La fiesta del agua

A marchas forzadas, como corresponde a la tradici¨®n latina de dejar las cosas para el ¨²ltimo minuto, y enfrent¨¢ndose a imponderables como la amenaza de riada, pero a tiempo para la ceremonia inaugural de ayer presidida por el Rey, abre hoy sus puertas la Exposici¨®n Internacional de Zaragoza. Durante tres meses, la capital aragonesa ser¨¢ foco de debates cient¨ªficos y culturales sobre el agua y el desarrollo sostenible, a la vez que lugar para el entretenimiento de los m¨¢s de cinco millones y medio de visitantes esperados.

Aprovechando su inmejorable ubicaci¨®n como punto intermedio entre las dos principales ciudades espa?olas, Zaragoza se ha propuesto hacer de este acontecimiento ocasi¨®n para culminar la modernizaci¨®n urban¨ªstica y de comunicaciones emprendida a fines del pasado siglo. As¨ª, tras dos a?os y medio de trabajos en los que ha habido que sortear no pocas trabas burocr¨¢ticas, y fruto de una inversi¨®n p¨²blica y privada de cientos de millones de euros, los zaragozanos ven con orgullo c¨®mo la ciudad convierte al Ebro en su calle mayor, con el puente de la arquitecta iran¨ª Zaha Hadid y la recuperaci¨®n de sus riberas, as¨ª como una serie de infraestructuras que mejoran el urbanismo municipal. Un evento de este tipo debe servir ante todo de aprovechamiento posterior para la ciudad que lo organiza. El meandro de Ranillas, donde est¨¢n emplazadas las instalaciones, se convertir¨¢ en parque empresarial cuando termine el certamen.

Pero no es menos importante el motivo tem¨¢tico de la Expo: el agua como elemento preciado y escaso, su vinculaci¨®n con el cambio clim¨¢tico y su mejor uso y distribuci¨®n. Adem¨¢s de las exposiciones did¨¢cticas sobre estos problemas, 2.000 expertos de todo el mundo debatir¨¢n sobre ellos durante estos tres meses. Ojal¨¢ que de esos debates sobre el clima, la deforestaci¨®n, la energ¨ªa y la gesti¨®n del agua se extraigan ideas que comprometan a los Gobiernos a su aplicaci¨®n.