El cine a sus pies
Yo siempre he querido que los pedantuelos y los que se pegan al nombre de la fama y sienten admiraci¨®n por decreto se vayan de una vez a la mierda y nos dejen gozar a la gente corriente con un montuno de Celia Cruz, un solo de Peter Nero (Pourquoi pas?) o un mon¨®logo de Hamlet o de Gila. Todo esto puede que haga enrojecer de ira a quienes lo lean pero a m¨ª me da igual. No pienso cambiar", as¨ª de claro lo tiene Jes¨²s Franco, autor de m¨¢s de 200 largometrajes de serie B, C o D, compositor, int¨¦rprete, con la carrera de piano por el Conservatorio de Madrid y licenciado en Derecho. Pues bien, a este martillo de pedantes le rinde la Cinemateca Francesa, en Par¨ªs, un inmenso homenaje que comenzar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 18 con la proyecci¨®n de Necronomicon y finalizar¨¢ el 31 de julio con Vampire junction. Un mes y medio en el que se exhibir¨¢n 67 largometrajes en honor del m¨¢s prol¨ªfico e independiente realizador espa?ol. Un dato: "De las 208 pel¨ªculas que hice, ninguna est¨¢ subvencionada", explica en su piso de M¨¢laga.
Jes¨²s Franco contin¨²a con su alegato en favor de la sinceridad: "En cuanto al cine se refiere, lo que hay que hacer es tirar a la basura los viejos guiones, las astutas historias de amores y desamores rom¨¢nticos y contar lo que t¨² quieras, poco importa si es la sublimaci¨®n de una receta de Argui?ano o un poema dad¨¢. Seamos, para siempre, sinceros y, sobre todo, no tengamos miedo de nosotros mismos. Esto, por supuesto, es extensible al erotismo, al mundo de las sensaciones, al placer de superar prohibiciones y tab¨²es. Ya est¨¢ bien de doctrinas, de monsergas y esclavitudes. Lo malo es que casi nadie se atreve a franquear esa rid¨ªcula fronterita de nada. Prefieren justificar su cobard¨ªa con unos supuestos previos de mierda. Peor para ellos, peor para todos".
Probablemente lo que mejor define a Jes¨²s Franco (Madrid, 1936), director de cine, m¨²sico y compositor, es el exceso. Todo en ¨¦l es excesivo pese a su apariencia fr¨¢gil: m¨¢s de 200 pel¨ªculas entre pecho y espalda como realizador en algo menos de 50 a?os de oficio, varias bandas sonoras, cuatro discos y varias pel¨ªculas en calidad de actor, como en la espl¨¦ndida El crimen de Mazarr¨®n, de Fern¨¢n-G¨®mez.
Desde su primer largometraje, Tenemos 18 a?os (1959), hasta, de momento, Snakewoman (2005), la filmograf¨ªa de Jes¨²s Franco es un homenaje al cine de g¨¦nero. Basta recordar algunos t¨ªtulos para comprender el valor reivindicativo del homenaje de la Cinemateca Francesa: Vampiresas 1930, La muerte silba un blues, Necronomicon, Fu-Manchu y el beso de la muerte, Virgen entre los muertos vivientes, Gemidos de placer, El hombre que mat¨® a Mengele, Mu?ecas rotas, Killer Barbys contra Dr¨¢cula o Flores de perversi¨®n.
PREGUNTA. No es el primer homenaje que le dedica la Filmoteca de Francia pero s¨ª el m¨¢s importante por la cantidad de pel¨ªculas que se exhibir¨¢n. ?Qu¨¦ siente al convertirse en el epicentro de ese lugar m¨ªtico para los cin¨¦filos del mundo, al que acudi¨® en su juventud con devoci¨®n?
RESPUESTA. Estoy encantado de que la Cinemateca Francesa se ocupe de m¨ª de esa manera casi exhaustiva. Creo que desde los tiempos heroicos de Henri Langlois, la Cin¨¦math¨¨que ha sido uno de los pocos faros y gu¨ªas del cine mundial. El problema que yo tengo es que estoy casi seguro de no merecer ese homenaje, que de todas maneras me cae encima sin que yo haya hecho nada para recibirlo. Me tranquiliza el hecho de que conociendo como conozco el frenes¨ª y la dedicaci¨®n con que estos amigos trabajan, dentro de un par de meses casi nadie se acordar¨¢ ya de Jess Franco y sus fantasmadas. No te olvides de que yo soy un m¨²sico de jazz, sobre todo. No niego que entre mis doscientos y pico solos no haya alguno que est¨¦ bien. Al menos parcialmente. Pero este tema nos llevar¨ªa a unas disquisiciones metaf¨ªsicas que no hacen al caso. El cine, como el jazz, es algo vivo, que fluye, que te acompa?a, que te ayuda a vivir. Conozco mis limitaciones, s¨¦ que mis pel¨ªculas no contienen mensajes subliminales para las generaciones venideras. Nunca he querido ser trascendente y me doy por satisfecho con el simple hecho de que una entidad de la importancia de la Cin¨¦math¨¨que Fran?aise ense?e por fin una gran parte de mi trabajo. Casi nadie lo conoce, pero todo el mundo ha hablado de ¨¦l. No me importa ser vilipendiado por la cr¨ªtica, el p¨²blico o el Vaticano. Mis pel¨ªculas corresponden a estados de ¨¢nimo, a putos sentimientos o feelings, como dicen los pedantes. Parece ser que ahora hay m¨¢s gente por ah¨ª que conecta -sobre todo gente joven- con esos sentimientos. Pero no le demos m¨¢s vueltas, "as¨ª es la rosa". Una rosa que est¨¢ ya un poco mustia pero en plena efervescencia.
P. En sus Memorias del t¨ªo Jess (Aguilar) queda muy claro su enorme inter¨¦s por la m¨²sica, sus composiciones, el ambiente familiar que estimul¨® su afici¨®n, sus contactos con gente como Chet Baker en Par¨ªs...
R. Yo le debo a Francia todo lo que soy. Lo siento por ellos. All¨ª aprend¨ª lo que es la libertad, la m¨²sica, el cine... Cuando yo llegu¨¦, escapando de la atm¨®sfera irrespirable del franquismo, me ofrecieron enseguida la libertad, sobre todo la libertad de creaci¨®n. Lo he pasado muy bien y muy mal en Par¨ªs, en toda Francia (que conozco mejor que la mayor¨ªa de los franceses). Pero enseguida pas¨® de ser un pa¨ªs que yo visitaba a ser un trozo de m¨ª mismo. La vida me ha llevado a otros muchos sitios, algunos maravillosos y otros menos, pero yo ya no ten¨ªa posibilidad de reelegir. Cuando estoy en Par¨ªs, no voy a Par¨ªs, vuelvo. All¨ª he aprendido el cine, la literatura y todos los elementos que completan esa variopinta mezcla de arte y aventura que es el cinema. Si yo hiciera aqu¨ª una lista de personajes apasionantes que he conocido no acabar¨ªa nunca. Mencionar¨¦ s¨®lo unos pocos: Chet Baker, Art Simmons, Don Byass, Roger Guerin y, sobre todo, ese loco escoc¨¦s que se llamaba Daniel J. White, capaz de crear una m¨²sica extraordinaria si la sent¨ªa en sus tripas o unas mierdas en bote si no le conmov¨ªan al minuto o la persona o cualquier luz de la tarde. Yo he tocado siempre muy mal, el piano, la trompeta o los teclados modernos, pero tambi¨¦n, quiz¨¢ porque mis genes vienen de por all¨ª, he tenido swing y el swing es una forma de vivir.
P. Habla de estados de ¨¢nimo, con relaci¨®n a sus pel¨ªculas. Me gustar¨ªa que explicara si su ampl¨ªsima filmograf¨ªa se debe a una necesidad compulsiva de rodar, a practicar un oficio, a la necesidad de comer y sobrevivir o a todo un poco.
R. No tengo una necesidad compulsiva de rodar. Para la mayor¨ªa de mis compa?eros de oficio lo importante es rodar. Se aburren en las localizaciones, en la preparaci¨®n, en la elecci¨®n del reparto, y no digamos en el montaje. No los comprendo. Para m¨ª, buscar un exterior, dibujar un posible decorado, discutir con los t¨¦cnicos o los actores es tan importante como rodar, y tan gratificante. Todo lo que est¨¢ alrededor de la creaci¨®n cinematogr¨¢fica me interesa por igual. Puedo pasarme horas y horas corrigiendo un montaje o transformando unos di¨¢logos. Nunca me aburre. Considero cada punto o cada momento de la elaboraci¨®n de cada filme como una pieza imprescindible y apasionante. Por supuesto que si gano alg¨²n dinero que me permita seguir, me siento mucho m¨¢s a gusto. Pero no quiero ser rico ni lo he querido nunca. Quiero poder vivir decentemente y eso es todo.
P. En sus memorias hay tambi¨¦n bastantes referencias al cine y a la literatura, no s¨®lo al jazz, por m¨¢s que se defina como "un m¨²sico de jazz sobre todo". Faulkner y su Santuario, Bardem, Berlanga, Gila, Ferlosio, Ozores, Orson Welles..., una estupenda y heterodoxa lista de amistades, ?podr¨ªa comentar sus influencias extramusicales?
R. Yo me he definido muchas veces como un m¨²sico de jazz que hace pel¨ªculas. Esto no es s¨®lo una frase m¨¢s o menos colorista. Para m¨ª el jazz ha sido siempre el principio. He estudiado m¨²sica en el Conservatorio de Madrid y he tenido como maestro a mi hermano Enrique, un gran m¨²sico y un gran music¨®logo. Y un gran cr¨ªtico. Pero a m¨ª lo que me ha apasionado, hasta extremos insospechados, ha sido el jazz, la composici¨®n y tambi¨¦n la interpretaci¨®n. Jean-Paul Sartre dec¨ªa que le apasionaba el jazz porque era el grito, el alarido que a ¨¦l le estaba prohibido lanzar. Y es cierto que el jazz es una liberaci¨®n y una fuente extraordinaria por su complejidad, por el valor que tiene de aventura la improvisaci¨®n, la audacia arm¨®nica o r¨ªtmica. Ahora bien, a m¨ª, que adoro la m¨²sica, que considero a Bach como una de las cumbres de la belleza, que gozo casi hasta el orgasmo ante el m¨¢s sencillo de los c¨¢nones del barroco, no puedo remediar que mis fibras vitales se escapen de mi cuerpo ante las sonoridades de Clifford Brown o Duke Ellington. Dec¨ªa Orson Welles que ¨¦l ten¨ªa influencias de todos los directores de cine del mundo menos de los japoneses. Despu¨¦s aclaraba que en el Museo de Arte Moderno de Nueva York no hab¨ªa hasta tiempos muy recientes ninguna pel¨ªcula japonesa. Yo me apunto a esa "broma", no s¨®lo referida al cine sino al arte en general. Yo he aprendido a leer de mi hermana, que me form¨® con el Cantar de M¨ªo Cid y Platero y yo ( ? !). He aprendido y gozado de la literatura que sent¨ªa m¨¢s pr¨®xima a m¨ª (primero Azor¨ªn, despu¨¦s Baroja, u Ortega). He pasado luego a independizarme y a ser menos riguroso y selectivo. A emocionarme con Bret Harte o Mark Twain. Y desde siempre, quiz¨¢ porque era para m¨ª la fruta prohibida, he gozado con Dick Turpin, con el sheriff de La Quebrada del Buitre o con Los tres hombres buenos de Jos¨¦ Mallorqui. Poco a poco estas influencias diferentes se fueron decantando hasta que un d¨ªa descubr¨ª que a pesar de las muy doctas monsergas que recib¨ªa de mis mayores, yo lo que era es un chaval de la cultura pop y que por eso me sent¨ªa como un pez en el agua tocando Honky-Tonk, leyendo con el mismo inter¨¦s a Andreiev y a Manolo V¨¢zquez, el autor de Anacleto, o vi¨¦ndome hasta el infinito las pel¨ªculas americanas del cine negro. Mi selecci¨®n era absolutamente independiente. Me importaba poco, y me sigue importando poco, la consideraci¨®n que estos seres que yo adoro tengan ante la sociedad culta. ?Qui¨¦n ha hecho las reglas? ?Qui¨¦n decide que Camus s¨ª y Pascal no? ?Por qu¨¦ Rossellini es un autor mayor y Robert Siodmak un artesano de talento? ?Por qu¨¦ el pesti?o es respetable y respetado y una delicia de Hal Roach es algo ¨ªnfimo y deleznable?
P. Una pregunta obligada... ?Es cierto, o no, que rod¨® en ocasiones dos pel¨ªculas a la vez sin que lo supieran sus actores, cambi¨¢ndoles de traje y di¨¢logos?
El realizador se r¨ªe y responde.
R. No, hombre, por Dios... eso es una leyenda. Lo que s¨ª es verdad es que durante los a?os que estuve contratado por Roger Corman, rodaba con el estilo que ellos llaman back to back, es decir, que cuando est¨¢bamos acabando una pel¨ªcula ya me pasaban el argumento o el gui¨®n de la siguiente, de tal modo que el d¨ªa despu¨¦s de finalizar una empez¨¢bamos otra. Era una forma de aprovechar los equipos t¨¦cnicos, en ocasiones a alguno de los actores y parte de los decorados. Todo funcionaba bien porque los equipos cobraban por semanas y no hab¨ªa interrupciones.
La conversaci¨®n se extiende despu¨¦s por numerosas an¨¦cdotas cinematogr¨¢ficas y personales. Jes¨²s Franco tiene una memoria espl¨¦ndida y le encanta contar historias, como la de la peculiar relaci¨®n de amor-odio que manten¨ªa Orson Welles con John Huston, del que el primero acept¨® interpretar el papel de predicador en la adaptaci¨®n de Moby Dick del segundo con la condici¨®n de que Huston no estuviera presente en el rodaje de sus escenas, lo que respet¨®. Welles tuvo a Jes¨²s Franco como su ayudante en Campanadas a medianoche por m¨¢s que durante el rodaje le enviara a Alicante con un equipo para que filmara durante varias semanas una serie de planos de una hipot¨¦tica adaptaci¨®n de La isla del tesoro, filme que nunca realiz¨® Welles aunque s¨ª intervino en otra versi¨®n como actor. En resumen: hablar con Jes¨²s Franco, Jess Frank o cualquiera de sus docenas de seud¨®nimos, es siempre un placer.
Jess Franco: fragments d'une filmographie impossible se celebra en la Cinemateca Francesa entre el 18 de junio y el 31 de julio. www.cinemathequefrancaise.com/
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