Guaje al salir de la ducha. En su mano izquierda, como un trofeo, luc¨ªa una venda blanca enroscada alrededor de sus dedos anular y coraz¨®n.